sábado, 31 de enero de 2015

Concepción Arenal

Concepción Arenal, siendo muy niña, aprendió sola varios idiomas, y siendo adolescente, se vio obligada a asistir a las clases de la Universidad vestida de hombre, debido al rechazo que existía en su época hacia las mujeres que estudiaban.
Ya casada, escribía frecuentemente artículos, que firmaba con el nombre de su esposo y, cuando enviudó, el director del diario "Iberia”, al enterarse que era ella la autora de los interesantes artículos, le ofreció seguir escribiéndolos, pero... pagándole la mitad de dinero. Escribió numerosos libros, destacando sus "Estudios penitenciarios", tanto, que, en varios Congresos Penitenciarios europeos, presentó interesantes informes.
Una frase encierra todo su pensamiento:
 
"Abrid escuelas y se cerrarán cárceles" 

(María Francisca Olmedo de Cerdá - Anecdotario histórico español)

viernes, 30 de enero de 2015

Omar Ben-Hafsun

Omar ben Hafsun era un noble muladí­ (descendientes de cristianos convertidos al Islam) que dirigió una guerra de guerrillas contra el emirato de Córdoba.
Nieto de cristiano aunque musulmán de nacimiento encabezó una rebelión a finales del siglo IX hasta su muerte en 917, que mantuvo en jaque a los distintos emires de Córdoba. El conflicto fue expresión del malestar social, donde los judí­os son perseguidos, el fundamentalismo de Eulogio de Córdoba incitando al martirio de los mozárabes (cristianos en tierras musulmanas) y el desprecio de los árabes hacia los muladí­es (a los que tratan como musulmanes de segunda), dan lugar a que los muladí­es y algunos mozárabes se unan a Ben Hafsun en su lucha contra los omeyas.
Ben Hafsun creó un estado en Bobastro (inicialmente se identificó con el pueblo de Barbastro en Huesca, pero hoy se acepta que debió de estar en Málaga) desde donde llegó a amenazar Córdoba. Llegó a controlar una extensión de terreno entre Algeciras y Murcia, incluyendo ciudades como Ecija, Archidona, Baeza y íšbeda. El emir al-Mundir logra recuperar varias plazas y lo aisla en el castillo inexpugnable de Bobastro, donde tras el asedio y alguna que otra traición fallece en la batalla. Le sucede su hermano Abdallah quien debe levantar el asedio por otros problemas en al-Andalus. Ben Hafsun, libre otra vez, recupera algunas de las plazas perdidas y casi pone cerco a Córdoba.
El emir Abdallah se da cuenta del grave problema y decide echar toda la carne en el asador. Crea una alianza con la familia muladí­ de los Banu Qasi (hijos de Casio), que controlan la marca Superior, y lo vuelven a aislar en Bobastro. En 899 comete un grave error, se convierte al cristianismo adoptando el nombre de Samuel. Con esto, Ben Hafsun trata de ganarse la amistad y apoyo de Alfonso III y de los mozárabes, pero el resultado final es que muchos de los muladí­es que lo han apoyado lo abandonan.
Fallece en 917 luchando en Bobastro. Sus hijos continúan la lucha hasta el 928, cuando Ab al-Rhaman III toma el castillo.

(Fuente: Diccionario de Historia de España – Carlos Ferrera. Califas, guerreros, esclavas y eunucos – Juan Eslava Galán)


jueves, 29 de enero de 2015

Los Alixanos - Alija del Infantado

Situados en la parte alta del edificio del Ayuntamiento , en la torre donde se encuentra el reloj , estos dos muñecos son el detalle final del edificio .Son llamados " alixanos " , porque el pueblo , en sus orígenes , tenia el nombre de Alixa .Van vestidos con el traje típico de la villa , hoy día utilizado para los bailes regionales y representado también en otros actos tradicionales , como el Antruejo que hace referencia a la historia de la localidad .Estas dos tallas policromadas fueron hechas por Fidenciano Carballo , artista natal de Alija , aquí mas conocido por " Ciano el Santero " , quien , de forma gratuita , dono ambas figuras al pueblo .

(Minube)

martes, 27 de enero de 2015

Antonio Gaudí - Una muerte absurda

El máximo exponente del modernismo catalán falleció atropellado por un tranvía en Barcelona. Hasta aquí todo queda en un fatídico accidente.
Lo extraño, es que tras el fatal percance, quedó en el suelo tirado sin que nadie le reconociese, ni las monjas que le auxiliaron en el hospital sabían de quien se trataba. El capellán de La Sagrada Familia fue el primero en reconocerle, pero pocos días después de su ingreso en el hospital, falleció.

La Taberna del Convento

Cuenta la tradición que en la esquina de la calle Barrionuevo con la Concepción Jerónima tenía el convento de Santo Tomás una bodega semejante a los famosos órganos de Móstoles servida por tres legos que pulsaban, a gusto del consumidor, ya el órgano del tinto, ya del moscatel ya del pardillo, hasta que en una visita girada por el General de la Orden de Santo Domingo, fué suprimida la bodega pública.
Un anciano vecino de Madrid nos manifiesta que la venta de vino al por mayor existió en un local accesorio del convento, casi frente a la calle de Barrionuevo, local que después se convirtió en restaurante popular, designado con el nombre de El Sotanito, famoso por su especialidad en chuletas asadas.

(Hilario Peñasco de la Puente - Las calles de Madrid)

lunes, 26 de enero de 2015

Jaime el Barbudo

Jaime Joseph Cayetano Alfonso Juan, popularmente conocido como Jaime el Barbudo nació en Crevillente el 26 de octubre de 1783 y murió en Murcia el 5 de julio de 1824. Fue un bandolero español de principios del siglo XIX.
Tras matar a un vecino del pueblo en 1806, huyó a las montañas. Su vida de bandolero se desarrolló en tierras alicantinas y murcianas.
Durante la invasión napoleónica de la Península (1808-1814), luchó contra los franceses en la Región de Murcia. Al final de la guerra, volvió a sus actividades delictivas.
Durante el Trienio Liberal (1820-1823), Jaime se declaró enemigo de los liberales y, con la proclamación como rey absoluto de Fernando VII en 1823, el bandolero se convirtió en un verdadero héroe. Pero una vez más, volvería a cometer nuevos excesos.
Durante los últimos años de su vida se puso en contacto con El Ángel Exterminador, un grupo ultracatólico de Murcia que, finalmente, le traicionó. Fue detenido en Murcia en 1824 y ejecutado el 5 de julio de ese mismo año en la plaza de Santo Domingo de esta misma ciudad. Aunque su muerte fue a causa de la horca, se sabe que su cuerpo fue mutilado y sus despojos expuestos en diversos puntos de la provincia de Murcia y Alicante.

(Wikipedia)

domingo, 25 de enero de 2015

El sombrerero del Rey

Según dice Larruga, desde 1727 á 1738 existió en la calle del Barquillo una notable fábrica de sombreros, a cargo de Vicente González, que hacía por término medio 8.000 sombreros al año. Después se estableció en la calle de la Montera.
El primer fabricante de sombreros que hubo en Madrid fué Diego Paz, que desde 1680 los fabricaba de lana de vicuña, de Persia, de pelo de camello y añinos finos de Segovia, de tan buena calidad, que fué proveedor del Rey, como consta por una Real cédula de 18 de Diciembre de 1733.

(Hilario Peñasco de la Puente - Las calles de Madrid)

El pleito de los delfines

Desde siempre, los delfines ( llamados también calderones) han tenido una estrecha relación con los humanos, pero desde hace tiempo su visión en las costas es casi imposible. Para justificar esa desaparición existe la leyenda del pleito de los delfines.
Hace tiempo los delfines abundaban en las costas de Candás, Gijón y Luanco. Dotaban a las costas de gran alegría pero causaban grandes destrozos a los pescadores en sus redes, y como consecuencia de ello a su economía. Los pescadores desesperados hicieron una demanda para que el cura de San Félix de Candás, el señor Don Andrés García Castro, la presentase ante el Obispo de Oviedo.
Así procedió el cura, y llevó la demanda hasta Oviedo. Celebrado el oportuno juicio, se encomendó al Padre Maestro fray Jacinto de Tineo que se embarcara al mar, junto con un notario y los testigos pertinentes y leyendo la sentencia a los delfines les sugiriera desaparecer de la costa.
Fray Jacinto de Tineo así lo hizo, leyendo las censuras a los delfines, así que los calderones, tomaron la decisión de no volver a molestar a los pescadores y a sus redes, y por supuesto a su economía.
Desde ese día, los delfines no se acercan a las costas y cuando de vez en cuando aparece alguno varado en la orilla es por el castigo de haberse saltado las leyes.


(Leyendas de Asturias)

martes, 20 de enero de 2015

El bolero

El baile popular típico del castizo de finales del siglo XVIII y gran parte del XIX fue el Bolero. Ha sido el bolero baile de gran éxito en todas las regiones de España, hasta el punto de que a finales del  del siglo XIX se acostumbra terminar las funciones de teatro «con el baile nacional», que consistía en un bolero bailado por varias parejas. Este baile es derivación del fandango y, quizás, de las seguidillas. De él dice Curt Sades en su “Historia Universal de la Danza”   la violencia del fandango se transforma ahora en suave halago; es el triunfo de la ternura”. La parte principal la tiene la mujer, con sus movimientos más expresivos y apasionados que los del hombre; éste la corresponde más sosegadamente y le sirve de contrapunto mientras los pies de la mujer no están ni un momento en reposo".
Consta de tres partes: el paseo, las coplas y el desplante. Las coplas se dividen cada una en tres estribillos, en cuyos intermedios se hacen mudanzas o paradas entre los bailadores y al final de cada copla, se hace una parada desplante. El primer estribillo, llamado paseo, sólo sirve para lucir la gallardía y el braceo de cada bailarín al andar así como en las «paradas» o «desplantes» del baile que ha de adoptar la pareja igualmente una postura altiva y graciosa, que suele ser jaleada por el público con el típico «¡Bien parado!» con que también se jalean las seguidillas.
Su compás es ternario, el movimiento de danza es andante y allegro, y se acompaña de guitarra, tamboril o castañuelas, según regiones.
Tuvo éxito entre los grandes músicos modernos: Chopin, Weber, Berlioz, Verdi pusieron boleros antes que Ravel el de 1928.

Tambíén se bailaron mucho en Madrid las seguidillas, el fandango y la jota. 

lunes, 19 de enero de 2015

La Real Fábrica de Paños de Diego López - Béjar

La Real Fábrica de Paños de Diego López fue una de las fábricas de paños más importantes de Béjar en el Siglo XVIII.
El actual edificio de dos alturas conserva un patio con restos de la primitiva edificación que fue un palacio de verano del Obispo de Plasencia D. Gonzalo de Stúñiga, frente a la iglesia de Santa María.
Diego López consiguió romper el monopolio del Duque de Béjar y erigirse como Real Fábrica de Paños de Diego López.
Ya que en el año 1782, el rey Carlos III y la Junta de Comercio autorizaron a Diego López a teñir en su Fábrica de Paños, actividad hasta entonces monopolizada por el Duque de Béjar. Así mismo colocó sobre su fachada el Escudo Real, con el Toisón de Oro y la inscripción "Real Fábrica de don Diego López".

domingo, 18 de enero de 2015

Los juglares en los castillos

En la Edad Media se nominaba juglar al individuo que, a cambio de algún dinero, recitaba y cantaba para recreo de príncipes, magnates y damas. A partir del siglo XII la voz jocularis sustituyó progresivamente a los términos histriones, mimos y otros semejantes, siempre bajo la acepción de bufón, truhán o histrión que divertía a los poderosos.
De entre sus muchas significaciones se impuso la de considerar juglar a todo aquel que se ganaba la vida actuando ante un público para recrearle con su música, canto, palabra, acrobatismo o juego de manos.
En España se documentó la voz juglar desde 1116, en Sahagún, designándose con ella, a lo largo de la Edad Media, tanto al compositor como al ejecutante, Gonzalo de Barceo se llamo a si mismo juglar de la Virgen.
Al aparecer el término trovador, se reservó para el creador de la letra y música, mientras que se denomino juglar al ejecutante.
Si el juglar interpretaba cantares de gesta se le consideraba perteneciente a la juglaría épica, si salmodiaba poemas líricos, se le incluía en la juglaría lírica. Pese a contar con el apoyo de los reyes y magnates en sus castillos la condición social de los juglares era ínfima y lamentable.

(Castillos de León)

sábado, 17 de enero de 2015

Lili Alvarez

Elia María González-Álvarez y López-Chicheri, más conocida como Lilí Álvarez, nació en Roma el 9 de mayo de 1905 fue una deportista, escritora y periodista española. Practicó numerosos deportes, destacando como tenista y patinadora, aunque también practicó esquí, alpinismo, equitación, billar y pilotó coches de carreras.
En 1926 su nombre llenó las páginas deportivas de la prensa londinense. Lili Alvarez alcanzó la final del torneo de Wimbledon, aunque acabó perdiendo ante Susana Lenglen.
Murió en Madrid el 8 de julio de 1998.

viernes, 16 de enero de 2015

La última batalla de Almanzor

Almanzor fue el azote de los reinos cristianos entre los años 977 y 1002. Realizó decenas de campañas de conquista, sometimiento y saqueo y nunca fue vencido por las tropas de los distintos reinos y condados cristianos. No es de extrañar que su muerte, acaecida en el año 1002 en Medinaceli, fuera el origen de alguna leyenda.

La leyenda
Así se cuenta que Almanzor, tras haber asolado Galicia y haber profanado Santiago de Compostela, se encaminó hacia Castilla. Pero las tropas del rey Bermudo II de León y del conde García Fernández de Castilla le salieron al paso en la localidad de Calatañazor (Soria). El enfrentamiento fue duro, encarnizado, y murieron miles de musulmanes y al llegar la noche Almanzor, comprendiendo que no podía vencer, se dio a la fuga. Al día siguiente, las tropas cristianas fueron hacia el campamento enemigo pero lo encontraron vacío aunque repleto de botín.
Esta fue la primera derrota y, a la vez, la última batalla de Almanzor. Y algo admirable ocurrió después: desde el mismo día de la derrota, un hombre, que parecía pescador, se lamentaba en las calles de Córdoba en castellano y en árabe exclamando: «En Calatañazor perdió Almanzor el tambor», lo que viene a significar que Almanzor perdió su alegría, pues había sido derrotado por primera vez. La figura aparecía y desaparecía y cuentan que seguramente se trataba del diablo que lloraba el desastre de los musulmanes. Desde ese día, Almanzor no quiso ni comer ni beber y acabó por morir en la ciudad de Medinaceli, donde fue sepultado.

El hecho histórico
Realmente Almanzor no fue derrotado en ninguna aceifa por los reyes de León o los condes de Castilla. Tampoco ninguna de las campañas de Almanzor ocasionó un enfrentamiento lo suficientemente importante en Calatañazor para que aparezca en las fuentes históricas fiables. La última campaña de Almanzor se desarrolló en el año 1002 siendo rey Alfonso V de León y conde de Castilla Sancho García. Esa campaña se dirigió desde Clunia, pasando por la Sierra de la Demanda, hasta Canales de la Sierra y San Millán de la Cogolla, monasterio que fue arrasado. A su vuelta, Almanzor vio agravada su artritis gotosa y acabó por fallecer en la ciudad de Medinaceli, el 9 de agosto. Fue sepultado en esa misma ciudad.

el "Gran Metro" de Barcelona

El 26 de marzo de 1921 se fundó la compañía Gran Metropolitano de Barcelona S.A, y ese mismo año, dicha compañía empezó la construcción de la línea Lesseps-Liceo (actual línea 3), proyectada por el ingeniero industrial Santiago Rubió i Tudurí con el objetivo de unir con una línea subterránea de tren el distrito de Gràcia y la Plaza de Colón.
El 30 de diciembre de 1924 el infante Fernando de Baviera, en representación del rey Alfonso XIII, inauguró la primera línea del metro, conocida como Gran Metro, que discurría entre Lesseps y Cataluña, con 2,470 km de longitud y 4 estaciones. El 31 de mayo de 1925 se inauguró la estación de Fontana del Gran Metro, situada entre las estaciones de Lesseps y Diagonal, las cuales están separadas a 1,362 km de distancia. El 5 de julio de 1925 se amplió en 878 m el Gran Metro, desde Cataluña hasta Liceo, sumando un total de 3,348 km en servicio y 6 estaciones.
Hubo que esperar hasta el 10 de septiembre de 1926 para inaugurar la segunda línea de la red (actual línea 1), denominada Transversal, discurriendo entre las estaciones de Bordeta y Cataluña.

jueves, 15 de enero de 2015

La higiene en Madrid

Desde finales del siglo XVIII comienza a imponerse la idea de que una mala higiene permite una mayor proliferación de las enfermedades. Hasta ese momento, la higiene, había formado parte junto con la medicina legal, de la llamada medicina pública.
En el siglo XIX se refunda como ciencia profiláctica y disciplina médica independiente para combatir enfermedades tan urbanas como la fiebre amarilla o el cólera- morbo. Es el momento en que las autoridades toman conciencia de los problemas que acarrea la falta de higiene y apuestan por la prevención.
Las grandes ciudades como Madrid empiezan a invertir en alcantarillados llegando el agua corriente a barrios e incluso casas vecinales. El ensanche urbanístico de Castro favorece, en este contexto, el levantamiento de calles, acometidas de aguas y la planificación cuidadosa de los flujos subterráneos de aguas limpias y sucias.
Cecilia Casas, autora de este interesante artículo, nos cuenta cómo era la higiene en el cambio de siglo, el proceso de transformación que pasó de la tradición a la modernidad, cuáles eran los hábitos a la hora de bañarse, los cosméticos y los objetos del tocador

miércoles, 14 de enero de 2015

Hidalgos de bragueta

Una expresión que se utiliza frecuentemente y que es motivo de sonrisas es la de “hidalgo de bragueta”. Esta denominación se aplicaba a aquellos que por tener seis hijos varones vivos estaban exentos de todas las cargas y oficios concejiles, cobranzas, huéspedes, soldados y otros, tal y como se establece en la Novísima Recopilación de Las Leyes de España, en el Libro X, Título II, Ley VII, dada por Felipe IV, en Madrid el 12 de Febrero de 1623, y que trata de los privilegios y exenciones de los que casen antes de tener la edad de diez y ocho años y de los que tengan seis hijos varones. Estos hijos tienen que ser consecutivos por lo que es de suponer la desilusión que sufrirían los matrimonios que, después de traer al mundo cinco varones, concibiesen una hija.
Desde luego se trataba de algo similar a la protección que hoy se pueda dar a las familias numerosas, pero en modo alguno un privilegio de hidalguía.

martes, 13 de enero de 2015

En 1957 llega el 600

Se puso a la venta el 27 de junio de 1957 un nuevo modelo de la casa SEAT, llamado a convertirse en protagonista de la época, enarbolando la bandera de la clase media española.
El vehículo costaba unas 65.000 pesetas y pesaba alrededor de 600 kilos.

Juan Caballero "el Lero"

Nació el 23 de agosto de 1804 en Estepa. Se comenta que el apodo de “Lero” le viene de la infancia. Siendo un bebé su padre le preguntaba con frecuencia ¿cómo te llamas?, y añadía posteriormente: ¡caballero!. La repetición de esta palabra debió motivar que cuando el pequeño empezó a balbucear sus primeros vocablos, si alguien le preguntaba ¿cómo te llamas?, él repetía, con esa peculiar y característica “lengua de trapo”: ¡lero!.
Como la de todos los jóvenes de la época, su adolescencia transcurrió dedicado a las labores del campo. Se casó con una joven llamada María Fernández el verano de 1827. En ese momento no debía imaginar que tan sólo un año más tarde se pondría al frente de una partida de bandoleros. Por cierto... jamás se supo cual fue el verdadero motivo que le impulsó a echarse al monte.
El caso es que, a pesar de ser un bandolero temido y respetado, sus fechorías habitualmente hacían honor a su apellido. Como ejemplo les expondré un par de las innumerables anécdotas en las que estuvo involucrado:
Durante una persecución a la que se vio sometido por parte de un pelotón de soldados, el cadete que estaba al mando montaba un caballo tan magnífico como el del bandolero. Al tiempo de comenzar la carrera sólo el perseguido y el Mando militar se encontraban en ella. Al cruzar un río “el Lero”, conocedor de la zona, supo dar el impulso necesario al corcel que montaba para rebasar el obstáculo. No ocurrió así con el cadete, cuya montura cayó arrastrándole al suelo y golpeándose en la cabeza. Juan Caballero, lejos de desentenderse y huir de su perseguidor, se aproximó y recogió al soldado que estaba inconsciente y malherido. Lo trasladó a una venta cercana para que fuera atendido. Cuando el soldado recobró el conocimiento el bandolero, sonriente, le dijo: - “No lo maté a osté, señor cadete, porque es osté un valiente. Aquí estará bien atendío”. Acto seguido se marchó del lugar.
También se comenta que durante una cena, que estaba celebrando toda la partida en una venta, irrumpió un anciano haraposo. Uno de los bandoleros, animado por el buen vino, reprochó al abuelo la perturbación de la comida. El hombre dijo que sólo quería un poco de aceite para el candil, para poder alumbrar el cadáver de su hija que acababa de morir. “El Lero” ordenó al ventero que le diera al viejo todo lo que necesitara. Después añadió: - “Tú, buen viejo, ve pa tu casa. Después iremo nosotro a darte compañía”. El bandolero hizo honor a su palabra y después de cenar él y toda su cuadrilla acudieron a casa del anciano para acompañarle en el velatorio.
Las correrías y atracos de la partida de “el Lero” fueron incesantes. Y a éstas se unieron las de otras partidas de bandoleros que asolaban la zona sur de Andalucía. Hubo un momento en el que la presión de los bandoleros en la política local de aquella zona fue tan importante que comenzó a preocupar seriamente a la monarquía, en ese momento representada por Fernando VII. El Rey comisionó al General Manso para parlamentar y pactar una solución viable con los capitanes de determinadas partidas de bandoleros. La primera llamada a negociar fue la de “el Lero”. Al líder se le planteó el perdón individual a cambio de entregar al resto de su grupo. El bandolero no titubeó un solo momento en su respuesta: - “Zeré un bandolero, pero no un traídó”, aclarando que si querían negociar el perdón éste debía ampliarse al resto de su partida.
Tras comunicar las condiciones del bandolero al Monarca éste indicó el General un nuevo ofrecimiento. Juan Caballero y todos sus hombres serían indultados si facilitaban la captura de otras dos partidas, concretamente la de José María “el Tempranillo” y la de José Luis Germán “el Venitas”. La respuesta de “el Lero” fue clara y contundente: - “¡o tos o nenguno!”. Seguramente el Monarca y el General debían desconocer que Juan Caballero era el padrino de uno de los hijos del “Tempranillo”.
Manso regresó a Madrid y transmitió la respuesta al Rey. El mes de agosto de 1832 Fernando VII no sólo firmaba una Real Orden por la que se concedía el indulto a las tres cuadrillas de bandoleros citadas si no que, a cambio del compromiso de vivir pacíficamente, todos los indultados podrían conservar legalmente los bienes obtenidos en sus fechorías. Fue una gran victoria para Juan Caballero, que en ese momento contaba con 29 años.
A pesar de haber apaciguado la actividad delictiva en las tierras andaluzas, la concesión del Monarca motivaría que la prensa de la época, con vehemente sensacionalismo, criticase la decisión publicando que el Rey “se había doblegado” ante un bandolero.
En cualquier caso lo cierto es que hubo una auténtica reinserción social, hasta el punto de que Juan Caballero PENDIENTE COMPROBACION fuera nombrado Comandante del Escuadrón Franco de Policía y Seguridad de Andalucía, organismo destinado a finalizar con el bandolerismo andaluz. En esta misma Unidad figuró también "el Tempranillo", quien halló la muerte en el desempeño de esta actividad.
Con el perdón a sus espaldas regresó nuestro personaje a su Estepa natal. Lo primero que hizo fue celebrar, de una vez por todas, la velación de su matrimonio.
Integrado como un vecino más Juan Caballero participó activamente y como devoto en la procesión de la Virgen de los Remedios, “la Virgen de los Bandoleros”, como la denominaban los salteadores. Como ya se ha apuntado en el relato anterior la devoción procesada por los bandidos a esta imagen era importante. En los desfiles procesionales podemos observar al lado de la sortija donada por “el Vivillo” la ofrecida por Juan Caballero.
Como sí ocurriera en la persona de otros bandoleros ya conocidos, en “el Lero” no hubo “impulsos nostálgicos” de regresar a sus antiguas fechorías. Desde el primer momento del indulto su vida transcurrió plácida en su Estepa natal.
El día 01 de abril de 1875, con casi 81 años de edad, un flemón difuso consiguió lo que no hicieran las balas de los Migueletes ni las navajas de sus oponentes. Esta extraña enfermedad acabó con la vida de quien entre sus convecinos fuera considerado como un héroe.
De Juan Caballero, como de otros tantos bandoleros, aún perdura el recuerdo. Un personaje que en más de una ocasión afirmara, y demostrase, - “soy Caballero de apellido y caballero de condición”. En Estepa se conserva todavía su casa, en cuya puerta aún se pueden leer sus iniciales.
El libro autobiográfico escrito antes de su muerte titulado “Historia verdadera y real de la vida y hechos notables de Juan Caballero, escrita a la memoria por él mismo”, tuvo una edición crítica, prologada y anotada por el miembro de la Real Academia de la Historia José María de Mena. En 1987 se publicó en la revista “TÓTEM del cómix” un especial denominado “BANDOLERO”, que contaba de 57 páginas. En el mismo se narraba las aventuras de Juan Caballero, basadas en el libro autobiográfico del mismo.

(Serafín)

lunes, 12 de enero de 2015

Las fuentes de Agua Gorda

Decía Baroja que los madrileños siempre habían sido buenos catadores y bebedores de agua. Todavía a fines del XIX, ya bien avanzada la era del Lozoya, los había que preferían agua de las fuentes que, en las barriadas, manaban la llamada «agua gorda». Eran fuentes naturales que afloraban en el casco urbano (hasta 17 anota el cronista de Felipe IV, González Dávila, en 1682). Había algunas importantes e históricas, como la Castellana, Leganitos, la Priora, Caños Viejos. Caños del Peral.
Después hubo otras fuentes de agua, más o menos «gorda», alimentadas por «viajes de agua», captaciones de manantiales por minas ahondadas en términos de Fuencarral y a varios kilómetros de Chamartín de la Rosa. Los «viajes» entraban en la Villa por el Norte y llegaban al «techo de Madrid» (Cuatro Caminos) para bifurcarse en dos canales a la altura de la Glorieta de la Iglesia. Uno iba por la calle Fuencarral hacia la Puerta del Sol y otro hacia San Bernardo y la zona occidental del casco histórico.
Estas aguas alimentaban las fuentes inmortalizadas por Galdós: los Delfines, Pontejos, Cabestreros, las Descalzas, el Rastro, la Fuentecilla, hasta 77, de las que abastecían a Madrid más de 900 aguadores de cuba y pelliza, que llevaban agua a domicilio a precios convencionales.

 

domingo, 11 de enero de 2015

La Emperatriz y la Favorita

En 1869, la española Eugenia de Montijo, emperatriz de Francia, esposa de Napoleón III, viajó a Egipto para inaugurar el Canal de Suez y el Sultán Abdul Azíz la recibió como correspondía, invitándola, incluso, a visitar su Harén y, la entonces favorita del Sultán, al ver como este colmaba de atenciones a la forastera, se acercó a ella y le propinó una sonora bofetada.
La Emperatriz quitó importancia a lo sucedido y no lo transformó en un conflicto diplomático, comprendiendo los celos de la favorita.

(María Francisca Olmedo de Cerdá - Anecdotario histórico español)

Los relojes del General Espartero

El General Espartero era un apasionado coleccionista de relojes y, tanto en su casa de Madrid, como en la de Logroño, tenía centenares de relojes raros y valiosos. Sus amigos le ayudaban a cultivar esa afición y, el día de su santo, le regalaban los mas variados relojes.
El General Espartero, duque de la Victoria, no sólo coleccionaba relojes de bolsillo, sino también de pared y, a todos, los mantenía en funcionamiento, por lo que al dar las doce, el sonido de las campanadas era ensordecedor.
Al parecer, también le gustaba coleccionar cajas de música.

miércoles, 7 de enero de 2015

El Puente de Segovia - Madrid

El puente de Segovia se terminó en 1580 bajo la dirección del famoso arquitecto Juan de Herrera. Costó 200.000 ducados. El Puente de Toledo se arruinó en 1680, y fué reedificado en 1721, siendo corregidor el Marqués de Vadillo. Los arquitectos que intervinieron en su construcción fueron D. Pedro Rivera D. Teodoro Ardemans y M. Berbon. El primer vehículo que atravesó el puente fué el coche del marqués el 4 de Octubre del citado año 1721.

Se conservan en el Archivo municipal referencias de estos puentes desde el siglo XV.
Dice León Pinelo que el año 1601 desapareció del palacio imperial de Alemania el archiduque Maximiliano, hermano del emperador Rodolfo, lo cual puso en consternación a toda la corte de aquel país, hasta que el conde de Taquenburg. embajador del Imperio en Madrid, recibió aviso de que un peregrino le esperaba en el Puente de Segovia. Acudió el embajador al punto indicado, y sorprendióse agradablemente al reconocer en el peregrino al Archiduque, que venía de visitar el cuerpo de Santiago, en Galicia. El suceso fué muy comentado en esta villa.

domingo, 4 de enero de 2015

El milagro de Bouzas

Mientras la travesía de los restos del Apóstol Santiago tocaba a su fin y sus discípulos desembarcaban en Galicia, se celebraba en Bouzas la boda de dos jóvenes. Uno de los juegos de la celebración consistía en que unos hombres a caballo arrojaban sus lanzas al aire y galopando intentaban recogerlas antes de que éstas cayesen al suelo. La mala fortuna del recién casado hizo que su montura desobedeciese, adentrándose en el mar, tras la barca del Apóstol. Pero el novio y su caballo salieron del agua a la superficie recubiertos de conchas de vieira.
Por ello, desde entonces, todo peregrino camino de Santiago, lleva en su sombrero una concha de vieira.

(ABC Galicia)

Los tres vuelcos del cocido

Ya he dedicado una entrada de este Blog al cocido madrileño (ENLACE) pero voy a ampliar lo que son los vuelcos del mismo según los entendidos en la materia.
A cada uno de los ingredientes cocidos se les denomina vuelco, debido en parte al acto de volcar la olla para servir en una fuente o plato los ingredientes que en su interior se encuentran.
El primer vuelco es siempre el más líquido, o sea el que más sencillo fluye entre la trabazón de los ingredientes. Es por esta razón por que los caldos del cocido se denominan como primeros vuelcos. Los vuelcos pueden ser presentados en la mesa de uno en uno o todos a la vez, dependerá de la costumbre de cada casa o del espacio disponible en la mesa. Los vuelcos, en resumen se componen de:
Primer vuelco - El caldo o sopa.
Segundo vuelco - Los garbanzos ('gabrieles') y la verdura sofrita acompañada del condimento de tomate.
Tercer vuelco - Las viandas de carne acompañadas de la pelota
(Wikipedia)

sábado, 3 de enero de 2015

Esculturas de Porcuna

Guerrero de Porcuna
Con el nombre de esculturas de Porcuna se conoce un conjunto de esculturas ibéricas que datan de la primera mitad del siglo V a. C. El grupo escultórico procede del yacimiento de Cerrillo Blanco (Porcuna, Jaén, España), excavado desde 1975. Reproducciones de los más importantes originales se exponen en el Museo Arqueológico de Jaén. Las esculturas fueron destruidas y sus fragmentos se enterraron poco después del 400 a. C., que constituye la fecha ante quem de su realización. De 1975 data el hallazgo de las esculturas del Cerrillo Blanco de Porcuna, cuyas excavaciones se prolongaron hasta 1979. La restauración y recomposición de los fragmentos que componen las esculturas fue emprendida por Juan González Navarrete y continuada por Iván Negueruela.

Oso de Porcuna
El estilo de las esculturas del Cerrillo Blanco de Porcuna está emparentado con el del final de la escultura griega arcaica y el comienzo del periodo clásico, particularmente relacionado con los artistas de Focea.

El yacimiento corresponde a la ciudad ibérica de Obulco, correspondiente al pueblo Túrdulo y situada en el eje principal de comunicación de los íberos, la Vía Heraclea.

El estilo de este conjunto escultórico es de gran homogeneidad, lo que se debe, probablemente, al trabajo de un solo taller aunque con varios artífices. La mayor parte de las estatuas son representaciones de guerreros, a veces hombres batiéndose o cazando, o de figuras investidas de autoridad ceremonial o religiosa. En ocasiones las figuras humanas están luchando con fieras o animales mitológicos, como sucede en la escultura de la Grifomaquiaen la que un hombre pelea contra un grifo. Por último, hay otras que reproducen animales o criaturas mitológicas individualizadas: así ocurre con el león, el toro, el águila o una esfinge.

Los grupos estatuarios están labrados en un sólo bloque de piedra en bulto redondo, lo que supone una evolucionada concepción de la composición escultórica, en analogía con el sistema de representación de los frontones de edificios y mausoleos de la escultura griega, como en los templos de Zeus en Olimpia, o el de Afea en Egina. Buen ejemplo de ello es el grupo formado por un guerrero a caballo que hiere con su lanza a otro guerrero caído. Por todo lo cual se ha pensado que el trabajo fuera dirigido por un escultor griego, lo que explicaría el correcto modelado de la anatomía, la serenidad del rostro (visible en el Guerrero de la doble armadura, cuyo casco refleja modelos helénicos), la suavidad de las aristas y el dinamismo en la representación del movimiento.

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Parque del Retiro - Madrid

Los jardines tienen su origen entre los años 1630 y 1640, cuando el Conde-Duque de Olivares (Gaspar de Guzmán y Pimentel), valido de Felipe IV (1621–1665), le regaló al Rey unos terrenos que le habían sido cedidos por el duque de Fernán Núñez para el recreo de la Corte en torno al Monasterio de los Jerónimos de Madrid. Así, con la reforma del Cuarto Real que había junto al monasterio, se inició la construcción del Palacio del Buen Retiro. Contaba entonces con unas 145 hectáreas.
Aunque esta segunda residencia real iba a estar en lo que en aquellos tiempos eran las afueras de la villa de Madrid, no estaba excesivamente lejos del Real Alcázar y resultó ser un lugar muy agradable, por estar en una zona muy boscosa y fresca. Bajo la dirección de los arquitectos Giovanni Battista Crescenzi y Alonso Carbonell se construyeron diversos edificios, entre ellos el Teatro del Buen Retiro, que acogió representaciones de los dramaturgos españoles del Siglo de Oro, entre ellos Calderón de la Barca y Lope de Vega. Perduran aún el Casón del Buen Retiro, antiguo Salón de Baile con frescos de Lucas Jordán, y el llamado Salón de Reinos, un ala del Palacio del Buen Retiro decorado antaño con pinturas de Velázquez y Zurbarán, entre otros; y los jardines de la posesión real.
Éstos se formaron al mismo tiempo que el palacio, trabajando en ellos, entre otros, Cosme Lotti, escenógrafo del Gran Duque de Toscana, y edificándose una leonera para la exhibición de animales salvajes y una pajarera de aves exóticas. El Estanque grande, escenario de naumaquias y espectáculos acuáticos, el Estanque ochavado o de las campanillas y la Ría chica pertenecen a este período inicial.
A lo largo de la historia, el conjunto sufrió modificaciones, no siempre planificadas, que cambiaron la fisonomía del jardín, como el Parterre, diseñado durante el reinado de Felipe V (1700–1746), la Real Fábrica de Porcelana del Buen Retiro en tiempos de Carlos III (1759–1788) o el Observatorio Astronómico, obra de Juan de Villanueva, reinando Carlos IV (1788–1808). El rey Carlos III fue el primero en permitir el acceso de los ciudadanos al recinto, siempre que cumpliesen con la condición de ir bien aseados y vestidos.
Durante la invasión francesa, en 1808, los jardines quedaron parcialmente destruidos al ser utilizados como fortificación por las tropas de Napoleón. El palacio fue casi totalmente destruido.
Tras la contienda, Fernando VII (1814–1833) inició su reconstrucción y abrió una parte del jardín al pueblo, como ya hiciera Carlos III. El monarca se reservó una zona, entre las calles de O'Donnell y Menéndez Pelayo, donde construyó una serie de edificios de recreo, siguiendo la moda paisajística de la época, que aún se conservan, como la Casita del Pescador, la Casa del Contrabandista y la Montaña artificial.
Reinando Isabel II (1833–1868) se abrió la calle de Granada, que más tarde se llamaría de Alfonso XII, vendiéndose al estado los terrenos comprendidos entre ésta y el Paseo del Prado que fueron urbanizados por particulares.
Tras la revolución de 1868, (la Gloriosa), los jardines pasan a ser propiedad municipal y sus puertas se abrieron a todos los ciudadanos, comenzando una época en la cual, la Ría grande y el Estanque de san Antonio de los Portugueses se transformaron en Paseo de Coches. Se colocaron las fuentes de los Galápagos y de la Alcachofa, erigiéndose también la fuente del Ángel Caído en lo que fueron terrenos de la Fábrica de Porcelanas, obra de Ricardo Bellver. En el Campo Grande se edificaron el Palacio de Cristal y el Palacio de Velázquez, obra de Ricardo Velázquez Bosco. En esta época, concretamente a finales del siglo XIX, transcurre la novela que Pío Baroja tituló Los Jardines del Buen Retiro, en la que se narra la vida de la capital en torno a este enclave.
Las últimas obras de ajardinamiento fueron las ejecutadas por el jardinero mayor Cecilio Rodríguez, que diseñó la rosaleda y los jardines que llevan su nombre.

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Ziryab - El Petronio musulmán

Abu l-Hasan Ali ibn Nafi, conocido como Ziryab «Mirlo» debido a su tez oscura y hermosa voz, fue un poeta, gastrónomo, músico y cantante de posible origen kurdo, aunque según otras fuentes era un liberto de ascendencia negra (Irak, 789 - Córdoba, c. 857). Fue famoso por las refinadas costumbres orientales que introdujo en la corte cordobesa.
Fue discípulo del gran músico Ishaq al-Mawsili (767-850) durante su infancia en Bagdad. Presentado al Califa Harún al-Rashid, éste quedó muy impresionado por el joven músico. Sin embargo, los celos de su mentor le obligaron a abandonar la capital del Califato, poco después de la muerte de al-Amin en 813. Vagó por Sham (Siria) e Ifriquiya (el norte de África), viviendo por un tiempo en la corte aglabí de Kairuán, hasta que escribió al emir de Córdoba, Alhakén I para ofrecerle sus servicios, que éste aceptó inmediatamente.
A su llegada a Córdoba Alhakén había muerto. Sin embargo, Abderramán II, su sucesor, le ofreció un palacio, una renta mensual de doscientos dinares y otras prebendas, sin siquiera haberlo oído cantar. En la corte cordobesa, Ziryab se convirtió en un personaje muy conocido y fue considerado el árbitro de la elegancia de los dominadores árabes. Influyó en el vestido, la cocina o el mobiliario de los que le rodeaban e introdujo novedades tanto de uso social como musicales.
Sus innovaciones musicales tuvieron también una fuerte influencia. Según el arabista Emilio García Gómez, con Ziryab entraron en Hispania las melodías orientales de origen grecopersa que serían la base de buena parte de las músicas tradicionales posteriores de al menos una parte de la Península Ibérica. Añadió al laúd una quinta cuerda y sustituyó el plectro de madera (pieza que se agarra con la mano y que pulsa las cuerdas) por otro fabricado bien con uñas, pico o los cañones de las plumas de águila. También fundó el primer conservatorio del mundo islámico e introdujo los cantos árabes conocidos como nubas.
Con Ziryab, la alta sociedad cordobesa aprendió además las más exquisitas novedades de Oriente: peinarse con flequillo, recetas de la cocina bagdadí (una de las recetas se conserva hoy en día con su nombre: el ziriabí), el consumo de espárragos y el uso de copas de cristal, en lugar de las de oro y plata, así como manteles de cuero fino.

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viernes, 2 de enero de 2015

Casco antiguo de Fuenterrabía

Situado en la parte alta de la localidad, recorrer su trazado medieval supone descubrir un conjunto urbano de singular belleza, compuesto de palacetes, fortificaciones y edificios tradicionales adornados de vivos colores.
Debido a su situación estratégica, el casco histórico de Hondarribia estuvo fortificado durante siglos. De aquella estructura defensiva se conservan la muralla, las dos puertas de entrada, el cubo de Santa María, el baluarte de la Reina, la fortificación de San Nicolás y el bastión de Santiago. El corazón de la zona antigua se encuentra en los alrededores de la Plaza de Armas. En dicha plaza se levanta el Castillo de Carlos V, convertido en Parador de Turismo, cuyo origen se remonta al año 980. Cerca está la Iglesia de Santa María de la Asunción y del Manzano, del siglo XVI, que combina elementos góticos, renacentistas y barrocos.
Las calles aledañas son un bello muestrario de casas y edificios singulares en los que llaman la atención los aleros tallados, escudos y balcones de hierro forjado.