Guillem de Cabestany, en provenzal Guilhem de Cabestany (finales del siglo XII) fue un trovador catalán de la Edad Media cuya existencia está discutida.
Guillem de Cabestany fue un caballero de la comarca del Rosellón, que limita con Cataluña y con Narbona. Fue un hombre de agradable figura, y muy famoso en armas, cortesía y servicio.
Había en su comarca una dama que se llamaba Saurimonda, esposa de Ramon de Castell Rosselló, que era muy noble y rico, malo, bravo, feroz y orgulloso. Guillem de Cabestany amaba a la señora, y sobre ella cantaba y componía sus canciones. La dama, que era joven, gentil, alegre y bella, le quería más que a nada en el mundo.
Alguien contó la historia a Ramon de Castell Rosselló; y él, como hombre airado y celoso, investigó el hecho y supo que era verdad, e hizo guardar la esposa.
Un día, Ramon de Castell Rosselló encontró a Guillem de Cabestany que paseaba con poca compañía, y lo mató; le hizo sacar el corazón del cuerpo y le cortó la cabeza; e hizo traer el corazón a su casa, y también la cabeza, hizo asar el corazón con pimienta, y se lo dio de comer a su esposa. Y cuando la dama lo hubo comido, Ramón de Castell Rosselló le dijo: "Sabéis qué es esto que habéis comido?" Y ella dijo: "No, sino que era una vianda muy buena y sabrosa." Y él le dijo que era el corazón de Guillem de Cabestany; y, para que lo creyera, hizo traer la cabeza ante ella. Y cuando la mujer la vió perdió los sentidos.
Cuando volvió en sí dijo: "Señor, me habéis dado tan buena carne que nunca jamás comeré de otra." Y cuando él escuchó esto, desenvainó su espada y quiso herirla; ella corrió hacia un balcón y se tiró, y así murió.
Los hechos pronto se conocieron por todo el rosellón y Cataluña con gran pesar de las gentes. La queja llegó al rey de Aragón, que era señor de Ramon de Castell Rosselló y de Guillem de Cabestany. Acudió a Perpiñán, en el Rosellón, e hizo que Ramon de Castell Rosselló se presentara delante de él; lo hizo prender y le arrebató todos sus castillos y los hizo destruir, y tomó de él todo aquello que tenía, y lo mandó a prisión.
Después mandó recoger los restos de Guillem de Cabestany y de la dama, y los hizo trasladar a Perpiñán y poner en un monumento ante la puerta de la iglesia; y ordenó dibujar sobre el monumento cómo habían muerto; y ordenó que por todo el condado del Rosellón, todos los caballeros y las damas celebraran el aniversario todos los años. Y Ramon de Castell Rosselló murió en la prisión del rey.
De este trovador se conservan siete canciones cuya autoría es segura, una de las cuales figura entre las más bellas y repetidas de la literatura trovadoresca: Lo dous cossire (La dulce tristeza). Las otras dos canciones son de atribución dudosa.
De todo un poco. Leyendas, tradiciones e historias curiosas de todas las regiones de España. Unas son verdad y otras no tanto.
Selección
miércoles, 20 de abril de 2016
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