viernes, 13 de julio de 2018

La cuna del castellano - San Millán de Cogolla


Los reinados de Sancho I y Ordoño IV coinciden con el nacimiento de nuestro castellano. Mientras los primos reales y los nobles andan metidos en peleas y el conde Fernán González ejerce de arbitro de la situación política como si se tratara de una partida de ajedrez, dando jaque mate a los reyes de León, en un rinconcito del condado de Castilla se están dando los primeros pasos del nacimiento de la lengua castellana. 
Ocurrió en el pequeño monasterio de San Millán de la Cogolla, conocido por Suso (de arriba), donde un monje traduce un sermón de san Agustín en romance vulgar. Escribe unas anotaciones (glosas) al margen del texto con la idea de aclarar algunos términos escritos en latín culto y así facilitar su lectura e interpretación. Aquellas primeras palabras, que también aparecieron al mismo tiempo en otros documentos del monasterio de Silos (Burgos), fueron llamadas glosas emilianenses (San Millán) y silenses (Silos). Estas fueron algunas de aquellas palabras traducidas: incólumes [sanos y salvos], prius [antes], manifestant [parecen], limpha [agua|, memoralio [memoria] y módica [poca].
Y así, en aquel ambiente de rebeldía y separación, la nueva lengua participó en la declaración de distinción y diferenciación con respecto a la lengua leonesa, el viejo latín, anclado en el pasado y sin evolucionar. El castellano se mostraba con una personalidad innovadora que fue modificando rasgos lingüísticos aportando avanzadas soluciones fonéticas como la diptongación de las vocales e (septe [siete]) y o (porta [puerta]).

(Javier Leralta)

No hay comentarios: