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miércoles, 9 de enero de 2019

Alfarería de Ávila

La alfarería en la provincia de Ávila (España), con precedentes arqueológicos datados con anterioridad a la romanización, ha conservado una personalidad aislada,​ a pesar de las influencias de los alfares de provincias limítrofes como Toledo, Salamanca y el norte extremeño.
Más allá del importante capítulo arqueológico representado por el yacimiento de Las Cogotas (siglos vi al ii a. C.) y la curiosa cerámica de Boquique, puede rastrearse la actividad alfarera desde el siglo XIII como una primitiva industria de tipo familiar en la producción de piezas de tosca factura, para uso doméstico y funcional, y escasa o nula tecnología. Los antiguos barrios alfareros, como tal artesanía desaparecieron casi por completo a mediados del siglo XX, iniciándose una moderada recuperación a partir de 1980, aunque ya con equipamiento y técnicas cerámicas avanzadas, como tornos y hornos eléctricos, y más orientada a las artes decorativas y el turismo, a través de las ferias anuales organizadas por Avialfar.
Pueden destacarse los trabajos de campo realizados en la zona entre 1960 y 1978 por etnólogos alemanes y Natacha Seseña,​ además de las colecciones del Equipo Adobe o las reunidas en el Museo de Ávila y el Museo de Artes y Tradiciones Populares por Guadalupe González-Hontoria.

Historia
Al margen del capítulo arqueológico, las referencias más antiguas al oficio de la alfarería en tierras abulenses pueden rastrearse ya en el siglo XVI, en las Relaciones topográficas de Felipe II, y en el siglo XVIII en el Catastro de Ensenada (1752) y en las Memorias políticas y económicas de Eugenio Larruga (1792). En el XIX se censa este oficio en el Diccionario geográfico-estadístico-histórico (1846-1850) de Pascual Madoz, y en el contemporáneo Atlas de España y sus posesiones de Ultramar (1848-1860) de Francisco Coello. En el siglo XX, se registra en La Adrada el taller de Andrés Ortega, alfarero procedente de Alcorcón (Madrid), y cuya producción ha sido continuada por su familia, pero ya con piezas diferentes.

(Wikipedia)

lunes, 7 de enero de 2019

Botijo de filigrana - Alba de Tormes

El botijo de filigrana o barril de filigrana, es una pieza ornamental con “decoración de bordado”, típica de la alfarería tradicional de Alba de Tormes (Salamanca, España).  Algunos etnógrafos, Natacha Seseña entre ellos, lo consideran evolución del botijo de barril, y decorada por mujeres.

Tipología y localización
Independientemente de su tipología y morfología variables, las diversas localizaciones donde se elabora dan distintos nombres a esta pieza: botijo de peineta,​ de bordado, de encaje, de rejería, barril de torre, pavo real, etc. Partiendo de la estructura básica del botijo de barril, la pieza será luego vidriada por completo y decorada en blanco. La fantasía de la decoración se despliega en el remate calado –simulando complicadas rejerías o enrejados de estructuras finas– que corona la pieza como si fuera la cola desplegada de un pavo real o una historiada peineta.
Elaborados con la arcilla greda típica de la zona de Alba de Tormes, y decorados luego con un «juaguete» de arcilla blanca, algunas variedades presentan, en vez de el cuerpo de barril, el tradicional globular con forma zoomorfa, por lo general representando un gallo.​ Aunque también pueden verse ejemplares sin vidriar, los más populares sí lo están; la decoración se lleva a cabo tras haber sido torneada y secada la pieza, después del baño de engobe rojo; ya ornamentada se procede a su vidriado y horneado; el resultado será una loza brillante con la base de color marrón-rojiza, decorada en amarillo anaranjado.

Museografía
El botijo o barril de filigrana es una pieza reina en los principales museos monográficos, como el Museo del Botijo de Argentona,​ el de Toral de los Guzmanes, el de Chinchilla de Montearagón,​ o el de Villena, así como del Museo de Salamanca.

(Wikipedia) 

sábado, 5 de enero de 2019

Botijo de Pasión - Astudillo


Botijo de Pasión, pieza típica de la alfarería tradicional de Astudillo (Palencia, España). Vidriado meloso en su parte superior y central, con decoración prefabricada en moldes y superpuesta en relieve con varios modelos de figuras religiosas, "el Crucificado", "la Virgen y el Niño", "el Sagrado Corazón", "los ángeles", y diversos santos. Elaborado en la segunda mitad del siglo XX. 

(Wikipedia)

viernes, 4 de enero de 2019

Alfarería de Salamanca

La alfarería en la provincia de Salamanca (España) agrupa la producción cacharrera de la zona, además de los materiales arqueológicos datados con anterioridad a la cultura de los pueblos ibéricos y la Hispania romana, y la cerámica de dichos periodos. Influenciada por los poderosos focos extremeños de Salvatierra de los Barros y Fregenal de la Sierra,​ su alfarería está presente en el Antropológico de Madrid o el Museo de Salamanca,​, y en museos monográficos como el de Chinchilla de Montearagón y el Museo Internacional de Arte Popular del Mundo, ambos en Albacete, el Museo del Botijo de Argentona,​, o el de Toral de los Guzmanes. También es interesante reseñar los fondos de las colecciones del Equipo Adobe,​ o las piezas reunidas en el Museo de Artes y Tradiciones Populares por Guadalupe González-Hontoria.

Historia
Además del mencionado tesoro arqueológico de la edad antigua y de la influencia de la alfarería musulmana, la «loza común vidriada» salmantina es citada por Pascual Madoz en el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, dentro de sus censos industriales sobre Alba de Tormes y Tamames.6​a​7​ Ya mediado el XX, destaca el estudio de los alfares salmantinos publicado por Luis Cortés Vázquez, que orientaría los subsiguientes trabajos de ámbito nacional, en especial los trabajos de campo realizados entre 1960 y 1978 por etnólogos alemanes y Natacha Seseña. En las postrimerías del siglo XX el crecimiento del mercado turístico facilitó la recuperación de la actividad alfarera y el diseño cerámico de cacharrería para uso decorativo.8​


(Wikipedia)

miércoles, 2 de enero de 2019

Alfarería enchinada de Ceclavín


Es un tipo de alfarería caracterizado por la técnica del enchinado (empedrado, en portugués).
• Consiste en la incrustación de pequeñas piezas de cuarzo blanco (chinas) sobre el barro húmedo o recién oreado.
• Son habituales los acabados con figuras estrelladas geométricas o florales.
Pervive en la localidad alentejana de Nisa y en la extremeña de Ceclavín.
Antiguamente esta técnica se desarrolló también en las localidades portuguesas de Estremoz, Montalvao y Cacheiro y en las españolas de Monte Hermoso, Zarza la Mayor, Torrejoncillo y Plasencia.
Tradicional mente se usaban para contener agua y como elementos de ajuar, pero en la actualidad sólo tienen una función decorativa.

(Alfarería enchinada)

domingo, 30 de diciembre de 2018

Botijo de Pescador - Baleares

El botijo de pescador, también conocido como botijo de barca de Baleares,  es un tipo de botijo realizado en las Islas Baleares, con una forma casi cónica de amplia base para obtener la máxima estabilidad posible cuando el botijo está en la barca con el movimiento del mar. Puede no presentar ninguna decoración especial ni vidriado o, como en los modelos andaluces, llevar la cubierta vidriada de color verdoso y negro manganeso.
En el Museo del Botijo de Argentona se conserva un ejemplar, hecho en Ciudadela (Menorca), que entró en la colección como una donación de Jordi Leoz Gil; tiene un cuerpo en forma casi cónica, con amplia base y un asa superior casi circular, con boca y pitorro contrapuestos y sin decoración.

(Wikipedia)

jueves, 27 de diciembre de 2018

Alfarería de Palencia

La alfarería en la provincia de Palencia (España), como artesanía tradicional posterior a la romanización, tuvo su origen en la herencia cultural morisca y su desarrollo está asociado a la producción cerámica de las vecinas provincias de Zamora, Burgos y Valladolid. Su centro más importante entre el siglo XIX y parte del siglo XX fue Astudillo, y su pieza más característica, el botijo de Pasión.
Continúa una modesta producción cerámica mezclando las formas tradicionales con estéticas innovadoras, pero totalmente ajenas al proceso popular histórico y su ciclo ("cochura" de las piezas en horno de leña de tipo árabe, y con alfareros que heredaron el oficio por tradición familiar directa). 

​Historia
Más allá del precedente arqueológico que constituyen los restos hallados en yacimientos de la zona (pre-ibéricos, ibéricos, celtibéricos e iberorromanos), los alfares tradicionales palentinos desarrollaron desde el periodo medieval una industria artesanal dirigida a satisfacer las necesidades de las faenas rurales, pastoriles o domésticas, que dado su carácter utilitario y su elemental tecnología produjo la general cacharrería de factura tosca pero muy funcional.
Además de ese material arqueológico, ha quedado documentada actividad alfarera desde el siglo XVIII, con referencias en el Catastro de Ensenada (1752) y en las Memorias políticas y económicas de Eugenio Larruga (1792). En el siglo XIX también se localizan alfares en el Diccionario geográfico-estadístico-histórico (1846-1850) de Pascual Madoz.
El primer estudio interesante de la cerámica del sector palentino-leonés, fue el publicado por Rafael Navarro en 1935. En él llama la atención sobre «las decoraciones multicoloreadas resultado de las influencias musulmanas u orientales» y las «características celtibéricas: paredes gruesas en las vasijas; decoración incisa de líneas, círculos y espirales; siluetas animales y vegetales; símbolos y colores lisos». Navarro enumera piezas que considera representativas, como «las botijas del valle de Cerrato, el cántaro y los botijos de Astudillo, las escudillas de pastor de Baltanás, las escudillas del valle de Esgueva, los tarros de botica de las vecinas tierras de Sahagún, la vajilla de novia de tierra de Guardo y Besande, el jarro de vino de Palencia capital, especieros de tres senos, aceiteras de Prádanos de Ojeda, cántaras de la ciudad de Palencia» y las típicas "tarolas" y "babosas" (tazas o cazuelillas para beber vino. Navarro señaló asimismo la competencia y presencia en la zona de barros, lozas y vajillas andaluzas, levantinas y toledanas, así como de «los platos y fuentes gruesos y toscos, típicos de la zona leonesa». También reúne información en su breve pero curiosos estudio sobre arcillas y engobes usados por los alfareros, y sobre el conjunto de tareas del preparado del barro, el trabajo en el torno, los barnices y el enhornado.

(Wikipedia) 

jueves, 20 de diciembre de 2018

El cántaro como instrumento musical

El cántaro, además de su utilidad para traer el agua de la fuente y conservarla fresca, se utilizaba en diferentes regiones españolas para tocarlo como instrumento de percusión golpeando la boca con la mano o una alpargata, produciendo un sonido hueco y resonante en el interior del recipiente. En la escala de instrumentos es un idiófono percutido, aunque también se le puede sacar otro tipo de sonido con soplidos secos en la boca (del cántaro). En el folclore musical español, su uso en rondallas, pasacalles y grupos de baile prácticamente ha desparecido.
En Hispanoamérica sin embargo, y en especial en México continúa siendo muy popular.

(Wikipedia)

Alfarería de Burgos

La alfarería en la provincia de Burgos (España), como fenómeno gremial posterior a la producción recogida en la zona en yacimientos arqueológicos –bien anteriores o elaborados durante la romanización– se ha conservado en algunos centros importantes como el de Aranda de Duero, perdiéndose en otros como el de Castrojeriz, muy asociado a la estética del foco de Astudillo, en la vecina provincia de Palencia. Mención especial merece en algunas monografías la labor de Simón Calvo, alfarero que llegó a desarrollar un personal «estilo historicista», durante la primera mitad del siglo xx, desde su taller en la capital burgalesa. A partir de las últimas décadas de dicho siglo se recuperaría cierta actividad, dando entrada al diseño cerámico de lozas para uso decorativo y mercado turístico. Labor continuada en el xxi en alfares como los instalados en Covarrubias, Ezquerra, Medina de Pomar, Quintanilla del Agua, Villagonzalo y Burgos capital.

Trabajos de campo y colecciones
Las primeras referencias ducumentales a alfares activos en esta provincia se anotan ya en el siglo xviii en el Catastro de Ensenada (1752) y en las Memorias políticas y económicas de Eugenio Larruga (1792), y un siglo después en las ediciones del Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar.​ Más precisos e informativos son los estudios de la segunda mitad del xx, a partir de trabajos de campo realizados en la década de 1970, como los que recoge la Guía de los alfares de España publicada en 1981, dirigida por el etnólogo alemán Rüdiger Vossen y la investigadora Natacha Seseña.
Además de las piezas conservadas en el Museo de Artes y Tradiciones Populares, de los trabajos de campo realizados por Guadalupe González-Hontoria,]​ la colección de cerámica nacional del Museo de Chinchilla de Montearagón guarda piezas de los alfares arandeses de Maximiliano, Domingo y Rélix Martín, y una terracota reproduciendo el Monumento al pastor, obra de Fidel Izquierdo.​ Otras colecciones de alfarería de basto producida en alfares burgaleses son las reunidas por el Equipo Adobe.

(Wikipedia)

martes, 18 de diciembre de 2018

Artesanía de Jiménez de Jamuz

En cuanto a la artesanía, conserva una larga tradición alfarera (alfarerías Taruso, Valentín Peñín, Miguel San Juan Peñín o alfarería Esteban). También cuenta con un Museo de la Alfarería. 
Queda documentada la utilización del barro de Jiménez de Jamuz por parte de Antonio Gaudí para la fabricación de las piezas cerámicas que cubren parte de las superficies del Palacio Episcopal de Astorga.

(Wikipedia) 

domingo, 16 de diciembre de 2018

Alfarería de Murcia

La alfarería en la región de Murcia (España), ha estado geográficamente determinada por las cuencas de los ríos Mula y Segura, aprovechando las terrazas naturales a orillas de los cauces y ramblas, que proporcionaban los elementos necesarios para la práctica del oficio: agua, barro y espacio. Otro factor importante ha sido la proximidad e influencia de los focos levantinos, en especial el de Manises, y los de la Andalucía Oriental.
Además de la notable herencia musulmana en la elaboración de alfarería de agua y de fuego, y de una estimable producción de tinajas para cubrir el mercado local, el alfarero murciano ha desarrollado desde el siglo XVIII una pequeña industria dedicada a la artesanía de las figuritas del Belén.
A pesar de la nueva orientación de la producción hacia el turismo y la exportación, el oficio alfarero en la región murciana continúa siendo de carácter familiar, trasmitido de generación en generación. La mayor producción en 2010 se localizaba en Totana y Aledo.

(Wikipedia)

lunes, 10 de diciembre de 2018

Los alfareros de Buño - La Coruña

Malpica de Bergantiños tiene en Buño uno de los puntos más interesantes y activos de la artesanía gallega. Los alfareros de esta localidad, galardonados con la Medalla de Oro de Bellas Artes, mantienen viva una actividad secular que habla de la cultura y del estilo de vida de los gallegos. Estos artesanos guardan el secreto que les permite hacer arte de utensilios cotidianos y lo transmiten a través de sus manos dándole forma al barro que encuentran en el subsuelo. Tradicionalmente elaboraban útiles que formaban y forman parte del hogar gallego: jarras, tazas, platos, tarteras… pero en las últimas décadas fueron evolucionando hacia piezas más versátiles y con nuevas formas y esmaltes. Supieron interpretar las inquietudes de los consumidores y fueron capaces de imprimir una mayor vertiente artística alrededor de los elementos que salían de sus manos, manteniendo vivas al mismo tiempo las formas ancestrales, algunas de las cuales tienen más de dos siglos de vida.

Ecomuseo Forno do Forte
Cualquier época del año es buena para visitar Buño. Además de acercarte a algún taller alfarero o llevarte un recuerdo de las tiendas de alfarería, es muy aconsejable visitar el Ecomuseo Forno do Forte, propiedad de la Deputación da Coruña y gestionado por el Ayuntamiento de Malpica. En este museo podremos comprender mucho mejor la vida de los alfareros y las técnicas que emplean en la elaboración de sus piezas. Los visitantes retroceden en el tiempo para conocer el modo de vida de una familia alfarera en 1950.

(Malpica Turismo)