La historia del caserío vasco, evolución y decadencia a lo largo de las distintas épocas
Entre los siglos XII y XIII empezó la era del caserío (baserri) y en aquella época hacía referencia al establecimiento base de la producción familiar de una sociedad agropecuaria ubicada en la montaña. Poco a poco este establecimiento fue adquiriendo mejoras por la experiencia que acumulaban los caseros y fue convirtiéndose en una casa amoldada a la labranza y al cuidado de animales.
Los caseríos vascos tienen su nombre propio y a lo largo de la historia siempre han conservado el mismo nombre. Esto ha ayudado al seguimiento de los caseríos pero a menudo se suele pensar que el edificio actual es el originario, un dato que generalmente es falso ya que la gran mayoría de los caseríos que siguen en pie han sido reconstruidos o renovados.
Desde que los primeros caseríos fueron construidos, la sociedad vasca fue cambiando. De ser recolectores y pastores pasaron al mundo agrícola pero no todos tenían el mismo estatus. Los propietarios libres eran aquellos que no tenían obligaciones para ningún señor y eran los dueños de las tierras que trabajaban. Por debajo de ellos estaban los pecheros del rey, hombres que trabajaban la tierra de la corona de forma autónoma y por ello debían de cumplir una serie de condiciones como pagar impuestos en un tiempo determinado y bajo ningún concepto podían abandonar las tierras (siempre debía de estar algún miembro de la familia presente en las tierras). Y por último, existían los vasallos solariegos, campesinos que trabajaban las tierras pero sin libertades. Como ejemplo, debían de pedir permiso a su dueño y señor para casarse.
Uno de los problemas de los caseríos era su ubicación y la poca defensa que esto conllevaba. Normalmente el caserío se situaba en la montaña, en una zona apartada y lejana y era vulnerable a cualquier tipo de ataques, desde ataques de animales salvajes a las incursiones de los hombres de los nobles de la zona. Además, los primeros caseríos no eran tan grandes como los que podemos ver a día de hoy y solían ser chozas hechas de tablas de madera muy poco resistentes a cualquier invasión. Pero en el siglo XVI y gracias al reinado de los reyes católicos, y la fortuna que empezaron a adquirir tanto en Andalucía como el oro de las américas, la presión de los nobles y de la corona sobre los trabajadores de las tierras y los habitantes de los caseríos empezó a disminuir y en consecuencia, los aldeanos empezaron a pensar en reformar sus casas buscando una mejor vida. Aquí fue cuando se empezó a combinar la piedra con la madera y los resultados fueron más que aceptables, ya que el nivel de carpintería era muy superior a la media.
Historia del caserío vasco
Había muchas maneras de construir un caserío pero todas seguían el principal criterio, en la planta inferior vivían la familia y los animales y en la planta superior el almacenaje de la cosecha. De esta manera, las familias empezaron a cultivar en particular trigo y manzana, y tras el paso de los años, mejoraron la técnica y ampliaron las tierras a trabajar, obteniendo una gran cantidad de producto en la cosecha. Por esta razón, y porque las familias siempre buscaban el respeto de la sociedad, se empezaron a construir caseríos más grandes para aumentar la capacidad de almacenamiento y posteriormente, empezaron a levantar graneros y hórreos para su mejor conservación.
Con el paso de los años, los campesinos vieron que conseguían más rendimiento con el maíz que con cualquier otro cereal y esto, junto con la búsqueda continua de más ingresos, provocó que todas las tierras fueran trabajadas sin descanso y siguiendo técnicas no muy recomendables para la tierra. El uso de cal de piedra cocida en los huertos fue extendiéndose y a finales del siglo XVIII se empezaron a dar cuenta que la cosecha cada vez daba menos alimento. Esto originó un gran aumento de caseríos, ya que los nobles empezaron a buscar nuevas tierras donde cultivar y construían caseríos para establecerse.
Pero en el siglo XIX llegó la era de la industrialización y las nuevas fábricas que requerían de una gran mano de obra, atrajo a la mayoría de la gente que trabajaba las tierras y rápidamente los nobles pudieron apreciar que sus caseríos se quedaban vacíos. Intentaros contraatacar congelando los alquileres o incluso disminuyendo el precio, pero fue en vano y el mundo del caserío entro en la decadencia.
Caserio en decadencia
Han pasado muchos años desde que el último caserío fuera fundado, pero últimamente se están reformando un gran número de caseríos para adaptarlos a los tiempos modernos y también se ha puesto de moda reconvertirlos en casas rurales.
Caserio actual
Esta es la historia del caserío vasco y es difícil prever cual será el futuro de los caseríos, pero su presencia en las tierras vascas perdurará hasta la eternidad.
Turismo vasco
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