martes, 30 de julio de 2019

Santa Pau - Gerona

La villa medieval de Santa Pau está situada al sureste del llano de Olot, en pleno Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa, entre las sierras de Sant Julià del Mont y Santa Maria de Finestres.
El municipio de Santa Pau, el más rico y variado en fenómenos volcánicos de todo el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa, tiene puntos de interés especial como el volcán de Santa Margarida, el volcán Croscat o el Hayedo de Jordá, la belleza del cual ofrece nuevos matices en cualquier época o circunstancia.
El pueblo conserva el interesantísimo recinto de la villa vieja, con una fisonomía y unas características medievales muy marcadas. Destaca la plaza Mayor o Firal dels Bous: una plaza porticada de perfil irregular y arcos desiguales, que tiene una innegable personalidad y que se dispone alrededor del castillo, un edificio grande, compacto y robusto que se levanta en el punto más alto del pueblo.
Destaca también la sobria iglesia de Santa Maria y todo el grupo de callejuelas estrechas, con ángulos repentinos y descensos pronunciados, que desembocan en el Portal del Mar.
El portal del Mar ofrece una perspectiva de los preciosos y tentadores valles de los alrededores que, como pasa frecuentemente en la Garrotxa, son el marco de alguna iglesia románica interesante. Destacan la Mare de Déu dels Arcs, Sant Vicenç del Sallent, Sant Martí Vell y, en un rincón idílico, Sant Miquel Sacot
Desde Sant Julià del Mont, donde se llega después de una caminata de dificultad media, la perspectiva de los valles y los volcanes es fascinante.
Para mejorar la accesibilidad en el casco antiguo, se han instalado dos nuevas rampas y un nuevo tramo de barandilla en los callejones que se disponen en el entorno del castillo y la plaza porticada, con el fin de facilitar el acceso peatonal con movilidad reducida.

(La Garrotxa)

Manuel Méndez de Andés

Industrial y filántropo
Ya que hablamos de productores de fósforos, bueno es dedicarle un párrafo a un fabricante de cigarrillos: Manuel Méndez de Andés. Vino al mundo en El Franco, villa situada en Asturias, en el año 1846. Con apenas doce anos de edad se embarcó con su familia para Buenos Aires y enseguida fue uno mas que se sumó a la fuerza laboral infantil de la época desempeñándose con verdadero ahínco en diversas labores. 
Desde muy niño se lo vio con vocación de ganarse la vida por sí mismo y con el correr de los años logro reunir un pequeño capital para intentar su propia aventura. Así, en 1874 abrió una fábrica de tabacos que hizo honor a la incipiente industria nacional argentina. La instaló a pocos pasos de la plaza de Mayo y la llamó La Abundancia nombre que preanunciaba el éxito y la fortuna que alcanzarla en esta actividad. Sus afamados cigarrillos de la marca Excelsior tuvieron rápida acogida entre los fumadores porteños y las ventas crecieron sostenidamente, cada vez más favorecidos por el gusto del público. El nombre de esta marca se lucía en el frente de su palacete, construido en Buenos Aires (Rivadavia 5657) con las ganancias de su fábrica. 
Pero no todo lo que ingresaba a sus arcas lo guardaba para sí, pues fue muy generoso y caritativo en cuanta ocasión le fuera posible demostrarlo. Contribuyó, por ejemplo, con donaciones en oportunidad de la suscripción popular organizada en beneficio de las familias de las victimas del naufragio de la cazatorpedera Rosales que se incendió el 9 de julio de 1892 cuando se dirigía España para participar en los festejos del tercer centenario del Descubrimiento de América. O cuando el calamitoso terremoto acaecido el 27 de octubre de 1894 en San Juan y La Rioja, que dejó numerosos muertos y heridos y afectó viviendas de varias localidades en ambas provincias.
Don Manuel fue un vecino caracterizado, apreciado y muy respetado del barrio de San José de Flores. Como edil representante de esa parroquia trabajó por su progreso y desarrollo urbano en el seno del Concejo Deliberante de Buenos Aires. Además intervino activamente en la creación de la Asociación Española de Socorros Mutuos de San José de Flores, fundada el 29 de marzo de 1896 en Pedernera 143 de la que fue el primer presidente. Asimismo desempeñó la presidencia de la Asociación Patriótica Española y de la Unión General de Tabaqueros, fue miembro de la Cruz Roja y del Circulo de la Prensa, y protector desinteresado de escritores, escultores, músicos, actores y
periodistas. Falleció en Buenos Aires el 17 de julio de 1897 y fue inhumado en el cementerio de Lo Recoleta, donde cinco años más tarde quedó inaugurado un monumento para recordarlo. La ciudad de Buenos Aires le rindió homenaje imponiendo su nombre a una de las calles de la ciudad.

Cpcca

Leyenda de Gratal y Guara

Cuenta la leyenda que Gratal y Gabardiella eran dos amantes que se habían enamorado pese a las constantes prohibiciones del padre de Gabardiella. El viejo Gabardón tenía también otra hija, la bellísima Gabarda, que vivía en los Monegros. Ambos, Gratal y Gabardiella, estaban unidos por el mismo macizo montañoso. Gabardón acudió a su amigo Guara para que le ayudara a separar a la feliz pareja. Y así lo hizo.
Un día empuñó un enorme bastón,  se acercó a ellos y partió en dos lo que hasta entonces sólo había sido una misma montaña. Los enamorados se separaron para siempre y en el hueco dejado por el violento impacto comenzó a manar el río. 
Gratal clamó venganza y la cumplió tiempo después. Una noche que Guara dormía alzó su propio picacho y lo hundió con fuerza en su cuerpo. Del corazón del gigante dormido comenzaron a desprenderse por la ladera del pico de Guara lo que se conoce como Las Pedreras. 
Dicen que las consecuencias de aquella afrenta son todavía visibles hoy: Si se observa atentamente el perfil de la sierra de Guara cuando se llega a Huesca desde Zaragoza se distinguirá la figura del gigante tumbado (o muerto). Desde Siétamo también es identificable. Fraginete es la cabeza, el pico de Guara es el pecho y el Cabezón de Guara serían las rodillas.
La historia de Gratal y Guara ha fomentado los relatos más legendarios que se conozcan. Lo que el curso del Flumen labró pacientemente durante millones de años fue también para otros la estocada vertical de Roldán con su espada. Pero la literatura local, picaresca aragonesa, ha ido mucho más lejos. El popular personaje de Braulio Foz, Pedro Saputo, relató que el caballo de Roldán, saltó de Gratal a Guara y por obra de un maleficio perdió sus  genitales, que flotando sobre el Flumen fueron a parar a las costas de África. Allí fueron tragados por la tierra y creció una planta que fue comida por una yegua en celo. Quedó preñada y parió tres caballos de color blanco, negro y morado que eran más veloces que el viento.
A 15 kilómetros de Huesca capital en dirección Norte (N-330). Tras pasar Apiés, tomar un desvío a Santa Eulalia de la Peña. Una pista conduce al collado de San Miguel, donde hay que dejar el coche. Desde allí, un camino nos lleva a la peña (Salto de Roldán). Se sube a la cumbre por unas escaleras en unos 30 minutos.

Pirineos Digital

Matadero municipal de Madrid

Muy cerca de las columnas de la M-30 está el antiguo matadero municipal, enorme edificio que se construyó en los terrenos que no eran suficientemente aptos para semejante tamaño y peso. Para colmo, el matadero estaba concebido para que por su segunda planta circulasen camiones de hasta seis toneladas de peso en operaciones de carga y descarga. El problema se pudo salvar haciendo que el edificio «flotase» sobre el terreno, es decir, se apoyase, sin profundizar demasiado, sobre grandes losas de hormigón armado, imitando la función de las raquetas o esquíes que no se hunden en la nieve. De esta forma, los pilares se apoyaron en dichas losas, igualando así todo el peso del edificio.

Curiosidades de Madrid - Isabel Gea

lunes, 29 de julio de 2019

Sendero de Malpaís de Güímar


Contrastes de suelo volcánico y mar azul te esperan en este sendero que recorre la Reserva Natural del Malpaís de Güímar. Es circular, por loque el principio y el final son el mismo, haciendo más sencilla la travesía. Aprovecha el camino para ver algunas de las especies endémicas del archipiélago como los cardones o tabaibas.

Senderos de Tenerife

La calle de la Pierna - Córdoba

Cuentan que en aquella casa (número 4 de la calle de la Pierna, actual calle Barroso) vivía una joven que no solamente pasaba el día en la ventana indagando la vida de sus vecinos, sino que muchas noches hacía lo mismo, acarreándose el odio de todos los que tal conducta sabían.
Una noche puesta en su sitio de costumbre, vio venir de hacia la parroquia dos filas de luces alumbrando un féretro que ocupaba el centro. Ya cerca, arrimóse a la reja uno de los acompañantes y le rogó le guardase el cirio que llevaba en la mano para recogerlo al día siguiente, por no serle posible seguir a causa de encontrarse enfermo. Accedió aquélla a la petición y después de tomar el cirio su curiosidad le hizo preguntar el nombre del que llevaban a enterrar, oyendo con asombro que el desconocido pronunció el de ella, cuya sorpresa le hizo dar un grito y caer desmayada. Cuando volvió en sí aún apretaba en la mano la canilla de un muerto en que la vela se le había convertido. Añaden que no sólo quedó curada de su mala costumbre, sino que se colocó la pierna en el sitio que aún vemos en memoria de este suceso.

Córdobapedia

Las tres Sorores

Las Tres Sorores o Treserols, lo componen los Picos de Monte Perdido (3.355 m), Cilindro de Marboré(3.328 m), y Añisclo (3.263 m) llamado también, este último, Soum de Ramond.
Vivimos en una tierra de leyendas, de echo si existe una comarca donde abundan las leyendas esta es el Sobrarbe. Estas montañas y valles son escenarios de historias y leyendas desde hace mucho tiempo. Existen varias versiones fantásticas sobre el macizo de las Tres Sorores. Aquí una de ellas:
El significado del nombre de Tres Serols (tres hermanas en fabla aragonesa) se debe a lo siguiente:
Cuenta una leyenda que en el siglo V, el caudillo de los visigodos, Eurico, decide con sus huestes realizar una incursión en los pueblos del Pirineo. Al llegar a una aldea, y en medio de la refriega, se da el caso que tres hermanas celtíberas y cristianas, huérfanas de madre, iban a casarse ese mismo día, pero las hermas logran esconderse de los soldados visigodos, mientras que su padre y sus novios son hechos prisioneros.
Cuando una vez retiradas las tropas invasoras regresan a la aldea, no ven más que muerte y destrucción, pero encuentran entre unos arbustos a un jefe visigodo gravemente herido al que ofrecen cuidados y curas bajo la promesa de que liberará a sus familiares y novios.
Cuando el visigodo está ya curado lo llevan a su campamento, donde en un principio las hermanas son recibidas cordialmente pero, transcurridos los días y recordando al soldado su compromiso, éste les dice que sus novios, previa renuncia de fe, se han casado con tres godas y que ahora están en una misión que les ha encomendado el propio Eurico. Las jóvenes se quedan consternadas-
Pasa el tiempo, y mermado el dolor cuando una de las hermanas acuerda casarse con el visigodo que salvaron y las otras con sendos guerreros. Para ello tienen que renunciar previamente a la fe cristiana, cosa que hacen.
En la noche de bodas, de repente, y en medio de un terrorífico resplandor, a cada una de ellas se les aparece el espectro de su propio padre recriminándoles su conducta, y las tres hermanas huyen despavoridas del campamento visigodo.
Invadidas por la culpa, y los remordimientos, deciden instalarse de penitentes en tres barracas a espaldas del Monte Perdido.
Los tres prisioneros que fueron sus novios, en represalia por su abandono, al final son ahorcados, mientras que al mismo tiempo una terrible avalancha de nieve sepulta las chozas de las tres desdichadas hermanas con ellas dentro, y un espantoso terremoto levanta, sobre ese lugar que ocupan, tres imponentes montes: las Tres Sorores, como recuerdo para todos los que los vieren, de aquella triple apostasía e infidelidad

Paisajes de Ordesa

La casa de las Cinco Tejas y la casa de Calderón de la Barca - Madrid

¿Es posible imaginar una casa con tan sólo cinco tejas? No, no es que el resto de las tejas se hubieran caído, sino que el tejado no daba para más, lo que da una idea del tamaño de la casa. La llamaban popularmente la «casa de las cinco tejas» y estuvo situada
en la calle de Santa Ana. Lástima que fuera derribada en 1851.
De todas formas, para hacernos una idea de lo que es una casa estrecha, sugiero acercarse hasta el número 61 de la calle Mayor y opinen. Tan estrecha es la casa que tan sólo hay espacio para un minúsculo portal y una ventana por cada uno de los cuatro pisos de que consta. 
Una placa recuerda que aquí vivió y murió el escritor Calderón de la Barca. Si hasta hoy la casa se mantiene en pie hay que agradecérselo al gran escritor y cronista don Ramón de Mesonero Romanos. Cierto día en que unos obreros, piqueta en mano, procedían a la demolición de dicha casa —parte de nuestro patrimonio cultural—, don Ramón se personó en el lugar, enfrentándose a los obreros, verbalmente primero y a bastonazos al final. Tales dotes de persuasión les hicieron huir sin derribarla.

Curiosidades de Madrid - Isabel Gea

El Santo Grial en Valencia


¿Y si el Santo Grial estuviera en España? Es más, ¿y si fuera el valioso cáliz que se conserva en la Catedral de Valencia? Los defensores de esta leyenda aseguran que, en su intento por proteger el Grial del emperador Valeriano, sus custodios lo llevaron de Roma a los Pirineos para terminar en tierras levantinas. Aunque voces del Vaticano avalan esta teoría y los últimos Papas en visitar España lo han utilizado en sus eucaristías, hay versiones contradictorias sobre si se trata de la misma copa que utilizó Jesús en la última cena o una de sus muchas réplicas.

Guía del Ocio

domingo, 28 de julio de 2019

Los chozos de pastor en El Cerrato

Los Chozos, que también se llaman cabañas en Antigüedad, eran las viviendas de los pastores cuando estaban en el campo con sus rebaños. Se construyen de las piedras calizas de los majados, que tanto abundan en los páramos, junto a las corralizas, lugar donde se guardaba el ganado. Y tanto los chozos como las corralizas, se levantan sobre terrenos no aptos para el cultivo.
Los sistemas de construcción de estas viviendas características del Cerrato eran los mismos en toda la comarca. Consistía, una vez delimitado el terreno con una circunferencia, en ir rellenando dos hojas, la interna y la externa, de las paredes. Generalmente, las piedras se ponían si ninguna argamasa. A partir de un metro del suelo, la pared se iba estrechando, hasta lograr que las propias hiladas, por aproximación, hicieran la bóveda, que terminaba en el humero, abertura que se tapaba con una laja plana cuando no era necesario que saliera el humo al exterior.
La entrada, de escasa altura , suele estar hecha mirando hacia el mediodía, aunque hay cabañas que la tienen al sureste, quizá para recibir algunos rayos del sol naciente. El suelo del chozo no estaba especialmente preparado. El pastor esparcía algo de paja o extendía su manta, que le servía de lecho.
Solían construirse adosados a alguna pared de las corralizas para mejor controlar el ganado. Aunque hay ejemplares aislados de las mismas. Estos corrales eran de forma rectangular, con diversidad de medidas, también levantadas con la pidera caliza del páramo sin revocar, y con un suplemento de espinos para evitar los ataques depredadores. Tenía una sola entrada.
A lo largo de la Cañada Real Burgalesa pueden contemplarse estas dos construcciones que, en la actualidad, han sido sustituidas por las tenadas.

Ayuntamiento 

Las momias de San Cayetano - Córdoba

Bajo el altar mayor del Convento de San Cayetano y en la Capilla de Gestus existen criptas donde enterraban a los frailes de esta congregación.
Las condiciones de las criptas dieron lugar a la momificación de los restos allí inhumados.
Cuenta Ramírez de Arellano en Paseos por Córdoba que los nichos tuvieron que ser sellados ya que, entre otras profanaciones, algunas momias fueron empleadas para gastar una broma pesada al sacristán de la iglesia, quién al ir a acostarse encontró en su cama una de las momias. Cuando se levantó asustado, vio que habían colocado varias de ellas por toda la habitación.

Córdobapedia

La piedra mágica de Ordovés = Huesca

Ordovés es un pequeño pueblo situado en la Guargera, en el Serrablo, casi deshabitado como toda la veintena de núcleos que componen este valle.
Aquí en Ordovés en una casa, se guarda celosamente una de las piezas más misteriosas de todo el Pirineo, “La Piedra de Ordovés”. A decir verdad nadie sabe de qué está compuesta, ni tampoco su origen. Cuentan las lenguas que proviene de un reptil o de alguna magia esotérica. Prodigiosa, de color ámbar, le tuvieron que poner un fino alambre alrededor para que nadie intentara romperla. Es una tradición de toda la comarca, e incluso en la Jacetania y Valle de Tena, recurrir al agua pasada por la piedra para remediar cualquier inflamación producida por las picaduras de avispa, víbora, alacrán… cualquier picadura es aliviada. La solución sirve tanto para personas como para animales.
Era y es costumbre guardar en casa una botella con agua de la piedra, las gentes las guardan incluso por años, ya que dicen que sus propiedades no se pasan.

Magia de Huesca

La Casa del Miedo - Jaén

En la Plaza de San Bartolomé y enfrente de la Iglesia de San Bartolomé.
Casa modernista.
Edificio de cuatro plantas más cámara baja que presenta basamento de piedra y ventanales de rejería enrasada en su planta baja, y gran profusión de balcones sobre repisas de piedra en los pisos superiores.
Destacan la puerta tallada con aldabones de bronce, así como el zaguán y la escalera.
Presenta una excelente puerta de madera labrada.
Se usó mármol negro en portales y escaleras, lo que le daba cierto aire fúnebre.
En 1862 el ingeniero de caminos, alcalde, gobernador civil y prohombre de Jaén, Felipe Mingo Garcia (1825-1888) encargó su construcción.
El inmueble, popularmente conocido como “Casa del Miedo”, aparece fechado en 1866.
La mantuvo en alquiler comunicándola con una casa vecina de su propiedad que daba a Maestra Baja (Calle Martinez Molina).
Perseguido por las desgracias, en 1859 murió en Jaén en trágicas circunstancias su primogénita, Luisa Fernanda.
En 1867 murió en Madrid con 4 años Francisco de Asis, su primogénito.
Tuvo otro hijo, también Francisco de Asis en recuerdo del hijo perdido. Ya en esta casa, en 1873 y con ocho meses, se le escapó a la nodriza desde las galerías altas cayendo al patio y falleciendo.
En aquella casa se comprobó documentalmente hubo también muertes accidentales de inquilinos de la casa.
Un aterrador fantasma recorría todas las noches la plaza en dirección a la mencionada "Casa del Miedo". La puerta de la casa se abría sola en cuanto llegaba el fantasma. Hasta que un hombre valiente harto ya de tanto comentario y miedo en torno al fantasma decidió hacer guardia una noche, en una de las esquinas de la Plaza de San Bartolomé. Al fijarse, vio salir del edifico a un extraño ser vestido de blanco, como si llevara una sabana puesta por encima. Se acercó al fantasma con un arma en la mano. El fantasma rápidamente, se levantó la sábana, dejando al descubierto a un elegante caballero, de carne y hueso. No era ningún fantasma el que paseaba por aquella plaza. Era el amante de una dama que habitaba en la Casa del Miedo.
Felipe Mingo cerró la casa y la abandonó mudándose a la vecina casa de la Calle Martinez Molina.
Nadie quiso alquilarla conociéndose desde entonces como la Casa del Miedo hasta que en 1881 Don Antonio del Aguila y Mendoza (1838-1905), conocido popularmente como el Conde del Aguila (nunca fue conde) propietario de la Casería de los Naranjos, la compró.
En la década veinte, una pandilla de niños, vecinos de los alrededores de la plaza, entraban en la casa abandonada, subiendo a las buhardillas y entre sus travesuras tales como mover tablones, hacer ruidos, accionar los llamadores mediante cordeles. Durante un tiempo causaron el miedo entre los vecinos.
Posteriormente la Casa del Miedo albergó la sede del Catastro de Rústicas. Afirman que muchos de los trabajadores que allí prestaron sus servicios, fueron testigos de numerosos y extraños sucesos. Papeleras que se movían solas, sillas que cambiaban de lugar y papeles que desaparecían.
Hoy la Casa del Miedo es un bloque de viviendas. Parece que todo permanece tranquilo.

Redjaén

La plaza de Cascorro - Madrid

¿Por qué la plaza de Cascorro se llama así y está presidida por la estatua de Eloy Gonzalo? Son muchos los que creen que la estatua es Cascorro y no es asi. Cascorro era un pueblecito cubano, donde luchó el valeroso soldado Eloy Gonzalo en la guerra de independencia de la isla. El soldado, en un acto heroico, prendió fuego a las casas de este pueblo para impedir que el enemigo se refugiase en ellas. Se ató una cuerda a la cintura para poder ser tirado de ella en caso de caer herido, como efectivamente ocurrió. Consiguió ser rescatado y salir con vida gracias a la cuerda, pero murió a los pocos meses a consecuencia de las heridas.
Sobre la estatua de Eloy Gonzalo habia un dicho popular que decía:
"Nadie entre en el Rastro
sin saludar a Eloy Gonzalo
pues la descortesía 
le costará al descortés
salir del Rastro con las manos vacías.
Porque Eloy es mucho Eloy."

Curiosidades de Madrid - Isabel Gea

sábado, 27 de julio de 2019

Sendero Los Silos - Cuevas Negras - Erjos

Este sendero, que comienza en el pueblo de Erjos. te va a descubrir las maravillas naturales del extremo noroccidental de Tenerife. Este era antiguamente un camino real que conectaba la costa de Los Silos con la cumbre de Valle de Santiago, por lo que algunos de sus tramos son empedrados.

Senderos de Tenerife

Carboneros de leña

El oficio de carbonero es, de entre los relacionados con el monte y la madera, uno de los más extendidos por la península Ibérica. Desde Navarra a Andalucía, pasando por el centro de España, los distintos pueblos han usado la madera que la naturaleza les proporcionaba, en sus respectivas zonas, para elaborar carbón vegetal.
La campaña de los carboneros o fabriqueros, como se les denominaba en el centro peninsular, comenzaba, según las diferentes comarcas, en verano o finales de verano, y se podía prolongar durante el otoño y la estación invernal. Se organizaban en cuadrillas de cuatro o cinco hombres, en las que uno de ellos era el capataz, y vivían y dormían en el monte, en pequeñas chozas construidas manualmente, ya que el horno necesitaba estar continuamente vigilado. Antes de comenzar la elaboración artesanal del horno había que recolectar la madera. Primero se efectuaba la poda de las ramas, que luego eran troceadas, descartando en el proceso las más finas y endebles. En algunos lugares de España se talaban árboles enteros que a golpe de maza y cuña se convertían en trozos más pequeños.
Una vez recolectada y troceada la madera, el horno se empezaba a construir disponiendo los troncos y ramas más gruesas en la parte inferior y central alrededor de un eje, formando un círculo que se iba cerrando con ramas más pequeñas hacia la parte superior.  Previamente había que acondicionar y compactar el suelo para evitar cualquier entrada de aire que hiciera arder la leña, ya que lo que se perseguía era que la madera cociera, nunca que ardiera en llamas.
Finalizada la construcción del armazón se cubría todo con una capa de paja, que hacía las veces de aislante entre la madera y la tierra, elemento fundamental, este último, con el que finalmente se cubría todo el conjunto. El resultado era similar al de un gran cono o montículo, similar a un volcán,  con una abertura en la parte superior desde la que se podía observar la combustión y remover la madera si esta se apagaba, y que permitía la entrada justa de aire para conseguir que la madera cociera.
Durante unos 25 días la carbonera permanecía encendida. Los carboneros vigilaban día y noche que no se apagara, haciendo agujeros a lo largo de la estructura para que penetrara el aire y así pudiera “tirar” lo suficiente, o cerrándolos si el tiro era excesivo. Enfriaban la tierra con agua en los momentos oportunos y vigilaban el color del humo, aspecto que dominaban perfectamente para conocer lo que dentro de aquel ingenio se estaba “cociendo”.
El carbón obtenido equivalía a una quinta parte de la madera utilizada, o lo que es lo mismo, de cada cinco kilos de madera se conseguía un kilo de carbón. El destino final eran las grandes ciudades e incluso, en su momento histórico, los hornos siderúrgicos.
En su labor de vigilancia del horno, los carboneros subían a lo alto de la estructura usando una escalera de madera. Si por cualquier circunstancia el horno se desmoronaba o se abría un hueco en la construcción, la caída dentro del mismo equivalía a una muerte casi segura o a unas lesiones irreparables.

Guadarramistas 

Culibillas y Balaitús

Cuenta la leyenda que Anayet y Arafita eran tal vez los dioses más pobres de la montaña, les habían despojado de sus pinares y abetales, ni siquiera fresas o chordones poseían, hasta sus ganados escasearon y sus senderos se convirtieron en paso de contrabandistas.
Anayet y Arafita eran pobres pero trabajadores y honrados, poco les importaba que los otros dioses los despreciaran porque ellos en su pobreza eran felices. Es más, tenían un tesoro que por nada cambiarían: una hija preciosa, la diosa Culibillas a la que el cielo dotó de todas las bellezas y cualidades entre las que destacaban el candor y su hermosura. Nada quería saber de las pretensiones de los dioses pirenaicos.
Sus mejores afectos eran sin duda hacia los corderillos que competían en blancura con los inmensos heleros y glaciales que rompían el verdor de sus montañas .Y más aún amaba a las humildes y trabajadoras hormigas blancas que durante el verano continuaban blanqueando la montaña, hasta el punto que Culibillas la bautizó con el nombre de Formigal.
La tranquila paz se acabo el día que Balaitus se enamoró ardientemente de Culibillas.
Balaitus era el revés de la medalla: fuerte, poderoso, temido por todos, nadie se oponía jamás a sus deseos. El amasaba las terribles tormentas del Pirineo y forjaba los rayos capaces de destruir todo lo que le apeteciera. Violento como ninguno, cuando se enfadaba hacía correr sus carros por encima de las nubes, haciendo estremecer hasta los cimientos de las montañas.
¿Cómo iba a ser feliz Culibillas con ese dios? Naturalmente, lo rechazó como a todos los demás que la habían pretendido, pero en mal momento ya que era la primera vez que a Balaitus lo rechazaban, así que este juró raptarla. Anayet y Arafita temían sus furores pero, ¿qué podían hacer los pobres por defender a su hija?
En tres zancadas dicen que se presentó Balaitus ante Culibillas decidido a cumplir su propósito. Las montañas estaban atónitas, sin atreverse a defender a la hermosa y desgraciada diosa. Balaitus era el Zeus de aquel Olimpo. Y dice la leyenda que entonces Culibillas, al verse perdida, gritó: ¡A mí las hormigas!
A millares acudieron de todos los sitios las hormigas blancas las cuales empezaron a cubrir a Culibillas ante los ojos de Balaitus que, horrorizado, emprendió la huida.
Culibillas, en el colmo de la amistad y el agradecimiento, se clavó un puñal en el pecho para guardar dentro, junto a su corazón, todas las hormigas: es el forau de Peña Foratata.
Y cuentan, que los que suben al Forau de la Peña pueden oír claramente los latidos de Culibilla, la diosa agradecida.
Y aseguran también que en Formigal, desde entonces, ya no hay hormigas blancas: todas las tiene ella.

Valle de Tena

La masía valenciana

La masía, también casa de campo, mas o maset (mas pequeño). Más específicamente en valenciano el mas se refiere al territorio de explotación agrícola y en el que se incluye el edificio principal o masía. 
Las casas de campo, o masías suelen ser espacios con una antigua explotación histórica. Estos edificios se alzan tanto en el interior montañoso como en las zonas de alturas medias y en la costa. Los materiales de construcción dependen en cierta forma del terreno donde se alce, pero en general utilizan la piedra sin pulir como elemento de construcción para dar solidez al edificio, reservándose en ocasiones la piedra trabajada para algunos de los vanos, especialmente las puertas. También se utiliza en su fábrica la arcilla, la cal y el cemento, y naturalmente la madera para las vigas, puertas y ventanas, entramado de cañas para los techos; las cubiertas se cubren con teja. 
Los tejados suelen ser a dos vertientes, o a una. Suelen situarse en un lugar estratégico del espacio agrícola con orientación determinada según los vientos de la zona. Pueden tener generalmente entre uno o dos pisos, aunque en ocasiones tres alturas. Con distribución de espacios: para los animales en la planta baja o en establo anexo, la vivienda en la planta baja y/o primer piso. En el último de los pisos, el segundo, o un tercero, servía para guardar el producto de las cosechas. En ocasiones estas edificaciones eran al mismo tiempo defensivas como es el caso de algunas casas de campo de la costa valenciana.
La literatura en esa mirada utópica sobre el mundo rural también ha dejado páginas y letras de la imagen de estas construcciones camperoles, como vemos en los versos mostrados más arriba.
Hoy en día algunos se conservan en el uso para el que fueron construidos: vivienda y casa para las tareas agrícolas y ganaderas; pero en numerosos casos el abandono de los campos y los cambios en las formas de vida y trabajo han hecho que permanezcan abandonas y en ruinas; en otras ocasiones se han reconvertido en casas rurales o bien segundas residencias para habitantes de fin de semana o de períodos vacacionales. Son infinitas las construcciones de este tipo en todas las comarcas valencianas. Por ejemplo el Mas de Aguirre con la Caseta Blanca en el término de Bétera (lugar de reunión de intelectuales valencianos de finales del siglo XIX). 
En muchas de nuestras comarcas el mas agrupa una serie de viviendas a modo de pequeñas aldeas o caseríos, algunas de ellas ya deshabitadas: d’Agut, dels Bancals, de Cervera, del Coll, del Collet, del Curro, de Domingo, d’Estela, d’Esteve y d’Albalat en Sierra Engarcerán; también d’Albalat, del Blau, de Campos, de Carretera, de Català y de la Blanqueta en Vall d’Alba; d’Avall en Costur; del Barranc dels Horts y d’Estaca en Ares del Maestre; de Barratxí, Belladona y Barrera en Vall d’Alba; Blanc en les Useres; de Calaf en Villanueva de Alcolea; dels Caducs en Cuevas de Vinromà; de Colom en Benassal… En otras ocasiones estas construcciones se agrupan para el genérico de masía: masía de l’Abad y la de Coloma en Cuevas de Vinromà; del Adelantado y Barranco en Castillo de Villamalefa; de l’Andalús y d’En Gasc en Salsadella; d’Andreu de Dalt y el de la Costereta en el término de Lucena del Cid; d’Antolí en Catí; de la Bartola y la de Cullero en Benicassim; del Batle y del Corral Nou en Salsadella; dels Bels, de les Clapises y el de la Creu en Chert; Benagera en Ludiente; Benicabo, de Dolz y Cerdanya en Castellfort; Brusca en Albocácer; del Camino en Cortes de Arenoso; Cap Blanc en Onda; Capote en Vistabella; Carruana en Cuevas de Vinromà; Correntilla en Villafamés; la de Cucalon en Altura; Custodio en la Serratella; la de Edavaristo en Catí; Blancas y del Cristo en Viver…

Paisajes turísticos valencianos

Rastrillo de Tetuán - Madrid

El famoso Rastrillo de Tetuán, hermano menor del Rastro, surgió con los primeros comerciantes que se instalaron en la zona para abastecer a las tropas del general O’Donnell. Se situaban todos los días en la calle Bravo Murillo, hasta que, en 1929, fueron trasladados definitivamente a la calle del Marqués de Viana. Cuando en 1946 se construyó el mercado de Nuestra Sefiora de las Victorias, el mercadillo de frutas y verduras perdió interés y su carácter diario, convirtiéndose en una actividad dominical y destinado a la venta de objetos de segunda mano y chatarra.

Curiosidades de Madrid - Isabel Gea

viernes, 26 de julio de 2019

Luis Arias Martínez

Natural de Navia, constituyó junto a sus sobrinos una de las grandes empresas del sector del café, con sucursales en todos los continentes, y regresó para levantar un palacio a la entrada de su villa natal.
Parece que era norma para hacerse rico en Cuba ser tabaquero y en Puerto Rico, cafetero.
Al café se dedicó en Puerto Rico el indiano Luis Arias Martínez, nacido en Navia, en el seno de una familia numerosa y humilde.
Es de suponer que embarcó joven «con la idea de obtener rápidos beneficios que les habrían permitido un acomodado retorno y el apoyo a los familiares que aquí quedaban esperando ansiosos la llegada de noticias y, como no, el día del feliz y definitivo regreso». Esa era la meta de los jóvenes emigrantes, y desde luego, la de Arias.
Arias, desembarcado en Puerto Rico, se introdujo desde el principio en el negocio de los cafetales, en el que ya otros asturianos habían hecho grandes fortunas. Para consolidar la suya, Luis Arias Martínez reclamó a sus sobrinos Indalecio y Luis, con quienes fundó la razón comercial «Arias y Sobrinos», que hacia el año 1922 era de las más importantes de la isla, con sucursales en todos los continentes.
Luis Arias regresa a la patria al considerar que ya llevaba demasiado tiempo en las Indias Occidentales, y la obra más importante de su regreso es la construcción del palacio de Arias, a la entrada de la villa de Navia, que encargó al arquitecto Luis Menéndez Pidal. La obra fue iniciada en 1925 y se empieza a habitar en 1929. Arias pudo disfrutarla durante diez años. Murió el 14 de enero de 1939.

La Nueva España

La maldición de la Maladeta

El macizo de la Maladeta y el Aneto están íntimamente ligados a Val d’Aran y, desde la Artiga de Lin o por los caminos de sierra de Horno, se puede llegar hasta ellos a través de bellos pero duros itinerarios a pie.
Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo las laderas del macizo de La Maladeta se encontraban cubiertas de frescas hierbas, donde los pastores llevaban sus rebaños a pastar plácidamente hasta que llegara el invierno.
Una tarde de otoño comenzó a nevar de tal manera, que los pastores tuvieron que guarecerse en una cabaña. De pronto escucharon que alguien tocaba a la puerta y, al abrir, encontraron a un mendigo cubierto de harapos quien les suplicó que le dejaran pasar la noche allí ya que no podía continuar su camino bajo la nieve y con tanto frío.
Sin embargo, los pastores se negaron y le respondieron que buscara una piedra bajo la cual guarecerse. Entonces cayó un rayo sobre la tierra y la figura del mendigo se transformó rodeándose de un halo luminoso. Se elevó en los cielos y desapareció entre las nubes maldiciendo a los pastores por su mala acción. Se cuenta que estos quedaron convertidos en piedra bajo las nieves de La Maladeta y que aquel vagabundo era el mismo Dios.
Aunque algunos estudiosos sostienen que esta cima se llamaba desde antiguo “Mala Eta”, lo que significaba “la más alta” o “las rocas de arriba”; la sabiduría popular entiende que el término actual de “La Maladeta” hace referencia a los “Montes Malditos” gracias a esta historia.
Tanto se extendió esta leyenda, que el alcalde de Esterri organizó una expedición en 1725 para comprobar que en las rocas de la Maladeta se distinguían el ganado y los pastores petrificados.

Val d’Arán

La Adriática - Zaragoza

El edificio denominado habitualmente "La Adriática", por ser sede durante muchos años de esta compañía italiana de seguros está situado en el n° 34 del Coso zaragozano y fue proyectado en 1948 por los arquitectos Joaquín Muro Antón y Trinidad Solesio González.
Está situado en un emplazamiento destacado, ocupando una pequeña parcela con triple fachada al Coso, a la calle Palomeque y a la plaza San Roque, formada en la confluencia de estas.
El edificio ocupa todo el solar y supera los 40 metros de altura total, lo que supuso un acontecimiento constructivo en la Zaragoza de la posguerra, considerándose el primer «rascacielos» de la ciudad.

Gobierno de Aragón

Islotes Bergantín - Castellón

Bergantín es el nombre de su isla principal que también se llama Galiano. Este grupo de islas forman parte de las famosas islas del mediterráneo conocidas como las Islas Columbretes de Castellón.
Desde lejos se asemeja a un bergantín por la forma de vela que tiene.
Tiene una altura de 32 metros. Se encuentra perforada de forma natural.
Está situada a 1’3 millas de la Horadada y a 3 millas del faro Colibrí.
Dispone además de dos islotes, Churruca, de 3 metros sobre el nivel del mar, Baleato, Cerquero, de 6 metros de altura y multitud de escollos, que forman entre sí canales sucios y de profundidad desigual. El islote Cerqueiro posee una elevación de 6 metros.

Viajes Columbretes

Gaita cabreiresa


La gaita cabreiresa (o gaita llionesa, lhionesa) era un tipo de gaita nativa de la comarca de La Cabreira, en la provincia española de León.
El instrumento se habían extinguido, pero se reavivó gracias a los esfuerzos del gaitero Moisés Liébana y etnógrafa Concha Casado, en la década de 1990.

Wikipedia 

jueves, 25 de julio de 2019

Las vacaciones en 1900

El verbo veranear está en franca decadencia. Ahora es difícil escuchar expresiones como “irse de veraneo” o “veraneantes”. Ni siquiera nos vamos de vacaciones, lo hemos reducido a pasar unos días o tomarnos unos días de descanso. Pero antes, veranear significaba pasar el verano, entero, con sus tres meses, fuera del domicilio habitual. Y ello, entonces, como ahora, solamente lo podían hacer unos cuantos privilegiados que, por ejemplo, tenían en los pueblos de la sierra de Guadarrama sus residencias de verano. Sobre estos veraneantes, opinaba así Alberto de Segovia en 1910. El pueblo al que se refiere es Miraflores de la Sierra, antiguamente denominado Porquerizas. Dice así el texto:
“Da lástima contemplar el uso estético que hacen de la sierra la mayoría de las “distinguidas”, de las “respetables” familias que veranean en sus distintos pueblecitos. Me explicaré con un ejemplo que citaré a modo de historia clínica, para estudiar la patología de las colonias veraniegas. En el valle del Manzanares hay un pueblo bastante bonito que antes tuvo nombre relacionado con los cerdos y hoy lo tiene relacionado con flores. En ese pueblo veranean un serie de familias de bastante buena posición social y económica. Hay varios hoteles -el autor se refiere a residencias de verano o chalets-, algunos muy elegantes y valiosos. En fin, que es un pueblo, si no de la importancia veraniega de Cercedilla, el Escorial, Las Navas, ni otros así, de una importancia más o menos como la de Villalba, Torrelodones, Robledo de Chavela, etc.
¿Quiere saber el lector en qué consiste el genero de vida que hacen estas familias durante los meses de estío?. Yo lo sé de buena tinta, porque lo he presenciado las veces que he ido a ese pueblo en mis correrías por la sierra. Se levantan de la cama al medio día, almuerzan, duermen la siesta, dan un paseíto minúsculo -inferior al menor que podrían dar y que darán en Madrid- hasta una fuente próxima o sitio determinado de igual manera y al casino a bailar hasta la hora de comer. Terminada la comida, otra vez al salón de baile hasta bien avanzada la madrugada. ¿Qué le parece al lector esto?.
Y tenga en cuenta que ese pueblo tiene alrededores magníficos para hermosos paseos y excursiones para interesantes ascensiones; pero esos alrededores permanecen vírgenes de la exploración de los veraneantes. Veraneantes que prefieren la atmósfera asquerosa y mal oliente del casino -estos casinos rurales, sin ninguna de las ventajas y con todos los inconvenientes del verdadero casino-, a la atmósfera deliciosa, incomparable del campo que tienen a dos pasos del hotel. Esta es la vida corriente, acostumbrada, de muchas, de muchísimas familias de esas colonias veraniegas(…) A estas gentes tan desprovistas de sentido ideal de la vida que en este caso concreto es, a la vez, sentido práctico, darles la sierra es lo mismo, como dice sabio y duro el refrán castellano, que echar margaritas a los puercos(…) (Alberto de Segovia. Divagación. 1910.

Guadarramistas 

La Benina - Velilla

La Benina, una edificación con techo de paja del siglo XVII, ha sido galardonada en los 'IV Premios de Construcción Sostenible de Castilla y León. El Consistorio de Velilla ve en este inmueble un atractivo más para impulsar el turismo
Los pequeños pueblos de la Montaña Palentina, desconocidos por la mayoría y visitados por muy pocos, albergan en su interior grandes tesoros arquitectónicos que han llegado hasta nuestros días en manos de los antiguos moradores de la comarca.
Un buen ejemplo lo encontramos en Valcobero, una pequeña pedanía perteneciente a Velilla del Río Carrión y que, hasta hace muy poco, no contaba ni con carretera de acceso. Allí, en medio de la naturaleza, se levanta un pueblo de casas de piedra y caminos angostos donde los visitantes pueden desconectar durante horas observando el espléndido paisaje de sus entornos.
Entre sus muchas bondades, se encuentra un edificio muy singular. Se trata de La Benina, una antigua edificación del siglo XVII cuyo tejado está hecho con fajos de paja, fiel reflejo de las construcciones tradicionales de aquella época en la comarca norteña y que, tras su abandono durante décadas, fue restaurada hace un par de años.
Y es precisamente esa intervención de mejora, financiada por la Obra Social de Caja de Burgos y promovida por la Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León, la que ha posibilitado que esta construcción haya sido reconocida en la IV edición de los Premios de Construcción Sostenible de Castilla y León cuyo principal objetivo es fomentar e impulsar la incorporación de criterios y aspectos medioambientales al diseño y construcción de edificios con el fin de establecer una práctica habitual en el sector y al que en esta edición se presentaron más de un centenar de proyectos.
Gonzalo Pérez, alcalde de Velilla del Río Carrión, se muestra «muy satisfecho por este reconocimiento que supone el culmen al trabajo bien hecho» al tiempo que destaca que «ya fue todo un privilegio que Caja de Burgos se fijase en nosotros para ejecutar la rehabilitación de La Benina entre los muchos edificios presentados».
Por este motivo, reitera que «la obligación del Ayuntamiento a partir de ahora es potenciar este emplazamiento». Por ello, la idea del Consistorio es organizar, a través del Centro de Interpretación de la Trucha, visitas al lugar. Para poner en marcha esta iniciativa recopilará la documentación e historia de la edificación y los usos de los utensilios que se encuentran en su interior con la intención de «mantener vivo el patrimonio civil de nuestros pueblos», destaca el regidor.
Y es que, para los responsables municipales velillenses, la puesta en marcha de este inmueble, «ayudará a completar la rica oferta turística de la Montaña Palencia con la que dar a conocer esta zona de la provincia».
Edificio autóctono. La Benina es un valioso ejemplo de una edificación autóctona propia de la arquitectura popular de Palencia por ser la única construcción de la provincia que aún conserva techumbre realizada con colmos de centeno.
Con más de tres siglos de historia, además de su tejado de paja, conserva la distribución, los materiales y las soluciones constructivas originales. La casa representa el último vestigio arcaico de este tipo de arquitectura que se ha erigido como el icono etnográfico del Parque Natural Fuentes Carrionas y Fuente Cobre-Montaña Palentina.
La restauración de este edificio ha tenido como objeto la rehabilitación de la estructura que conforma la casa, trabajos que se han completado con la recuperación de todas las dependencias interiores, transformando la edificación en Museo Etnográfico.
De esta manera, la construcción se convierte en un nuevo atractivo de la zona que permite dar a conocer la manera de trabajar y vivir de los habitantes de la comarca norteña a través de los aperos allí expuestos que dan una idea del día a día de sus antiguos moradores.

El Diario Palentino 

El palacio donde se alojó Napoleón - Madrid

El colegio de religiosas del Sagrado Corazón, de Chamartín, situado frente al de los Jesuítas, era uno de los dos palacios que el duque del Infantado tenía en el pueblo de Chamartín, el cual lo cedió a las religiosas antes citadas (el otro lo dio al colegio de los Jesuítas). 
En una de sus torretas se alojó Napoleón Bonaparte a su paso por Madrid, entre el 2 y el 21 de diciembre de 1808. 
Hasta el último cuarto del siglo pasado aún se conservaba en él la cama donde durmió el emperador francés.

Curiosidades de Madrid - Isabel Gea

Bonal del Barranco del Remilladero - Ciudad Real

Los llamados localmente bonales o trampales son turberas ácidas caracterizadas por la presencia de agua permanente o semipermanente, suelos encharcados en los que se acumulan restos vegetales parcialmente descompuestos, suelen aparecer en laderas y piedemontes de sierras paleozoicas. 
Su principal valor reside en su peculiaridad edáfica y en la riqueza florística de estos ecosistemas con hábitat especiales y de alta fragilidad. Podremos observar numerosas especies incluidas en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas como las diferentes especies de brezales, pastizales y musgos junto a plantas carnívoras.
En algunos de estos bonales aparecen formaciones muy singulares, denominadas vejigas o abombamientos, de una altura de hasta 2,5 m, en las que dominan las esponjas de musgos y las plantas carnívoras, muy frágiles y sensibles a la acción del ganado que acude a estos lugares para abrevar y alimentarse al ser zonas con humedad permanente.

Turismo Ciudad Real 

El oficio de descorchador

El alcornoque, Quercus suber, es una especie emparentada con los robles, encinas, coscojas, quejigos, castaños y hayas, pertenecientes, todos ellos, a la familia de la fagáceas. En la península Ibérica pueden encontrarse pequeños bosquetes a lo largo de toda la geografía, pero se distribuye, principalmente, por el occidente de Andalucía, por Extremadura y Cataluña.  A diferencia de la encina, el alcornoque necesita más humedad, y ese es el motivo por el que en las zonas del interior peninsular, con un clima continental acusado y menor pluviosidad sea casi inexistente. En esta vasta zona interior predomina la encina, salvo en reducidos enclaves donde se dan las condiciones adecuadas.
El uso del corcho se remonta al siglo XVII, cuando el monje francés Dom Pierre Perignon, comenzó a usarlo para tapar las botellas de champagne. Por supuesto, siempre que se indaga aparecen usos aún más antiguos y se cree que hace 2.000 años se utilizó como medio para taponar las ánforas, antiguos recipientes de barro donde se conservaban alimentos y líquidos.
El alcornoque empieza a ser descorchado cuando ya tiene unos 30 años de vida y su tronco un diámetro de unos 50 cm. La primera impresión es que  el árbol ya es viejo cuando se inicia su explotación, pero hay que tener en cuenta que el alcornoque puede vivir más de 500 años, por lo que con 30 años es casi un recién nacido. Lamentablemente, la explotación para obtener corcho acorta a menos de la mitad su esperanza de vida.
La labor de obtención del corcho es muy delicada, y del buen oficio de descorchador, que aún se mantiene, depende la vida del árbol. No en vano, extraer la corteza supone una dura agresión para el alcornoque que ve alterado su equilibrio. El árbol “deja de respirar” durante tres o cuatro días.  Al cerrar los estomas de sus hojas para detener la pérdida de agua, paraliza durante ese período de tiempo su fotosíntesis. En definitiva, sufre. Sin embargo, no hay mal que por bien no venga y seguramente ha sido el destino de estos elegantes árboles para la obtención de corcho, lo que ha hecho preservar las magníficas agrupaciones de alcornoques que todavía existen en la Península, como la del Parque Natural Los Alcornocales, que se sitúa entre Cádiz, principalmente, y algún municipio de Málaga. Hay que tener en cuenta que los hábitats donde se desarrollan los alcornoques son muy sensibles, por lo que estos espacios, sin su utilidad económica, probablemente ya no existirían.
Los descorchadores, usando su fuerza y pericia, saben hasta dónde hay que llegar al descortezar el alcornoque. El límite lo marca una parte importante de la anatomía del vegetal, el felógeno, que equivaldría a una “segunda piel”, intocable, barrera tras la cual se encuentran partes esenciales de las que depende la vida del árbol, y cuyo mantenimiento es la base de la recuperación posterior del alcornoque.
En la actualidad, el corcho va siendo reemplazado por resinas sintéticas que se usan en la fabricación de  tapones, aunque a juicio de los enólogos, un buen vino necesita un tapón de corcho de calidad, ya que permite oxigenar ligeramente el producto y se adapta perfectamente al cuello de la botella.
El corcho también se emplea como impermeabilizante, aislante térmico y acústico, en la fabricación artesanal de instrumentos musicales de viento, ya que garantiza el cierre perfecto de las piezas por las que pasa el aire. También se usa para crear elementos artesanales y decorativos. 

Guadarramistas