Después de entrar en Murillo-Berroya, se llega al caserío de Benarroya con su iglesia de San Andrés en un altozano que ofrece una magnífica vista del desfiladero, más desconocido que la famosa foz de Lumbier, situada a poco más de 10 km. El río Areta, afluente del Irati, nos conduce a un pasaje de agua tranquilo y escondido en el valle del Romanzado. Una senda de 12 kilómetros que entre ida y vuelta requiere unas tres horas.
Alrededor, quejigos, encinas y bosque de ribera, junto al gorgoteo del discurrir del río por el desfiladero. A veces bajo el vuelo del águila calzada, otras suspendidos de la roca con vistas panorámicas y otras a nivel de la orilla del río frecuentado por la nutria. De la presencia humana prehistórica en el cañón queda magnífica huella en el dolmen de Ugarrón, al que se accede desde el pueblo de Ozkoidi, situado en una colina en la otra orilla del desfiladero.
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