Almanzor muere tras su última expedición a San Millán de la Cogolla sin haber sido derrotado, pues los historiadores modernos coinciden en que la batalla de Calatañazor fue sólo una leyenda.
Sin embargo, Almanzor tras décadas de destrozar los reinos cristianos, les hizo el mayor favor posible: dejar herido de muerte el califato por los problemas sucesorios que generó su política interna.
Es por ello, que los últimos condes de Castilla, Sancho García (el de los buenos fueros) y García Sánchez gobiernan en el periodo en que el califato agoniza en medio de una guerra civil, por lo que la recuperación económica y social del Condado se acelera.
Pero Castilla, como condado, tiene sus años contados. García Sánchez, último conde de Castilla es asesinado en León en el año 1029 por lo que el Condado pasa al rey más poderoso de la época: Sancho el Mayor de Navarra, por su matrimonio con Mayor de Castilla o Munia, hermana del asesinado e hija del anterior conde, Sancho García.
Además, Sancho vence a Bermudo III, rey de León en 1037, unificando un vasto reino que ocupa casi el tercio septentrional de la Península, en una franja desigual que abarca desde el Atlántico hasta el corazón de los Pirineos.
El estatus de Castilla, como condado jurídicamente subordinado a León, va a expirar definitivamente, cuando Sancho el Mayor reparte sus posesiones entre sus hijos, asignando Castilla a Fernando, pero ya no en calidad de condado sino de reino. Por tanto, este monarca, que reinará como Fernando I, es el primer rey de Castilla.
(Artehistoria)
De todo un poco. Leyendas, tradiciones e historias curiosas de todas las regiones de España. Unas son verdad y otras no tanto.
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viernes, 10 de marzo de 2017
jueves, 11 de agosto de 2016
El Cid
El Cid (1043-1099). Rodrigo Díaz de Vivar nació en una noble familia de Vivar del Cid, al norte de Burgos, en 1043.
Fiel a Fernando I el Magno, fue expulsado de Castilla al verse envuelto en las luchas fratricidas de los hijos del rey, Sancho II y Alfonso VI.
Luchó junto a los árabes, pero de nuevo cambió de bando, conquistó Valencia para la causa cristiana en 1094 y gobernó la ciudad hasta su muerte.
Por su heroísmo se le llamó El Cid, del árabe sidi ("señor"). Aunque fue un hombre carismático, de gran coraje, sería un poema anónimo, El cantar de Mío Cid, el que le inmortalizaría en 1180, convirtiéndole en el héroe romántico de la Reconquista.
El sepulcro de El Cid y su esposa, Jimena, se encuentra en la catedral de Burgos.
Fiel a Fernando I el Magno, fue expulsado de Castilla al verse envuelto en las luchas fratricidas de los hijos del rey, Sancho II y Alfonso VI.
Luchó junto a los árabes, pero de nuevo cambió de bando, conquistó Valencia para la causa cristiana en 1094 y gobernó la ciudad hasta su muerte.
Por su heroísmo se le llamó El Cid, del árabe sidi ("señor"). Aunque fue un hombre carismático, de gran coraje, sería un poema anónimo, El cantar de Mío Cid, el que le inmortalizaría en 1180, convirtiéndole en el héroe romántico de la Reconquista.
El sepulcro de El Cid y su esposa, Jimena, se encuentra en la catedral de Burgos.
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jueves, 7 de julio de 2016
Doña Urraca de Zamora - Hermana y consejera de Reyes
Urraca Fernández nació en León en 1033 y falleció en la misma ciudad en 1101. Fue infanta de León; hija primogénita de Fernando I de León y de su esposa, la reina Sancha, heredó la plaza de Zamora tras el reparto realizado por su padre antes de fallecer.
El rey Fernando repartió sus reinos antes de morir entre sus cincos hijos: a Alfonso le otorgó el reino principal, León; a Sancho le concedió Castilla; el pequeño, García, fue nombrado rey de Galicia; Elvira heredó el señorío de la ciudad de Toro, con consideración de reino; y Urraca heredó Zamora. Cuando comenzó su soberanía en Zamora, estableció su residencia y fortaleza en los conocidos «jardines del castillo» de la ciudad y en los aledaños de la Catedral. Este castillo es de estilo puramente medieval con cuatro torres, de las cuales se conserva la torre del homenaje recientemente restaurada para albergar el Museo Baltasar Lobo.
Fue madrina de armas de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, quien fue investido caballero alrededor del año 1060 en la iglesia de Santiago de los Caballeros de Zamora. Además, era la hermana favorita de Alfonso, al que ayudó y aconsejó para recuperar su reino primero y para gobernar después.
Al morir Fernando I de León, su hijo primogénito, Sancho, quedó descontento con las reparticiones hechas y entonces fue declarando la guerra a todos sus hermanos e inició una lucha sangrienta. Su reinado en Castilla fue belicoso y el primer conflicto se dio en la Guerra de los Tres Sanchos. Más tarde combatió contra su hermano Alfonso VI en una guerra sin consecuencias y posteriormente se alió con Alfonso y avanzó hacia Galicia para conquistar el reino de García de Galicia, en el año 1071. Menos de un año después le arrebató a Alfonso su reino y se coronó rey de León y de Galicia, arrebatando a continuación a su hermana doña Elvira la ciudad de Toro, situada en la provincia de Zamora. Sólo la infanta Urraca resistía tras los muros de Zamora, convirtiéndose en la principal oponente de Sancho II, pues el rey Alfonso se había refugiado en el taifa de Toledo, que posteriormente conquistaría.
Sancho II puso sitio a la ciudad de Zamora. Pero sus murallas impidieron pasar al monarca, de ahí la denominación de Zamora de «la Bien Cercada». El asedio duró más de siete meses.
Mientras continuaba el asedio de Zamora, un noble leonés, Vellido Dolfos, había salido de la ciudad con la intención de asesinar al rey Sancho II. Según la tradición, tras dos meses infiltrado en el campamento castellano y, después de trabar amistad con el monarca castellano, le acompañó a una cabalgada de exploración en la que se quedó solo con el rey Sancho, que había bajado del caballo para satisfacer una necesidad urgente. Aprovechando la situación, y para evitar que se defendiera su víctima, Dolfos atravesó a Sancho con la lanza real. Una vez cumplido su objetivo cabalgó hacia las murallas de Zamora y se introdujo en ellas a través de un portillo que el romanticismo castellano nombró «de la Traición», pero que hoy en día se denomina «de la Lealtad» tras aprobar el cambio de nombre el Pleno municipal de Zamora en 2009.
Tras la muerte de su hermano Sancho, Urraca continuó ejerciendo su señorío sobre la ciudad de Zamora, así como sobre todos los monasterios del reino, honor que compartía con su hermana, la infanta Elvira de Toro. Fue una de las consejeras más importantes de Alfonso VI, al que siempre protegió y con el que llegó a actuar en la práctica como canciller del reino. Su inteligencia política le granjeó muchos enemigos que utilizaron las habladurías para desprestigiarla, acusándola incluso en los romances populares de mantener relaciones incestuosas con su hermano. Dos años antes de su muerte, dotó el monasterio de San Pedro de Eslonza, que había sido fundado por el rey García I de León.
Al final de su vida se retiró a un monasterio leonés donde permaneció hasta su muerte en 1101, recibiendo sepultura en el Panteón de Reyes de San Isidoro de León donde yacen sus progenitores, así como dos de sus hermanos, el rey García de Galicia y la infanta Elvira de Toro.
El rey Fernando repartió sus reinos antes de morir entre sus cincos hijos: a Alfonso le otorgó el reino principal, León; a Sancho le concedió Castilla; el pequeño, García, fue nombrado rey de Galicia; Elvira heredó el señorío de la ciudad de Toro, con consideración de reino; y Urraca heredó Zamora. Cuando comenzó su soberanía en Zamora, estableció su residencia y fortaleza en los conocidos «jardines del castillo» de la ciudad y en los aledaños de la Catedral. Este castillo es de estilo puramente medieval con cuatro torres, de las cuales se conserva la torre del homenaje recientemente restaurada para albergar el Museo Baltasar Lobo.
Fue madrina de armas de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, quien fue investido caballero alrededor del año 1060 en la iglesia de Santiago de los Caballeros de Zamora. Además, era la hermana favorita de Alfonso, al que ayudó y aconsejó para recuperar su reino primero y para gobernar después.
Al morir Fernando I de León, su hijo primogénito, Sancho, quedó descontento con las reparticiones hechas y entonces fue declarando la guerra a todos sus hermanos e inició una lucha sangrienta. Su reinado en Castilla fue belicoso y el primer conflicto se dio en la Guerra de los Tres Sanchos. Más tarde combatió contra su hermano Alfonso VI en una guerra sin consecuencias y posteriormente se alió con Alfonso y avanzó hacia Galicia para conquistar el reino de García de Galicia, en el año 1071. Menos de un año después le arrebató a Alfonso su reino y se coronó rey de León y de Galicia, arrebatando a continuación a su hermana doña Elvira la ciudad de Toro, situada en la provincia de Zamora. Sólo la infanta Urraca resistía tras los muros de Zamora, convirtiéndose en la principal oponente de Sancho II, pues el rey Alfonso se había refugiado en el taifa de Toledo, que posteriormente conquistaría.
Sancho II puso sitio a la ciudad de Zamora. Pero sus murallas impidieron pasar al monarca, de ahí la denominación de Zamora de «la Bien Cercada». El asedio duró más de siete meses.
Mientras continuaba el asedio de Zamora, un noble leonés, Vellido Dolfos, había salido de la ciudad con la intención de asesinar al rey Sancho II. Según la tradición, tras dos meses infiltrado en el campamento castellano y, después de trabar amistad con el monarca castellano, le acompañó a una cabalgada de exploración en la que se quedó solo con el rey Sancho, que había bajado del caballo para satisfacer una necesidad urgente. Aprovechando la situación, y para evitar que se defendiera su víctima, Dolfos atravesó a Sancho con la lanza real. Una vez cumplido su objetivo cabalgó hacia las murallas de Zamora y se introdujo en ellas a través de un portillo que el romanticismo castellano nombró «de la Traición», pero que hoy en día se denomina «de la Lealtad» tras aprobar el cambio de nombre el Pleno municipal de Zamora en 2009.
Tras la muerte de su hermano Sancho, Urraca continuó ejerciendo su señorío sobre la ciudad de Zamora, así como sobre todos los monasterios del reino, honor que compartía con su hermana, la infanta Elvira de Toro. Fue una de las consejeras más importantes de Alfonso VI, al que siempre protegió y con el que llegó a actuar en la práctica como canciller del reino. Su inteligencia política le granjeó muchos enemigos que utilizaron las habladurías para desprestigiarla, acusándola incluso en los romances populares de mantener relaciones incestuosas con su hermano. Dos años antes de su muerte, dotó el monasterio de San Pedro de Eslonza, que había sido fundado por el rey García I de León.
Al final de su vida se retiró a un monasterio leonés donde permaneció hasta su muerte en 1101, recibiendo sepultura en el Panteón de Reyes de San Isidoro de León donde yacen sus progenitores, así como dos de sus hermanos, el rey García de Galicia y la infanta Elvira de Toro.
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