martes, 20 de noviembre de 2012

Origen de las "Sopas de ajo"

Cuenta esta leyenda que, estando el rey Jaime I en la ciudad de Teruel, cayó tan enfermo que todo el mundo temía por su vida. La enfermedad parece ser que le sobrevino como consecuencia de una cacería que había realizado en tierras de Gea de Albarracín. Ni los médicos judíos de Teruel, ni los propios galenos de la Corte, acertaban el remedio para sus males, y el rey estaba cada vez peor.

A uno de sus súbditos se le ocurrió la idea de aplicar al rey el mismo remedio que había utilizado, hacía tiempo, con un familiar suyo: poner a hervir una cazuela con agua, pan y ajos.
Los médicos,desesperados,aunque creyendo la idea un disparate, aceptaron la propuesta del súbdito.
Pan y agua sí que había, pero no ajos. Sólo en tierras de Valencia podían conseguirse. Seis jóvenes caballeros se ofrecieron voluntariamente para ir a buscarlos al reino de Valencia, que por aquel entonces todavía estaba bajo dominación mora. Tras mucho buscar consiguieron cinco cabezas del sabroso condimento. De tan peligrosa expedición sólo volvió sano y salvo uno de ellos, trayendo consigo cinco cabezas de ajos.
Una anciana fue la encargada de preparar las sopas de ajo que curaron en el acto su enfermedad y tras las cuales se le abrió tanto el apetito que continuó con unas chuletas de ciervo.
A la mañana siguiente, tras dormir como un lirón, fue informado de lo caros que habían resultado los ajos, pero el Rey, agradecido, recompensó a los familiares de los caballeros fallecidos así como al superviviente. Además dispuso que el cultivo de los ajos se propagara por todo su reino a fin de no tener que ir en próximas ocasiones al reino de Valencia y pagarlos tan caros.
Este dicen que fue el origen de las sopas de ajo.

(según Teruel Tirwal)

Basajaun, El Yeti Vasco

Basajaun o Baxajaun, el llamado "Yeti Vasco", es el Señor del Bosque o el "Señor Salvaje": son unos personajes de la mitología vasca y aragonesa de prodigiosa talla y fuerza, que los primeros pobladores de aquellas tierras encontraron habitando en los montes y bosques más remotos.

Habitaban en los bosques de Gorbea en Álava y Vizcaya y también en Irati en Navarra y en la zona de Ataun. Poseían forma humana, con el cuerpo cubierto de pelo y una melena muy larga que les llegaba hasta los pies.
Lejos de ser agresivo, era protector de los rebaños de ovejas y éstas indicaban su presencia con una unánime sacudida de cencerros. Cuando se acercaba una tempestad o los lobos, daba gritos y silbidos en la montaña para prevenir a los pastores. A cambio, los Basajaun reciben como tributo un trozo de pan que recogen mientras los pastores duermen.
Pese a lo dicho, los Basajaun aparecen a veces en los relatos como unos hombres del bosque terroríficos, de fuerzas colosales con los que era mejor no toparse, mientras que en otros los Basajaun aparecen como los primeros agricultores y poseedores de secretos de los cuales los hombres aprendieron mediante ardides a cultivar el trigo, la fabricación y uso de la sierra, de la soldadura, etc.
Junto con Tartalo y los Gentiles (o Jentil), forma parte del grupo de gigantes de montaña en la mitología vasca.
En los orígenes, como se ha indicado, los Basajaun eran los poseedores de los secretos de la arquitectura, agricultura, herrería y la vida sedentaria, y fue el civilizador Martintxiki o San Martinico quien mediante argucias les arrebató el secreto para divulgarlo a la humanidad.
Este ser mitológico también existe en la mitología aragonesa de los valles de Tena, Ansó y Broto, donde recibe los nombres de Basajarau, Bonjarau o Bosnerau
Basajaun es un personaje similar a los encontrados en todo el continente Euroasiático en forma de Ogros, Trolls, Yetis y demás "hombres del Bosque" que algunos antropólogos y etnógrafos vinculan al recuerdo de nuestra coexistencia con el hombre de neanderthal y que ha quedado escrito en nuestra memoria colectiva en forma de mitos y leyendas.

(Datos de Wikipedia - Foto de "Infinito Misterioso)

San Saturio

La tradición sitúa a San Saturio como un eremita soriano que vivió en la segunda mitad del siglo VI. Su muerte se data hacia el año 570, aunque la Historia no tiene suficientes datos escritos como para reconstruir de manera fiable los detalles de su vida.

Al parecer, Saturio procedía de una familia de nobles y ricos visigodos. Cuando sus padres murieron repartió sus bienes entre los pobres, siguiendo los consejos evangélicos y se retiró a una cueva en la Sierra de Santa Ana, donde llevó una vida de oración continua y de contemplación y construyó un oratorio en honor del Arcángel San Miguel, del que era muy devoto.
San Saturio recibió cuando ya era una anciano la visita de Prudencio atraído por la fama de santo de que gozaba Saturio. Durante siete años le enseñó las virtudes evangélicas, hasta que murió. Prudencio le enterró allí en la cueva y volvió a La Rioja, donde siguió evangelizando y fue posteriormente elegido Obispo de Tarazona. San Prudencio quiso volver a la cueva de Saturio para rendirle un homenaje, y organizó una peregrinación para venerar las reliquias de su maestro, a quien desde entonces tuvieron por santo. Así fue como Saturio, por aclamación popular se elevó a los altares, práctica aprobada por la Iglesia entonces.
Hay documentos conservados en el archivo de la Santa Iglesia Concatedral de Soria de los que se deduce el culto que desde entonces se tributó a San Saturio en esta ciudad. También se sabe que en Soria hubo una parroquia dedicada a San Prudencio, sin duda por su relación con San Saturio. Su pila bautismal se conserva en los claustros de la Concatedral de San Pedro

(texto y foto según Wikipedia)

jueves, 15 de noviembre de 2012

El hombre de las palomas

Pedro Sampablo había nacido en Zamora en 1881. Poco después fue abandonado por sus padres y recogido en un hospicio. A los dos años fue adoptado por una nodriza de Villalcampo (Zamora) que lo devolvió al hospicio con nueve años cuando dejó de recibir la subvención del establecimiento.
Si alguien tiene idea de lo que entonces era un hospicio, comprenderá que nuestro personaje escapase en cuanto tuvo ocasión. Protegido por un sacerdote fue monaguillo y recorrió Castilla pasando por Corrales (Zamora) y Tordesillas (Valladolid). Fue operario de una imprenta, repartidor, mozo de cuadras en Valladolid capital y siempre acuciado por la necesidad pasó por Avila y Arevalo.
Anduvo perdido en un bosque durante 20 días, alimentándose de hierbas y hojas de arbustos.
A los 18 años conoció a un sargento que viajaba para cobrar las pagas que le debían por sus servicios en Cuba. El militar le llevó al cuartel de El Escorial, donde le dieron de cenar y tanto comió que se puso enfermo por falta de costumbre. La noche siguiente la pasó al raso en una dehesa hasta que los vaqueros que echaron de allí.
Ya en la capital, tentó suerte en el mundo de los toros y quiso alistarse en el ejército pero fue rechazado por corto de talla. En Madrid fue trampeando gracias a las facilidades que le ofrecía la gran ciudad. A los 25 se casó, cuentan que el 31 de Mayo de 1906, el mismo día que lo hacía Alfonso XIII con Victoria Eugenia de Battenberg. Tuvo seis hijos.
Un día que fue a Toledo a comprar corderos, unos ladrones le drogaron y le robaron el dinero. Sin saber como, despertó en la playa de Gijón y no atreviéndose a volver a casa, pensó en buscar en América la suerte que su patria le negaba. Su mujer le creyó muerto.
En Cuba hizo de peón, en Méjico fue camarero y en Brasil trabajó en la construcción del ferrocarril hasta que en 1926 decidió regresar a España.
Después de buscar infructuosamente a su familia se afincó en Barcelona donde trabajó en la construcción de un túnel y en Casa Cros, acabando de acomodador en un cine.
Cansado de dar tumbos, determinó dedicarse a la cría de palomas. Empezó con seis a las que puso el nombre de sus seis hijos.
Se hizo famoso, como en la Barcelona de entonces se hacían famosos estos personajes excéntricos y desarragaidos y en 1960, gracias a la televisión, su mujer le reconoció. Pero ya era tarde porque su supuesta viuda se había casado con su cuñado (se ignora cuñado de quien).
Murió pocos años más tarde, fracasado pero feliz. En 1988, el barrio de la Sagrada Familia se apropió del personaje y le convirtió en uno de los gigantes de las fiestas del barrio.

(datos y foto de Bereshit)

La Monja Egeria

Egeria es considerada la primera viajera y escritora de habla hispana. Era una mujer culta y muy rica de la región, que en aquellos días comprendía un territorio mucho más extenso que el que ocupa Galicia en la actualidad. Se le conocía como el extremo más occidental del mundo.

Sus datos personales todavía son cuestionados por los historiadores, pues ella habló poco de sí misma en sus escritos. No obstante, por las fechas y lugares que menciona, se infiere que perteneció a la familia del emperador Teodosio I. Se sabe también que fue abadesa de un convento, que tenía conocimientos de griego, literatura y geografía, y que fue querida y respetada por sus contemporáneos.
Su primer viaje fue a Jerusalén, motivado por su sed de conocimiento; prudentemente la cubrió con el paño de visita piadosa. La verdad es que quería conocer los llamados lugares santos pues deseaba comprobar los datos geográficos que se tenían sobre esa parte del mundo.
En su largo viaje (entre 381 y 384) fue escoltada y acompañada por personajes que encontraba en el camino, desde sacerdotes hasta altos militares, quienes consideraban un honor acompañarla. La chica no desperdició el tiempo y escribió un diario, Peregrinación o itinerario, en donde detalló los pormenores de su viaje, las cosas interesantes que encontraba y las costumbres de cada lugar.
En su viaje atravesó el sur de Galia (hoy Francia) y el norte de Italia; cruzó en barco el mar Adriático. Es seguro que llegó a Constantinopla en el año 381. De ahí partió a Jerusalén y visitó los alrededores: Jericó, Nazaret, Galilea, Cafarnaúm, describiendo meticulosamente templos y santuarios.
Egeria permaneció un tiempo en la zona, planeando otras expediciones. Su recia personalidad fue admirada por algunas personas y severamente criticada por otras, pues en aquella época ninguna mujer “de buena cuna” salía sola, ya no digamos de su país, ni siquiera de su pueblito. El viaje de Egeria fue un gesto de libertad soberana que retó a todo el mundo conocido.
Se sabe que la joven parte de Jerusalén hacia Egipto en 382, visita Alejandría y recorre Tebas por el río Nilo; regresa a Jerusalén y llega hasta el Mar Rojo, el Sinaí... Su pasión la lleva a establecer los lugares exactos de cada monasterio y santuario que encuentra en su camino.
En varios tramos de su recorrido tuvo que ser acompañada por soldados romanos pues eran parajes peligrosos, muy difíciles de transitar, con climas extremosos y habitados por bandas de ladrones.
Después de viajar durante más de tres años, Egeria emprende el regreso a su patria siguiendo otra ruta, para conocer distintos lugares. Va hacia Antioquia, pasa por Edesa y Mesopotamia, atraviesa el río Éufrates y el territorio de Siria. Quiso entrar a Persia pero se le impidió el ingreso, por lo que debió seguir hacia Constantinopla.
Aquí acaba el diario y el resto de su existencia es un misterio. Se cree que Egeria empezaba a sentirse enferma, pues en sus últimos escritos hace alusión a un gran cansancio y a su poca apetencia por alcanzar Galicia. Se desconoce si volvió a su patria. Algunos años más tarde se derrumbó el imperio romano y hubo gigantescas invasiones bárbaras, por lo que viajar se convirtió en un enorme peligro y las mujeres vivieron más encerradas que nunca. Quizá la peregrina encontró su lugar en las amplias calzadas romanas…