Quivira es el nombre de una ciudad imaginaria llena de riquezas, de la que hablaba una leyenda española posterior al siglo XII. A partir del siglo XVI algunos exploradores de Nueva España creyeron que esa ciudad existía realmente, y la buscaron por Norteamérica.
La leyenda medieval de las Siete Ciudades se origina con la invasión de los moros a la península ibérica. Según el relato original siete obispos lusos partieron de la ciudad de Oporto y se establecieron en una isla o tierra ubicada al oeste, cruzando el mar, donde cada uno habría fundado su propia ciudad.
Posteriormente los españoles popularizaron otra versión de los hechos, donde los obispos ya no eran portugueses sino españoles originarios de Mérida, quienes habrían escapado de la ciudad tras su caída a manos de los árabes en el año 713.
De todo un poco. Leyendas, tradiciones e historias curiosas de todas las regiones de España. Unas son verdad y otras no tanto.
Selección
miércoles, 30 de marzo de 2016
martes, 29 de marzo de 2016
Desfiladero de Terradets
El desfiladero de Terradets ha sido formado por el río Noguera Pallaresa al atravesar la Sierra del Montsec, en el límite entre las comarcas de la Noguera y Pallars Jussà. A través del desfiladero pasan la carretera C-13 y la vía de tren Lérida - La Puebla de Segur.
El desfiladero de Terradets pertenece al término municipal de Castell de Mur, concretamente al pueblo de Cellers. El desfiladero de Terradets conforma un bello paraje natural junto con la Sierra del Montsec y el pantano del mismo nombre.
La zona cuenta con infraestructura turística (hotel, restaurante, casa de pagès) y de activitades recreativas (escalada, espeleología, hipismo, deportes acuáticos).
El desfiladero de Terradets pertenece al término municipal de Castell de Mur, concretamente al pueblo de Cellers. El desfiladero de Terradets conforma un bello paraje natural junto con la Sierra del Montsec y el pantano del mismo nombre.
La zona cuenta con infraestructura turística (hotel, restaurante, casa de pagès) y de activitades recreativas (escalada, espeleología, hipismo, deportes acuáticos).
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Los ojos verdes
Los ojos verdes es uno de los cuentos que provienen del libro de leyendas escrito en 1861 por Gustavo Adolfo Bécquer. Trata sobre los espíritus femeninos de las aguas.
Iñigo es un montero, que un día cazando con su amo Fernando, aciertan a un ciervo, el cual herido trata de huir hacia un lugar conocido como “la fuente de los Álamos”, donde según se dice, habita un espíritu del mal. Fernando pretende seguirlo una vez que se había adentrado en tal lugar. Iñigo, su montero, le advierte del peligro y de que la caza está perdida, pero Fernando orgulloso se adentra para recuperar la pieza, la cual era la primera herida por sus manos.
Días más tarde, Iñigo pregunta a su amo que por qué está tan triste, tan pálido, como si algo le preocupara, y en qué ocupa todas las horas que pasa cada día en los Álamos; a lo que su amo Fernando le responde describiendo el lugar, y que logró ver unos hermosos ojos verdes entre el rocío de aquel maravilloso lugar, unos ojos que lo tienen prisionero y que busca cada día. Entonces Iñigo le advierte, lleno de terror y asombro, que esa mujer es en realidad un demonio que quiere apoderarse de su alma. Finalmente, cara a cara con la misteriosa mujer, a la orilla de la fuente, Fernando le confiesa, totalmente obsesionado, que si ella fuese un demonio, igual la amaría siempre y en la eternidad.
Sobre el final, Fernando es arrastrado al interior del río.
(Wikipedia)
Iñigo es un montero, que un día cazando con su amo Fernando, aciertan a un ciervo, el cual herido trata de huir hacia un lugar conocido como “la fuente de los Álamos”, donde según se dice, habita un espíritu del mal. Fernando pretende seguirlo una vez que se había adentrado en tal lugar. Iñigo, su montero, le advierte del peligro y de que la caza está perdida, pero Fernando orgulloso se adentra para recuperar la pieza, la cual era la primera herida por sus manos.
Días más tarde, Iñigo pregunta a su amo que por qué está tan triste, tan pálido, como si algo le preocupara, y en qué ocupa todas las horas que pasa cada día en los Álamos; a lo que su amo Fernando le responde describiendo el lugar, y que logró ver unos hermosos ojos verdes entre el rocío de aquel maravilloso lugar, unos ojos que lo tienen prisionero y que busca cada día. Entonces Iñigo le advierte, lleno de terror y asombro, que esa mujer es en realidad un demonio que quiere apoderarse de su alma. Finalmente, cara a cara con la misteriosa mujer, a la orilla de la fuente, Fernando le confiesa, totalmente obsesionado, que si ella fuese un demonio, igual la amaría siempre y en la eternidad.
Sobre el final, Fernando es arrastrado al interior del río.
(Wikipedia)
lunes, 28 de marzo de 2016
Wifredo el Velloso - Primer Conde independiente de Barcelona
Wifredo el Velloso (en catalán Guifré el Pilós), hijo de Sunifredo de Urgel, conde de Urgel y de la Cerdaña (868), de Barcelona y Gerona (878) y de Osona (886) de facto, si bien de iure no lo fue hasta el 878.
Wifredo pertenecía a un linaje hispanogodo de las inmediaciones de Prades, en el condado de Conflent, actualmente en el Rosellón francés. Conde de Urgel y Cerdaña en 870, recibió en el año 878 los condados de Barcelona, Gerona y Besalú de los reyes carolingios. Su gobierno coincidió con un periodo de crisis que llevó a la fragmentación del Imperio carolingio en principados feudales.
Wifredo fue el último conde de Barcelona designado por la monarquía franca y el primero que legó sus estados a sus hijos. A partir de entonces, los condados se transmitieron por herencia y los reyes francos simplemente sancionaron la transmisión. De esta forma, se crea la base patrimonial de la casa condal de Barcelona.
A la figura de Wifredo hay que atribuir la independencia de facto de los condados catalanes respecto del reino franco y la creación de una extensa base patrimonial. Una de sus acciones más relevantes fue la repoblación de la plana de Vich (878-881), una extensa tierra de nadie situada entre los dominios carolingios y los musulmanes, que posteriormente se convertiría en el Condado de Osona. Allí fundó los monasterios de Ripoll y San Juan de las Abadesas, y restauró el obispado de Vich.
(Wikipedia)
Wifredo pertenecía a un linaje hispanogodo de las inmediaciones de Prades, en el condado de Conflent, actualmente en el Rosellón francés. Conde de Urgel y Cerdaña en 870, recibió en el año 878 los condados de Barcelona, Gerona y Besalú de los reyes carolingios. Su gobierno coincidió con un periodo de crisis que llevó a la fragmentación del Imperio carolingio en principados feudales.
Wifredo fue el último conde de Barcelona designado por la monarquía franca y el primero que legó sus estados a sus hijos. A partir de entonces, los condados se transmitieron por herencia y los reyes francos simplemente sancionaron la transmisión. De esta forma, se crea la base patrimonial de la casa condal de Barcelona.
A la figura de Wifredo hay que atribuir la independencia de facto de los condados catalanes respecto del reino franco y la creación de una extensa base patrimonial. Una de sus acciones más relevantes fue la repoblación de la plana de Vich (878-881), una extensa tierra de nadie situada entre los dominios carolingios y los musulmanes, que posteriormente se convertiría en el Condado de Osona. Allí fundó los monasterios de Ripoll y San Juan de las Abadesas, y restauró el obispado de Vich.
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domingo, 27 de marzo de 2016
Changurro a la donostiarra
En el País Vasco se llama changurro (del euskera txangurru, ‘centollo’) al centollo y, por extensión, tanto en el País Vasco como en el resto de España, a una serie de platos populares de la región hechos a base de carne desmenuzada de dicho marisco.
Recetas de changurro
Algunos ejemplos son el changurro a la donostiarra o la terrina de changurro, en los que la carne extraída del caparazón tras cocción se mezcla con ingredientes como cebolla, puerro, tomate y brandy, según las diferentes variantes de recetas.
Variantes
En el changurro a la donostiarra la mezcla preparada se presenta dentro del caparazón del centollo y se gratina en el horno.
Recetas de changurro
Algunos ejemplos son el changurro a la donostiarra o la terrina de changurro, en los que la carne extraída del caparazón tras cocción se mezcla con ingredientes como cebolla, puerro, tomate y brandy, según las diferentes variantes de recetas.
Variantes
En el changurro a la donostiarra la mezcla preparada se presenta dentro del caparazón del centollo y se gratina en el horno.
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sábado, 26 de marzo de 2016
La venganza de Nalvillos
La venganza de Nalvillos es una leyenda castellana de la Edad Media, en un contexto histórico que comprende la relación de Alfonso VI de León con Al-Mamún, rey de Toledo a mediados del siglo XI, la conquista por parte del primero de la ciudad de Toledo en 1085 y la posterior toma de la ciudad de Talavera (conquistada por los cristianos en primera instancia en 1083) debido al empuje almorávide. Narra una historia de adulterio en un triángulo amoroso entre una joven mora, Ajá Galiana, su marido cristiano Nalvillos y el antiguo prometido de la primera, Jezmín Yahía.
A finales del siglo XII era conocida la cordial de amistad que mantuvieron Alfonso VI y Al-Mamún, penúltimo rey musulmán de Toledo. Mientras Alfonso VI permaneció desterrado de León en Toledo Al Mamún le trató con muchas atenciones. Llegó hasta el punto de asignarle una escolta de musulmanes cuando regresó a Castilla a la muerte de su hermano Sancho II de Castilla. En contrapartida, sintiéndose agradecido, Alfonso no invadió la ciudad de Toledo hasta que Al Mamún falleció, además de tomar como pupila a su pariente (hija o sobrina) Ajá Galiana.
El punto de partida de la leyenda es esa amistad entre Alfonso VI y Al-Mamún.
El relato difundido por la tradición cuenta que la joven doncella mora, hermosa y de porte distinguido, —traída hasta Ávila desde Toledo por Fernando de Lago y una caballería de jinetes cristianos y musulmanes— había sido puesta por el rey bajo tutela de Urraca I de León y Raimundo de Borgoña. La joven fue conducida a Galicia por estos últimos y fue bautizada adquiriendo el nombre de Urraca. Se tramitó su matrimonio con Nalvillos Blázquez, hijo del gobernador de Ávila, locamente enamorado de Ajá Galiana, pese a estar prometido a una noble, Arias Galindo. El rey aceptó el casamiento a regañadientes, puesto que tenía planeado casarla con otro pariente de Al Mamún, Jezmín Yahía, sirviente suyo al que había concedido tierras en la orilla del Tajo cerca de Talavera. Éste último, indignado por el desplante, juró en secreto matar al hijo del Gobernador. A raíz de este cambio de planes se concertó la boda del hermano de Nalvillos, Blasco Jimeno, con Arias Galindo para solventar la afrenta a los padres de ésta última.
Urraca I de León tiene un pequeño papel en el relato.
Durante un viaje por Talavera de Nalvillos éste fue recibido por Jezmín, que le agasajó con multitud de atenciones, sin dar a entender su malestar e inquina hacia Nalvillos. Tan agradecido se sintió por las atenciones recibidas que invitó al moro a la boda de su hermano, que se celebraría en Ávila. En las justas del evento, celebradas en una explanada fuera de la muralla, Nalvillos descabalgó a Jezmín Yahía. Ajá Galiana sintió revivir los sentimientos que tenía hacia el musulmán, que lejos de haber quedado maltrecho de la justa sólo resultó herido en el orgullo y volvió a jurar que daría muerte a Nalvillos. Esa misma noche Galiana dejó un mensaje a Jezmín instándole a que se reuniera con ella en su ventana y la reclamara con el silbido que solían usar entre ellos de niños. En sus aposentos le confesó su amor hacia él y su matrimonio desdichado y acordó con él que hasta que el momento de escapar juntos fuese propicio únicamente se reunirían durante las ausencias de Nalvillos cuando éste marchaba a la guerra. Nalvillos al regresar victorioso de sus batallas con los musulmanes descubrió que Ajá Galiana le había abandonado para reunirse con Yahía, y partió en su búsqueda.
A partir de ahí unas versiones relatan que Nalvillos atacó Talavera y en el lecho de la pareja de adúlteros del palacio de Jezmín ambos fueron pasados a cuchillo por el castellano. Otra versión recogida en un manuscrito de 1517, con un final más florido y poético cuenta que Nalvillos se introdujo de incógnito en la ciudad de Talavera, donde vivía la pareja, vestido de mercader de hierbas , y cuando llegó hasta Galiana, la perdonó y le suplicó que volviera con él, a lo que la mora respondió haciéndole prender por los guardias y llamando a Yahía. Fue condenado por el musulmán a ser quemado a la hoguera. En la pira Nalvillos solicitó como último deseo hacer sonar el cuerno de guerra que siempre le acompañaba. La petición fue atendida y ese fue el momento cuando los servidores de Nalvillos, emboscados cerca del palacio, salieron a rescatar a su señor, que finalmente decretó que ambos amantes fueran arrojados a la hoguera. Nalvillos pasó a la leyenda como un gran guerrero.
(Wikipedia)
A finales del siglo XII era conocida la cordial de amistad que mantuvieron Alfonso VI y Al-Mamún, penúltimo rey musulmán de Toledo. Mientras Alfonso VI permaneció desterrado de León en Toledo Al Mamún le trató con muchas atenciones. Llegó hasta el punto de asignarle una escolta de musulmanes cuando regresó a Castilla a la muerte de su hermano Sancho II de Castilla. En contrapartida, sintiéndose agradecido, Alfonso no invadió la ciudad de Toledo hasta que Al Mamún falleció, además de tomar como pupila a su pariente (hija o sobrina) Ajá Galiana.
El punto de partida de la leyenda es esa amistad entre Alfonso VI y Al-Mamún.
El relato difundido por la tradición cuenta que la joven doncella mora, hermosa y de porte distinguido, —traída hasta Ávila desde Toledo por Fernando de Lago y una caballería de jinetes cristianos y musulmanes— había sido puesta por el rey bajo tutela de Urraca I de León y Raimundo de Borgoña. La joven fue conducida a Galicia por estos últimos y fue bautizada adquiriendo el nombre de Urraca. Se tramitó su matrimonio con Nalvillos Blázquez, hijo del gobernador de Ávila, locamente enamorado de Ajá Galiana, pese a estar prometido a una noble, Arias Galindo. El rey aceptó el casamiento a regañadientes, puesto que tenía planeado casarla con otro pariente de Al Mamún, Jezmín Yahía, sirviente suyo al que había concedido tierras en la orilla del Tajo cerca de Talavera. Éste último, indignado por el desplante, juró en secreto matar al hijo del Gobernador. A raíz de este cambio de planes se concertó la boda del hermano de Nalvillos, Blasco Jimeno, con Arias Galindo para solventar la afrenta a los padres de ésta última.
Urraca I de León tiene un pequeño papel en el relato.
Durante un viaje por Talavera de Nalvillos éste fue recibido por Jezmín, que le agasajó con multitud de atenciones, sin dar a entender su malestar e inquina hacia Nalvillos. Tan agradecido se sintió por las atenciones recibidas que invitó al moro a la boda de su hermano, que se celebraría en Ávila. En las justas del evento, celebradas en una explanada fuera de la muralla, Nalvillos descabalgó a Jezmín Yahía. Ajá Galiana sintió revivir los sentimientos que tenía hacia el musulmán, que lejos de haber quedado maltrecho de la justa sólo resultó herido en el orgullo y volvió a jurar que daría muerte a Nalvillos. Esa misma noche Galiana dejó un mensaje a Jezmín instándole a que se reuniera con ella en su ventana y la reclamara con el silbido que solían usar entre ellos de niños. En sus aposentos le confesó su amor hacia él y su matrimonio desdichado y acordó con él que hasta que el momento de escapar juntos fuese propicio únicamente se reunirían durante las ausencias de Nalvillos cuando éste marchaba a la guerra. Nalvillos al regresar victorioso de sus batallas con los musulmanes descubrió que Ajá Galiana le había abandonado para reunirse con Yahía, y partió en su búsqueda.
A partir de ahí unas versiones relatan que Nalvillos atacó Talavera y en el lecho de la pareja de adúlteros del palacio de Jezmín ambos fueron pasados a cuchillo por el castellano. Otra versión recogida en un manuscrito de 1517, con un final más florido y poético cuenta que Nalvillos se introdujo de incógnito en la ciudad de Talavera, donde vivía la pareja, vestido de mercader de hierbas , y cuando llegó hasta Galiana, la perdonó y le suplicó que volviera con él, a lo que la mora respondió haciéndole prender por los guardias y llamando a Yahía. Fue condenado por el musulmán a ser quemado a la hoguera. En la pira Nalvillos solicitó como último deseo hacer sonar el cuerno de guerra que siempre le acompañaba. La petición fue atendida y ese fue el momento cuando los servidores de Nalvillos, emboscados cerca del palacio, salieron a rescatar a su señor, que finalmente decretó que ambos amantes fueran arrojados a la hoguera. Nalvillos pasó a la leyenda como un gran guerrero.
(Wikipedia)
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miércoles, 23 de marzo de 2016
Lago Estangento - Lugar más frío de España
La temperatura más baja registrada en España fue en el invierno de 1956. El 2 de febrero, la estación situada en el Lago Estangento (Lérida) perteneciente al municipio de Torre de Cabdella, registró -32 ºC
El municipio de La Torre de Capdella está formado por 19 pueblos -la Pobleta de Bellveí, Estavill, Envall, Antist, Castell-Estaó, Beranui, la Plana de Mont-Ros, Astell, Oveix, Aguirre, Paüls , Pobellà, Mont-rós, Molinos, La Torre de Capdella, Aiguabella, Espui y la Central de Capdella y Capdella
Destaca Estavill, el pueblo que mejor conserva la estructura medieval
Antist, situado en lo alto de una colina lo que permite tener una buena perspectiva, no sólo de la Vall Fosca, sino también sobre los municipios vecinos y la comarca
La Torre de Capdella donde encontramos la ermita románica de Sant Martí
(ABC)
El municipio de La Torre de Capdella está formado por 19 pueblos -la Pobleta de Bellveí, Estavill, Envall, Antist, Castell-Estaó, Beranui, la Plana de Mont-Ros, Astell, Oveix, Aguirre, Paüls , Pobellà, Mont-rós, Molinos, La Torre de Capdella, Aiguabella, Espui y la Central de Capdella y Capdella
Destaca Estavill, el pueblo que mejor conserva la estructura medieval
Antist, situado en lo alto de una colina lo que permite tener una buena perspectiva, no sólo de la Vall Fosca, sino también sobre los municipios vecinos y la comarca
La Torre de Capdella donde encontramos la ermita románica de Sant Martí
(ABC)
Murcia, el lugar más caluroso de España
La temperatura máxima registrada por las estaciones meteorológicas españolas se dio en Murcia, 47,2 grados, el 4 de julio de 1994, seguida por los 46,6 registrados en los aeropuertos de Córdoba y Sevilla, el 23 de julio de 1995.
En el siglo XIX, existe un registro de 51 grados en Sevilla el 30 de julio de 1876, pero se duda de su validez al desconocerse las condiciones en que se hizo la medición.
En el siglo XIX, existe un registro de 51 grados en Sevilla el 30 de julio de 1876, pero se duda de su validez al desconocerse las condiciones en que se hizo la medición.
martes, 22 de marzo de 2016
La jota
La jota es una danza extendida por gran parte de la geografía de España.
Varía según las regiones, aunque la jota de Aragón, la jota castellana, la de León, la de la Comunidad Valenciana, la de Navarra y La Rioja, la «montañesa» de Cantabria, la de Asturias, la de Galicia, la de Extremadura, la de la Alta Andalucía y la de Murcia son quizás las más conocidas y populares. Entendida como representación escénica, la jota se canta y se baila acompañándose de castañuelas y los intérpretes suelen ir vestidos con trajes regionales. En Valencia, antiguamente, se bailaba la jota en la ceremonia de los entierros. También se bailaba —y se baila— en Cataluña, y especialmente en la zona de las Tierras del Ebro (Amposta, Tortosa, etc) y en el Campo de Tarragona (jota fogueada). También en Canarias las jotas y rondallas con características peculiares eran la parte del folclore más destacada, hoy día un tanto desplazadas por la protección hacia otros estilos más autóctonos. No obstante, en las islas existe la isa, una pieza musical que deriva de la jota. En Filipinas, los religiosos españoles trasmitieron la jota a los tagalos, que la interpretan en rondallas y acompañada de instrumentos nativos.
Su nombre proviene del antiguo xota, este del mozárabe "šáwta", salto, y este deriva del latín saltare, bailar. Algunas teorías dicen que este baile nació en Valencia, proveniente de la palabra en valenciano antiguo xotar (botar o saltar), que pasó al castellano como «jota».
Varía según las regiones, aunque la jota de Aragón, la jota castellana, la de León, la de la Comunidad Valenciana, la de Navarra y La Rioja, la «montañesa» de Cantabria, la de Asturias, la de Galicia, la de Extremadura, la de la Alta Andalucía y la de Murcia son quizás las más conocidas y populares. Entendida como representación escénica, la jota se canta y se baila acompañándose de castañuelas y los intérpretes suelen ir vestidos con trajes regionales. En Valencia, antiguamente, se bailaba la jota en la ceremonia de los entierros. También se bailaba —y se baila— en Cataluña, y especialmente en la zona de las Tierras del Ebro (Amposta, Tortosa, etc) y en el Campo de Tarragona (jota fogueada). También en Canarias las jotas y rondallas con características peculiares eran la parte del folclore más destacada, hoy día un tanto desplazadas por la protección hacia otros estilos más autóctonos. No obstante, en las islas existe la isa, una pieza musical que deriva de la jota. En Filipinas, los religiosos españoles trasmitieron la jota a los tagalos, que la interpretan en rondallas y acompañada de instrumentos nativos.
Su nombre proviene del antiguo xota, este del mozárabe "šáwta", salto, y este deriva del latín saltare, bailar. Algunas teorías dicen que este baile nació en Valencia, proveniente de la palabra en valenciano antiguo xotar (botar o saltar), que pasó al castellano como «jota».
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sábado, 19 de marzo de 2016
El tesoro de Guarrazar - Guadamur
El tesoro de Guarrazar es un tesoro de orfebrería visigoda compuesto por coronas y cruces que varios reyes del reino visigodo de Toledo ofrecieron en su día como exvoto. Fue hallado entre los años 1858 y 1861 en el yacimiento arqueológico denominado huerta de Guarrazar, situado en la localidad de Guadamur, muy cerca de Toledo. Actualmente las piezas están repartidas entre el Musée Cluny, París, la Armería del Palacio Real, Madrid y el Museo Arqueológico Nacional, Madrid.
Composición
Entre todas las piezas halladas, las más valiosas son las coronas votivas de los reyes Recesvinto y Suintila (esta última fue robada en el año 1921 y jamás recuperada). Ambas de oro, engastadas con zafiros, perlas y otras piedras preciosas pulidas las cuales reciben el nombre de cabujones. Hay también otras coronas más pobres y más pequeñas y cruces votivas. También se hallaron cinturones, hoy desaparecidos.
La tradición de los talleres de orfebrería de la Península ibérica se remonta a la prehistoria, pero la de época visigoda está muy vinculada a la orfebrería bizantina. Se emplea la técnica de granates incrustados, que fue la preferida por los pueblos germánicos. Las letras de las coronas están ejecutadas con alvéolos de oro donde se han incrustado granates tallados en el hueco. Los adornos repujados de las aspas de las cruces son de tipo germánico, pero la forma de las coronas votivas es totalmente bizantina. Las coronas del tesoro son de tipo votivo, no aptas para ser lucidas como tocado.
Las presencia de joyas bizantinas en los tesoros visigodos era tan abundante, según los testimonios literarios, que en las iglesias de Mérida «había joyas para llenar varios carros» (Vidas de los padres emeritenses). Fuentes árabes testimonian que al entrar los musulmanes en Toledo, encontraron en la catedral una serie de coronas votivas que los reyes visigodos habían ido donando, y que muchas fueron fundidas en ese momento para aprovechar los metales nobles. Las joyas de la iglesia de Toledo y las del tesoro real fueron causa de envidias y graves disputas entre los conquistadores árabes. Una gran parte de estas coronas y cruces debieron ser escondidas por los clérigos visigodos, como ocurrió con las que estaban en el cercano monasterio de Santa María de Sorbaces.
Historia del descubrimiento
Parte del tesoro de Guarrazar fue hallado por casualidad. En el año 1858 hubo unas lluvias torrenciales que causaron el desmoronamiento del terreno donde estaba la iglesia del monasterio de Santa María de Sorbaces, en Guadamur, localidad distante 11 km de Toledo. Había sido ocultado en dos "cajas" revestidas de hormigón romano, que tenían una profundidad de 1,60 m y dejaban un hueco en cuadro de 0,75 m, junto al sepulcro de un presbítero llamado Crispinus. Cada uno de los depósitos tuvo un hallador distinto. Fue el primero Francisco Morales, labrador de 40 años, quien desarticuló muchas de las joyas y vendió fragmentos y componentes en viajes frecuentes a los obradores de plateros toledanos. El francés A. Herouart, profesor en Toledo y amigo de Morales, adquirió las alhajas que éste aún tenía en su poder y se hizo con la tierra donde apareció el tesoro. Herouart vendió las joyas a un diamantista, José Navarro, quien recompuso algunas coronas, rescatando lo que aun no habían fundido los plateros de Toledo. En 1859 Navarro viaja a París y negocia la venta de las ocho coronas y seis cruces pendientes al Gobierno francés. La venta se publicó en varias revistas galas. El rápido eco de la noticia en España desató primero la intervención de la Comisión Provincial de Monumentos, primero, y la del Gobierno de la nación, después, que inició la rápida reclamación diplomática, una investigación judicial y excavaciones arqueológicas en el lugar.
El segundo lote sufrió también continuadas mermas por ventas de su descubridor, Domingo de la Cruz. En marzo de 1861, ante la dificultad de dar salida a sus joyas, optó por obsequiar a la reina Isabel II las dos joyas que le quedaban, y entre ellas la corona de Suintila.
Hoy, tras numerosos avatares, las joyas remanentes del Tesoro de Guarrazar se conservan en tres instituciones diferentes.
El Museo de Cluny parisino guarda tres coronas, la de Sonnica, con cruz pendiente, otra decorada con arquillos y la tercera de retícula abalaustrada, una cruz colgante, la R pendiente de la corona de Recesvinto, que iniciaba su nombre, otros dos colgantes y cuatro elementos de suspensión.
En el Museo Arqueológico Nacional de Madrid se conservan las alhajas devueltas por Francia en 1941, que son seis coronas (la de Recesvinto, dos de lámina de oro con decoración repujada y tres de retícula abalaustrada y cuatro cruces pendientes; además, existe un conjunto de elementos sueltos, venidos del Gabinete de Antigüedades de la Biblioteca Nacional, al constituirse el museo: el brazo de gran cruz, el Alfa colgante y otros fragmentos y piedras sueltas). En realidad, el llamado "brazo" son dos planchas de oro de 22 cm de anchura por 10,5 cm de altura máxima en uno de sus extremos y 5 cm en el otro. Formaban parte de una cruz patada. Las planchas forrarían un alma de madera. pero tras las idas y venidas a los plateros de Toledo, etc, la cruz quedó destruida y tan solo había sobrevivido un brazo de ella.
Finalmente, en el Palacio Real de Madrid aun quedan, procedentes del segundo lote, la corona del abad Teodosio, la cruz del obispo Lucecio, una esmeralda grabada, además de pedrería y colgantes desprendidos. En octubre de 1936 desaparecieron varios fragmentos y piezas. La Corona de Suintila fue robada de la Real Armería del Palacio Real en la noche del 4 de abril de 1921 y jamás se pudo seguir su rastro. También desapareció un trozo de corona de enrejado. El robo se divulgó poco, sólo La Época hizo una publicación más extensa con grabados, para que sirviese de guía en la búsqueda de lo sustraído. Al parecer fueron localizados los autores del robo, pero no los objetos de éste, que hasta hoy no han aparecido.
El estudio gemológico de Juan S. Cozar y Cristina Sapalski reveló que el Tesoro de Guarrazar contiene 243 zafiros azules (cuyas características los hacen procedentes de la antigua Ceilán, hoy Sri Lanka), 3 corderitas azules (iolitas), 14 esmeraldas, 1 aguamarina, 2 adularias (piedras luna), 21 cuarzos amatista, 9 cuarzos hialinos, 6 calcedonias azuladas, 169 perlas, 154 piezas de nácar, 56 vidrios artificiales verdes, 26 vidrios artificiales azules, 2 pardo-anaranjados, 26 de color indefinido, 1 rojo y muchas piezas diminutas de granate piropo-almandino.
(Wikipedia)
Composición
Entre todas las piezas halladas, las más valiosas son las coronas votivas de los reyes Recesvinto y Suintila (esta última fue robada en el año 1921 y jamás recuperada). Ambas de oro, engastadas con zafiros, perlas y otras piedras preciosas pulidas las cuales reciben el nombre de cabujones. Hay también otras coronas más pobres y más pequeñas y cruces votivas. También se hallaron cinturones, hoy desaparecidos.
La tradición de los talleres de orfebrería de la Península ibérica se remonta a la prehistoria, pero la de época visigoda está muy vinculada a la orfebrería bizantina. Se emplea la técnica de granates incrustados, que fue la preferida por los pueblos germánicos. Las letras de las coronas están ejecutadas con alvéolos de oro donde se han incrustado granates tallados en el hueco. Los adornos repujados de las aspas de las cruces son de tipo germánico, pero la forma de las coronas votivas es totalmente bizantina. Las coronas del tesoro son de tipo votivo, no aptas para ser lucidas como tocado.
Las presencia de joyas bizantinas en los tesoros visigodos era tan abundante, según los testimonios literarios, que en las iglesias de Mérida «había joyas para llenar varios carros» (Vidas de los padres emeritenses). Fuentes árabes testimonian que al entrar los musulmanes en Toledo, encontraron en la catedral una serie de coronas votivas que los reyes visigodos habían ido donando, y que muchas fueron fundidas en ese momento para aprovechar los metales nobles. Las joyas de la iglesia de Toledo y las del tesoro real fueron causa de envidias y graves disputas entre los conquistadores árabes. Una gran parte de estas coronas y cruces debieron ser escondidas por los clérigos visigodos, como ocurrió con las que estaban en el cercano monasterio de Santa María de Sorbaces.
Historia del descubrimiento
Parte del tesoro de Guarrazar fue hallado por casualidad. En el año 1858 hubo unas lluvias torrenciales que causaron el desmoronamiento del terreno donde estaba la iglesia del monasterio de Santa María de Sorbaces, en Guadamur, localidad distante 11 km de Toledo. Había sido ocultado en dos "cajas" revestidas de hormigón romano, que tenían una profundidad de 1,60 m y dejaban un hueco en cuadro de 0,75 m, junto al sepulcro de un presbítero llamado Crispinus. Cada uno de los depósitos tuvo un hallador distinto. Fue el primero Francisco Morales, labrador de 40 años, quien desarticuló muchas de las joyas y vendió fragmentos y componentes en viajes frecuentes a los obradores de plateros toledanos. El francés A. Herouart, profesor en Toledo y amigo de Morales, adquirió las alhajas que éste aún tenía en su poder y se hizo con la tierra donde apareció el tesoro. Herouart vendió las joyas a un diamantista, José Navarro, quien recompuso algunas coronas, rescatando lo que aun no habían fundido los plateros de Toledo. En 1859 Navarro viaja a París y negocia la venta de las ocho coronas y seis cruces pendientes al Gobierno francés. La venta se publicó en varias revistas galas. El rápido eco de la noticia en España desató primero la intervención de la Comisión Provincial de Monumentos, primero, y la del Gobierno de la nación, después, que inició la rápida reclamación diplomática, una investigación judicial y excavaciones arqueológicas en el lugar.
El segundo lote sufrió también continuadas mermas por ventas de su descubridor, Domingo de la Cruz. En marzo de 1861, ante la dificultad de dar salida a sus joyas, optó por obsequiar a la reina Isabel II las dos joyas que le quedaban, y entre ellas la corona de Suintila.
Hoy, tras numerosos avatares, las joyas remanentes del Tesoro de Guarrazar se conservan en tres instituciones diferentes.
El Museo de Cluny parisino guarda tres coronas, la de Sonnica, con cruz pendiente, otra decorada con arquillos y la tercera de retícula abalaustrada, una cruz colgante, la R pendiente de la corona de Recesvinto, que iniciaba su nombre, otros dos colgantes y cuatro elementos de suspensión.
En el Museo Arqueológico Nacional de Madrid se conservan las alhajas devueltas por Francia en 1941, que son seis coronas (la de Recesvinto, dos de lámina de oro con decoración repujada y tres de retícula abalaustrada y cuatro cruces pendientes; además, existe un conjunto de elementos sueltos, venidos del Gabinete de Antigüedades de la Biblioteca Nacional, al constituirse el museo: el brazo de gran cruz, el Alfa colgante y otros fragmentos y piedras sueltas). En realidad, el llamado "brazo" son dos planchas de oro de 22 cm de anchura por 10,5 cm de altura máxima en uno de sus extremos y 5 cm en el otro. Formaban parte de una cruz patada. Las planchas forrarían un alma de madera. pero tras las idas y venidas a los plateros de Toledo, etc, la cruz quedó destruida y tan solo había sobrevivido un brazo de ella.
Finalmente, en el Palacio Real de Madrid aun quedan, procedentes del segundo lote, la corona del abad Teodosio, la cruz del obispo Lucecio, una esmeralda grabada, además de pedrería y colgantes desprendidos. En octubre de 1936 desaparecieron varios fragmentos y piezas. La Corona de Suintila fue robada de la Real Armería del Palacio Real en la noche del 4 de abril de 1921 y jamás se pudo seguir su rastro. También desapareció un trozo de corona de enrejado. El robo se divulgó poco, sólo La Época hizo una publicación más extensa con grabados, para que sirviese de guía en la búsqueda de lo sustraído. Al parecer fueron localizados los autores del robo, pero no los objetos de éste, que hasta hoy no han aparecido.
El estudio gemológico de Juan S. Cozar y Cristina Sapalski reveló que el Tesoro de Guarrazar contiene 243 zafiros azules (cuyas características los hacen procedentes de la antigua Ceilán, hoy Sri Lanka), 3 corderitas azules (iolitas), 14 esmeraldas, 1 aguamarina, 2 adularias (piedras luna), 21 cuarzos amatista, 9 cuarzos hialinos, 6 calcedonias azuladas, 169 perlas, 154 piezas de nácar, 56 vidrios artificiales verdes, 26 vidrios artificiales azules, 2 pardo-anaranjados, 26 de color indefinido, 1 rojo y muchas piezas diminutas de granate piropo-almandino.
(Wikipedia)
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viernes, 18 de marzo de 2016
Foz de Lumbier
La Foz de Lumbier está situada al este de la provincia de Navarra (España), junto a la localidad de Lumbier a 35 km de Pamplona.
Se trata de un interesante cañón excavado por el río Irati en la roca caliza de las proximidades de la Sierra de Leyre. Tiene algo más de 1 km de longitud, transcurriendo entre paredes casi verticales de 150 a 400 m de altura.
Está declarada Reserva natural como protección de una importante colonia de aves rapaces en la que destacan los buitres leonados y el alimoche.
Se trata de un interesante cañón excavado por el río Irati en la roca caliza de las proximidades de la Sierra de Leyre. Tiene algo más de 1 km de longitud, transcurriendo entre paredes casi verticales de 150 a 400 m de altura.
Está declarada Reserva natural como protección de una importante colonia de aves rapaces en la que destacan los buitres leonados y el alimoche.
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jueves, 17 de marzo de 2016
Plaza Mayor de Trujillo
La sensación de estar en un lugar remoto donde no transcurre el tiempo. Esta es la impresión que causa adentrarse en la Plaza Mayor de Trujillo. En ella todos los elementos confabulan para crear un ambiente único.
En primer lugar la majestuosa estatua ecuestre de Francisco Pizarro le otorga un toque impetuoso, pero detrás está la hermosa Iglesia de Santa María imperturbable a todas las miradas y fotografías. El conjunto se completa con la Iglesia de San Martín de Tours, el Palacio de la Conquista y la Casa de las Cadenas.
Por si fuera poco, en los alrededores encontrarás una oferta gastronómica local exquisita con platos como el jabalí al chocolate.
En primer lugar la majestuosa estatua ecuestre de Francisco Pizarro le otorga un toque impetuoso, pero detrás está la hermosa Iglesia de Santa María imperturbable a todas las miradas y fotografías. El conjunto se completa con la Iglesia de San Martín de Tours, el Palacio de la Conquista y la Casa de las Cadenas.
Por si fuera poco, en los alrededores encontrarás una oferta gastronómica local exquisita con platos como el jabalí al chocolate.
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martes, 15 de marzo de 2016
La paella
Paella (del valenciano paella, sartén, y éste del latín patella es un modelo de sartén ancha, sin mango pero con asas. De ahí, también se refiere a una receta de cocina con base de arroz cocinado con otras viandas , muy popular en Valencia. Otros autores reseñan el origen del vocablo como italiano y que llegó a España desde Nápoles, cuando esta ciudad portuaria pertenecía a la corona española, dando como argumento que la primera mención que se conoce pertenece al recetario de Bartolomeo Scappi, cocinero del papa Pío V en el siglo XVI, donde aparece la "padella" en un grabado de su libro Opera, donde ya aparece con sus características actuales.
Como receta, se trata de un plato de origen humilde, descrito por primera vez en España en la Albufera de Valencia, concretamente, según la tradición oral de la zona, en la localidad de Sueca. La popularidad de este plato ha hecho que, en la actualidad, se haya expandido con gran cantidad de variantes adaptadas en los ingredientes a las diversas regiones de la cocina española. La paella se ha convertido en uno de los iconos de la gastronomía española.
La variedad de ingredientes hace que se denomine con el apelativo de preparación barroca por la disposición final en la presentación. Su popularidad creció tanto a lo largo del siglo XX a nivel internacional que hoy en día es un plato que puede encontrarse en los restaurantes de occidente. Esta popularidad ha hecho que la paella haya ido sufriendo transformaciones desde la receta original de la paella valenciana (de pollo, pato, conejo y caracoles) y hayan aparecido variantes que se resumen en paella marinera elaborada con una combinación de pescado y/o marisco, la paella mixta en ocasiones también denominada mar y montaña, que consiste en una mezcla de carne y marisco (o pescado) y la paella de montaña, que incorpora distintos productos típicos de cada región tales como costilla, conejo, pollo, butifarra o setas.
Como receta, se trata de un plato de origen humilde, descrito por primera vez en España en la Albufera de Valencia, concretamente, según la tradición oral de la zona, en la localidad de Sueca. La popularidad de este plato ha hecho que, en la actualidad, se haya expandido con gran cantidad de variantes adaptadas en los ingredientes a las diversas regiones de la cocina española. La paella se ha convertido en uno de los iconos de la gastronomía española.
La variedad de ingredientes hace que se denomine con el apelativo de preparación barroca por la disposición final en la presentación. Su popularidad creció tanto a lo largo del siglo XX a nivel internacional que hoy en día es un plato que puede encontrarse en los restaurantes de occidente. Esta popularidad ha hecho que la paella haya ido sufriendo transformaciones desde la receta original de la paella valenciana (de pollo, pato, conejo y caracoles) y hayan aparecido variantes que se resumen en paella marinera elaborada con una combinación de pescado y/o marisco, la paella mixta en ocasiones también denominada mar y montaña, que consiste en una mezcla de carne y marisco (o pescado) y la paella de montaña, que incorpora distintos productos típicos de cada región tales como costilla, conejo, pollo, butifarra o setas.
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El Suspiro del Moro
En el año de 1492 los Reyes Católicos conquistaron el reino de Granada. Cuenta la leyenda que, tras entregar el rey Boabdil las llaves de la ciudad a los reyes de Castilla y Aragón, cuando alcanzaba la colina así conocida, se volvió por fin y, suspirando, rompió a llorar, momento en que su madre le dijo: “Llora como mujer lo que no has sabido defender como hombre”.
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domingo, 13 de marzo de 2016
Desfiladero de La Hermida - Unquera/Lebeña
Con sus 21 kilómetros de longitud, este desfiladero es el más largo de toda la Península Ibérica, y con los 600 metros de profundidad en las zonas más escarpadas, tenemos asegurada la espectacularidad de este lugar natural de Cantabria.
El desfiladero empieza poco después de Unquera, y llega hasta Lebeña, donde finaliza después de la iglesia de Santa María de Lebeña, una de los mejores templos románicos de Cantabria cuya visita es más que recomendable.
En la Hermida encontraremos una gran garganta de piedra recorrida por la angosta N-621, arteria vital para el Valle de Liébana, ya que esta es su única vía directa con el mar.
Imprescindibles aquí es visitar el mirador de Santa Catalina (de los mejores de Cantabria), las pozas termales de la Hermida, y si nos gusta la aventura, la vía ferrata de la Hermida, muy divertida y con excepcionales vistas.
Sin duda, de los lugares más bonitos de la región.
(Minube)
El desfiladero empieza poco después de Unquera, y llega hasta Lebeña, donde finaliza después de la iglesia de Santa María de Lebeña, una de los mejores templos románicos de Cantabria cuya visita es más que recomendable.
En la Hermida encontraremos una gran garganta de piedra recorrida por la angosta N-621, arteria vital para el Valle de Liébana, ya que esta es su única vía directa con el mar.
Imprescindibles aquí es visitar el mirador de Santa Catalina (de los mejores de Cantabria), las pozas termales de la Hermida, y si nos gusta la aventura, la vía ferrata de la Hermida, muy divertida y con excepcionales vistas.
Sin duda, de los lugares más bonitos de la región.
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viernes, 11 de marzo de 2016
Baila de Ibio
La baila de Ibio o danza de Ibio es una pieza tradicional del folclore de Cantabria, y una de las manifestaciones más populares de la cultura de Cantabria.
El origen de la baila se encuentra, principalmente, en la danza de las lanzas de Ruiloba, donde aún se conserva por tradición y es posible disfrutar su ejecución en las fiestas patronales.
Esta danza, de origen guerrero, fue modificada por Matilde de la Torre, fundadora de la agrupación Voces Cántabras, en torno al año 1931, y representada en la fiesta anual de la Sociedad Inglesa de Danzas Folclóricas. Posteriormente, Matilde de la Torre recogería en una serie de artículos recopilados bajo el título La Montaña en Inglaterra, el éxito que la danza tuvo en aquel festival.
Actualmente es representada en múltiples festividades de la región, y en particular, en la celebración de las fiestas de San Pantaleón, el 27 de julio en Ibio (Mazcuerras).
(Wikipedia)
El origen de la baila se encuentra, principalmente, en la danza de las lanzas de Ruiloba, donde aún se conserva por tradición y es posible disfrutar su ejecución en las fiestas patronales.
Esta danza, de origen guerrero, fue modificada por Matilde de la Torre, fundadora de la agrupación Voces Cántabras, en torno al año 1931, y representada en la fiesta anual de la Sociedad Inglesa de Danzas Folclóricas. Posteriormente, Matilde de la Torre recogería en una serie de artículos recopilados bajo el título La Montaña en Inglaterra, el éxito que la danza tuvo en aquel festival.
Actualmente es representada en múltiples festividades de la región, y en particular, en la celebración de las fiestas de San Pantaleón, el 27 de julio en Ibio (Mazcuerras).
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jueves, 10 de marzo de 2016
Tartalo
En la mitología vasca, Tartalo (con variaciones como Torto o Alarabi) representa a un cíclope antropomorfo, gigantesco, con un solo ojo en medio de la frente con costumbres antropófagas y comportamiento terrorífico. Vivía en las montañas, según algunas fuentes en un monte próximo a las localidades navarras de Zizur Mayor y Astráin, el monte Erreniega (1.057 m. conocido más como Monte del Perdón por la ermita que tiene en la cumbre dedicada a la Vírgen del Perdón) o en el monte Saadar en Cegama (Guipúzcoa), donde hay un dolmen llamado Tartaloetxea ("casa de Tartalo").
Su tamaño es descomunal al igual que lo es su fuerza, y su entretenimiento favorito es tirar piedras de un monte a otro. Cuenta la leyenda que debido a este entretenimiento se crearon varias construcciones existentes hoy en día. Al contrario que otros personajes también gigantes, como los "Jentilak", Tartalo es perverso, de instintos salvajes y muy agresivo. Se alimenta de ovejas, niños e incluso adultos de vez en cuando.
Tartalo era poseedor de un anillo mágico que le servía para controlar a sus presas, ya que al grito de Non hago? ("¿Dónde estás?") por parte de Tartalo, el anillo respondía Hemen nago, hemen nago ("Aquí estoy, aquí estoy"), lo que delataba a su presa.
Existe una vieja leyenda vasca que dice que murió ahogado persiguiendo a una de sus presas humanas tras lanzarse a un pozo al que ésta había arrojado el anillo.
Su tamaño es descomunal al igual que lo es su fuerza, y su entretenimiento favorito es tirar piedras de un monte a otro. Cuenta la leyenda que debido a este entretenimiento se crearon varias construcciones existentes hoy en día. Al contrario que otros personajes también gigantes, como los "Jentilak", Tartalo es perverso, de instintos salvajes y muy agresivo. Se alimenta de ovejas, niños e incluso adultos de vez en cuando.
Tartalo era poseedor de un anillo mágico que le servía para controlar a sus presas, ya que al grito de Non hago? ("¿Dónde estás?") por parte de Tartalo, el anillo respondía Hemen nago, hemen nago ("Aquí estoy, aquí estoy"), lo que delataba a su presa.
Existe una vieja leyenda vasca que dice que murió ahogado persiguiendo a una de sus presas humanas tras lanzarse a un pozo al que ésta había arrojado el anillo.
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Leyenda de Santa Liberata - Baiona
La antigua Balchagiam, hoy Baiona, bello rincón de la costa gallega, era sede de Lucio Cátelo, régulo de Galicia y Portugal. Su esposa se llamaba Calcia, y ambos eran idólatras y enemigos de los cristianos.
Calcia tuvo en un solo parto nueve hijas, y pensando que este hecho extraordinario pudiese inspirar a su marido sospechas de infidelidad conyugal, mandó que con el mayor secreto, ya que su esposo estaba ausente, fuesen arrojadas las nueve niñas al río de la Ramallosa, distante dos kilómetros de Bayona. La partera cogió las nueve niñas y marchó dispuesta a cumplir la orden; pero en el camino, movida a compasión por aquellas criaturas, pensó salvarlas, y, cambiando de rumbo, se dirigió a un pueblecito próximo. En él dejó las niñas al cuidado de ciertas mujeres cristianas, que se encargaron de criarlas. Se las bautizó en seguida, imponiéndoles los nombres de Genoveva, Liberata, Victoria, Eumelia, Germana, Gemma, Marcia, Basilia y Quiteña. Las educaron en la religión cristiana, y las nueve hermanas ofrecieron a Dios su virginidad.
En el siglo II, una funesta persecución amenazaba a los cristianos, extendiéndose hasta Balchagiam. Los idólatras denunciaron a las santas vírgenes, que fueron detenidas y llevadas a la presencia de Cátelo. Éste las amenazó con el suplicio si continuaban en el cristianismo; pero ellas no vacilaron ante las amenazas del régulo, y contestaron con firmeza que preferían morir a abandonar la fe de Cristo. Cátelo, impresionado ante la fortaleza de las niñas, y encontrándoles un extraño parecido con su esposa, indagó su origen y, llamando a Calcia, las reconoció por sus hijas. Se entabló en su corazón una lucha entre el amor de padre y la autoridad de juez; tenía ahora mayor empeño en convencerlas, y les suplicó con todo cariño que sacrificasen a los dioses; su madre intentó también, con lágrimas, persuadirlas; pero nada consiguieron. El padre, enfurecido, renovó las amenazas, concediéndoles un día de plazo para decidirse a adorar a los ídolos o a morir. Las nueve hermanas convinieron en evitar el crimen de que fuera su padre quien las matara, y escaparon de la ciudad, cada una por diferente camino. Cátelo mandó apresarlas, y ocho de ellas fueron martirizadas en diferentes sitios. Liberata se retiró a un yermo, y allí se entregó a la oración y penitencia, alimentándose de raíces y hierbas y macerando su cuerpo con toda clase de rigores; pero, como sus hermanas, llegó a ser descubierta por los gentiles que, atraídos por su belleza, la instigaban a la impureza, siendo rechazados por ella siempre. Una vez capturada, la obligaron a adorar a los dioses, saliendo triunfante de esta prueba. Para intimidarla, le refirieron el martirio de sus ocho hermanas, lo que la exaltó más en el amor de Dios, y con alegría se entregó a sus verdugos. Fue sometida a varios tormentos, y, por último, crucificada, en Castraleuca, Lusitania, en el año 139.
Su cuerpo existía en la catedral de Sigüenza, y algunos huesos de su cabeza constaban en el sumario de la Cámara Santa de Oviedo.
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Otra versión de Santa Liberata, o Wilgeforte, existe en el archivo de la catedral de Beauvais. La hace hija de un rey de Portugal. Consagrada a Dios, es solicitada en matrimonio por el rey de Sicilia. Su padre la otorga, y ella pide a Dios le quite la hermosura: una espesa barba la cubre el rostro, el pretendiente renuncia a ella, y su padre, exasperado, la crucifica.
(Leyendas de España - Vicente García de Diego)
Calcia tuvo en un solo parto nueve hijas, y pensando que este hecho extraordinario pudiese inspirar a su marido sospechas de infidelidad conyugal, mandó que con el mayor secreto, ya que su esposo estaba ausente, fuesen arrojadas las nueve niñas al río de la Ramallosa, distante dos kilómetros de Bayona. La partera cogió las nueve niñas y marchó dispuesta a cumplir la orden; pero en el camino, movida a compasión por aquellas criaturas, pensó salvarlas, y, cambiando de rumbo, se dirigió a un pueblecito próximo. En él dejó las niñas al cuidado de ciertas mujeres cristianas, que se encargaron de criarlas. Se las bautizó en seguida, imponiéndoles los nombres de Genoveva, Liberata, Victoria, Eumelia, Germana, Gemma, Marcia, Basilia y Quiteña. Las educaron en la religión cristiana, y las nueve hermanas ofrecieron a Dios su virginidad.
En el siglo II, una funesta persecución amenazaba a los cristianos, extendiéndose hasta Balchagiam. Los idólatras denunciaron a las santas vírgenes, que fueron detenidas y llevadas a la presencia de Cátelo. Éste las amenazó con el suplicio si continuaban en el cristianismo; pero ellas no vacilaron ante las amenazas del régulo, y contestaron con firmeza que preferían morir a abandonar la fe de Cristo. Cátelo, impresionado ante la fortaleza de las niñas, y encontrándoles un extraño parecido con su esposa, indagó su origen y, llamando a Calcia, las reconoció por sus hijas. Se entabló en su corazón una lucha entre el amor de padre y la autoridad de juez; tenía ahora mayor empeño en convencerlas, y les suplicó con todo cariño que sacrificasen a los dioses; su madre intentó también, con lágrimas, persuadirlas; pero nada consiguieron. El padre, enfurecido, renovó las amenazas, concediéndoles un día de plazo para decidirse a adorar a los ídolos o a morir. Las nueve hermanas convinieron en evitar el crimen de que fuera su padre quien las matara, y escaparon de la ciudad, cada una por diferente camino. Cátelo mandó apresarlas, y ocho de ellas fueron martirizadas en diferentes sitios. Liberata se retiró a un yermo, y allí se entregó a la oración y penitencia, alimentándose de raíces y hierbas y macerando su cuerpo con toda clase de rigores; pero, como sus hermanas, llegó a ser descubierta por los gentiles que, atraídos por su belleza, la instigaban a la impureza, siendo rechazados por ella siempre. Una vez capturada, la obligaron a adorar a los dioses, saliendo triunfante de esta prueba. Para intimidarla, le refirieron el martirio de sus ocho hermanas, lo que la exaltó más en el amor de Dios, y con alegría se entregó a sus verdugos. Fue sometida a varios tormentos, y, por último, crucificada, en Castraleuca, Lusitania, en el año 139.
Su cuerpo existía en la catedral de Sigüenza, y algunos huesos de su cabeza constaban en el sumario de la Cámara Santa de Oviedo.
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Otra versión de Santa Liberata, o Wilgeforte, existe en el archivo de la catedral de Beauvais. La hace hija de un rey de Portugal. Consagrada a Dios, es solicitada en matrimonio por el rey de Sicilia. Su padre la otorga, y ella pide a Dios le quite la hermosura: una espesa barba la cubre el rostro, el pretendiente renuncia a ella, y su padre, exasperado, la crucifica.
(Leyendas de España - Vicente García de Diego)
martes, 8 de marzo de 2016
Plaza Mayor de Aínsa
Al llegar a Aínsa verás cómo el medievo cobra vida nuevamente. En la Plaza Mayor, datada entre los siglos XII y XIII como si de un milagro se tratase, se conserva perfectamente la iglesia que preside la plaza y a ambos lados casas de época que llegan al suelo en forma de arco ojival o de medio punto. Si te fijas bien, verás que todas son diferentes pero forman un conjunto admirable en el que casi se puede palpar el ambiente de la Edad Media.
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domingo, 6 de marzo de 2016
El jesuita y la campana de Cuenca
En el siglo XVIII el rey Carlos III ordenó la inmediata clausura de cualquier templo de la orden de los Jesuitas en España. Esta orden en Cuenca produjo la expulsión de los Jesuitas, que vivían en un pequeño convento en los alrededores de la Iglesia de las Angustias, La leyenda sigue contando que los monjes dejaron aquel lugar sin oponer resistencia y el templo fue cerrado herméticamente por tabiques colocados en la puerta principal.
Pasados unos días los habitantes de la ciudad de Cuenca, notaron sonidos provenientes de la campana de aquel templo abandono por los Jesuitas, la cosa fue a más, había algunos días en los que se podía oír claramente sonidos del órgano.
La ciudad de Cuenca empezaba a verse presa del pánico infundido por estos misteriosos ruidos. Las historias, rumores y mitos empezaron a extenderse por la noble ciudad de Cuenca.
Llego el punto donde el misterio y las habladurías no podían seguir en aumento, fue cuando las autoridades conquenses tomaron cartas en el asunto y ordenaron investigar el misterio de los sonidos del templo abandonado que tanto estaban perturbando la vida de los ciudadanos.
Rompiendo los precintos que cerraban las puertas de acceso al templo misterioso, pudieron ver con sus propios ojos que dentro había quedado un monje Jesuita, atrapado sin poder salir, supo sobrevivir gracias a una pequeña parcela destinada al cultivo de frutos.
Este monje fue acusado de haber aterrado durante meses a la población de Cuenca, poco después el hombre fallecía y con el, el misterio resuelto de la Leyenda de la campana de Cuenca.
Pasados unos días los habitantes de la ciudad de Cuenca, notaron sonidos provenientes de la campana de aquel templo abandono por los Jesuitas, la cosa fue a más, había algunos días en los que se podía oír claramente sonidos del órgano.
La ciudad de Cuenca empezaba a verse presa del pánico infundido por estos misteriosos ruidos. Las historias, rumores y mitos empezaron a extenderse por la noble ciudad de Cuenca.
Llego el punto donde el misterio y las habladurías no podían seguir en aumento, fue cuando las autoridades conquenses tomaron cartas en el asunto y ordenaron investigar el misterio de los sonidos del templo abandonado que tanto estaban perturbando la vida de los ciudadanos.
Rompiendo los precintos que cerraban las puertas de acceso al templo misterioso, pudieron ver con sus propios ojos que dentro había quedado un monje Jesuita, atrapado sin poder salir, supo sobrevivir gracias a una pequeña parcela destinada al cultivo de frutos.
Este monje fue acusado de haber aterrado durante meses a la población de Cuenca, poco después el hombre fallecía y con el, el misterio resuelto de la Leyenda de la campana de Cuenca.
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martes, 1 de marzo de 2016
Plaza mayor de Sigüenza
En el hermoso enclave de Sigüenza, la Catedral y el Ayuntamiento aparecen bellamente enlazados por una galería porticada que había sido la vivienda de los canónigos.
La Plaza Mayor de Sigüenza, que data del siglo XV se realizó por orden del Cardenal Mendoza y rápidamente pasó a ser el eje central de la ciudad. Actualmente su belleza es un secreto a voces que espera pacientemente ser descubierto.
La Plaza Mayor de Sigüenza, que data del siglo XV se realizó por orden del Cardenal Mendoza y rápidamente pasó a ser el eje central de la ciudad. Actualmente su belleza es un secreto a voces que espera pacientemente ser descubierto.
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