En la Edad Media se nominaba juglar al individuo que, a cambio de algún dinero, recitaba y cantaba para recreo de príncipes, magnates y damas. A partir del siglo XII la voz jocularis sustituyó progresivamente a los términos histriones, mimos y otros semejantes, siempre bajo la acepción de bufón, truhán o histrión que divertía a los poderosos.
De entre sus muchas significaciones se impuso la de considerar juglar a todo aquel que se ganaba la vida actuando ante un público para recrearle con su música, canto, palabra, acrobatismo o juego de manos.
En España se documentó la voz juglar desde 1116, en Sahagún, designándose con ella, a lo largo de la Edad Media, tanto al compositor como al ejecutante, Gonzalo de Barceo se llamo a si mismo juglar de la Virgen.
Al aparecer el término trovador, se reservó para el creador de la letra y música, mientras que se denomino juglar al ejecutante.
Si el juglar interpretaba cantares de gesta se le consideraba perteneciente a la juglaría épica, si salmodiaba poemas líricos, se le incluía en la juglaría lírica. Pese a contar con el apoyo de los reyes y magnates en sus castillos la condición social de los juglares era ínfima y lamentable.
(Castillos de León)
De todo un poco. Leyendas, tradiciones e historias curiosas de todas las regiones de España. Unas son verdad y otras no tanto.
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