viernes, 20 de noviembre de 2009

El Abencerraje y la bella Jarifa


Un moro joven y apuesto llamado Abindarráez, perteneciente a la noble familia de los Abencerrajes, estaba enamorado de una morita de Coín, llamada Jarifa, y la visitaba tan frecuentemente como podía, a pesar del peligro, pues los cristianos dominaban los caminos entre Loja y Archidona.

Un día, cerca del lugar conocido por Venta Cañada, unos lanceros cristianos apresaron a Abindarráez y lo condujeron ante el alcaide de Antequera, el anciano don Rodrigo de Narváez. El joven prisionero se echó a llorar.

-Me extraña mucho ver llorar a un guerrero de tu familia -le dijo el alcaide.

-No es por mi cautiverio -respondió el joven-, sinó porque mañana me iba a casar con mi enamorada, la bella Jarifa, y me imagino su dolor cuando vea que no aparezco.

El alcaide Narváez meditó un momento y dijo: -Si me prometes que volverás al cabo de tres días te dejaré libre para que puedas casarte con Jarifa.

Abindarráez lo prometió y lo dejaron marchar. Aquel mismo día se unió con Jarifa, celebraron las bodas y vivieron dos días de felicidad y mucho trasiego, al cabo de los cuales Abindarráez le confesó a su esposa que tenía que abandonarla para reintegrarse a las prisiones del alcaide de Antequera.

-No te dejaré ir -dijo Jarifa-. Si vas a ser prisionero compartiré tu prisión.

Aquel día, al atardecer, al cumplirse el plazo que el alcaide había otorgado, los dos enamorados llegaron a Antequera y se presentaron ante Narváez, el cual, conmovido por el amor de los jóvenes, puso en libertad al Abencerraje y les entregó caballos y regalos para que pudiesen regresar a Granada, donde vivieron honrados y felices.


(según Juan Eslava Galán en España insólita y misteriosa)

lunes, 16 de noviembre de 2009

Los duros sevillanos


A finales del siglo XIX se detectó la acuñación de unos duros falsos en Sevilla. (Por eso se les llamó "Duros Sevillanos").

Incluso ha quedado un refrán al respecto: "Eres mas falso que un duro sevillano".

La excusa que dieron los falsificadores fue que el gobierno español, ponia menos plata de la que prometía su verdadero valor, enriqueciendose a espaldas del pueblo por lo tanto. Asi que ellos decidieron hacer lo mismo poniendo aun menos plata y ganando más, aunque se dijo también que su plata era de mejor calidad que la de los verdaderos...

domingo, 8 de noviembre de 2009

La traición de don Julián


Parece que el causante directo de la invasión musulmana de España en el año 711 fue el gobernador de Ceuta, el conde don Julián, despechado porque el rey don Rodrigo había seducido o violado a su bella hija Florinda o la Cava, a la que el confiado padre había enviado a educarse en la corte de Toledo. El conde don Julián quería vengarse de Rodrigo a toda costa, aunque para ello tuviera que arruinar el reino godo. Facilitó a los moros el paso del Estrecho, que estaba encargado de vigilar.

Los moros conquistaron España en poco más de un año; a los cristianos les llevaría cerca de ocho siglos reconquistarla.
Según una tradición cordobesa, el alma en pena del conde don Julián se aparecía a veces en figura de caballero para confesar sus culpas a algún viandante. En una ocasión, el alguacil Morales se dirigía al pueblo de Pedroche a cumplir un recado cuando se extravió en la sierra y fue a dar en unas chozas en las que habitaba un anciano matrimonio al cuidado de unas colmenas. Caía ya la noche y Morales pidió permiso para dormir en un cobertizo exterior, ya que en la choza no había espacio ni cama. Entonces, el anciano apicultor le dijo: -No haga eso, señor, y siga su camino hasta que se aleje de aquí por lo menos un par de leguas, porque aquel castillo en ruinas que ve usted al otro lado de esta nava perteneció al conde don Julián y su fantasma vaga por la noche arrastrando cadenas y profiriendo unos aullidos que hielan la sangre.

Morales no era hombre que se asustara fácilmente. Por lo tanto decidió que el aviso del anciano era razón de más para quedarse y probar su valor.

Lo que Morales vio y oyó aquella noche nadie lo ha contado. Sólo sabemos que cuando regresó a Córdoba colgó la espada y en adelante fue un hombre temeroso de Dios y muy devoto.
En el mismo pueblo de Pedroche existe un antiguo convento en el que, según la tradición, pasó la vida la hija del conde don Julián, Florinda o la Cava, cuya hermosura fue causa involuntaria de la pérdida de España.

En cuanto al rey don Rodrigo, el rijoso que violó a la muchacha, desapareció en la batalla de Guadalete y no se volvió a saber de él, pero hay tradiciones que nos lo retratan expiando sus culpas como ermitaño e incluso, más crudamente, enterrado vivo en un sepulcro con dos grandes serpientes. El romance relata su muerte:
Ya me comen,
ya me comen
Por do más pecado había
A tres cuartas del pescuezo
y a una de la barriga.

(según Juan Eslava Galán en España insólita y misteriosa)