A consecuencia de estas inundaciones, conocidas como la Gran Riuada, se realizó una colosal obra para desviar el cauce del Turia -sufragada con impuestos especiales por los propios valencianos—, que sin duda fue lo que salvó a la ciudad de la terrible riada provocada, el 20 de octubre de 1982, por la rotura de la presa de Tous, que debido a graves defectos de diseño y construcción no pudo contener la enorme cantidad de agua embalsada tras las lluvias torrenciales habidas a causa de una particularmente intensa "gota fría".
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