Uno de los personajes más conocidos de la mitología asturiana, el trasgo o trasgu es un duende pequeño, a veces representado con rabo y cuernos. Tiene la mano izquierda agujereada, viste traje y gorro rojo.
Vive en las casas y es sumamente travieso, llegando a ocasionar grandes destrozos en ocasiones. Causa graves trastornos en la vida familiar en aquellas casas que habita, molestando al ganado, tirando cosas al suelo, impidiendo que las personas duerman por las noches, etc. Sin embargo si se le trata bien, y siempre y cuando este de buen humor, el trasgu puede recoger y limpiar las casas, aunque suele ser mas dañino que benefactor.
Es tal la molestia que causa que en ocasiones las familias tienen que mudarse. No obstante es sumamente difícil deshacerse de él, acompañando normalmente a la familia en la mudanza, suelen anunciarse diciendo “yo también ando de casa mudada”.
Hay varias maneras según el mito de deshacerse de él, una es encargarle que traiga agua en una cesta, o que convierta un pellejo de carnero negro en blanco, al no poder hacerlo se marcha avergonzado.
Otra manera de deshacerse del trasgu es dejándole un plato de guisantes, como no los puede coger porque se le escapan por el agujero de la mano se enfada y se va.
El mito del trasgu está emparentado con otros mitos de duendes comunes en toda Europa y el resto del mundo.
De todo un poco. Leyendas, tradiciones e historias curiosas de todas las regiones de España. Unas son verdad y otras no tanto.
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