El loro Ravachol, propiedad del boticario del barrio de la Peregrina, moría el lunes de Carnaval de 1913. En honor al pájaro, las fiestas del Carnaval se cierran cada año en Pontevedra con el tradicional entierro del loro. El último viernes de la semana de las fiestas, Ravachol desfilará por las calles de Pontevedra hasta la plaza de la Herrería, donde será incinerado.
No se sabe la fecha de nacimiento de Ravachol pero sí se sabe que vivió durante unos años en un cuartel. Cuando llegó a manos del celebrado gaitero Perfecto Feijoo, fundador de la agrupación “Aires da Terra”, el loro fue bautizado con el nombre del famoso anarquista francés Françoise Ravachol. Perfecto Feijoo era también farmacéutico, por lo que el loro tenía la botica como nueva residencia. En la botica del céntrico barrio de la Peregrina, las medicinas y los ungüentos compartían protagonismo con el parlanchín loro, que no dejaba de repetir las frases oídas en la farmacia. A su muerte alguien le dedicó estos versos:
“Aquí, con lenguaje vario,
gracioso, breve y mordaz,
regocijó al vecindario
el loro del boticario.”
Todos los años Pontevedra clausura su fiesta de Carnaval con un homenaje a este virtuoso loro, representando su funeral por las calles del centro de la ciudad. El carnavalero loro, construido para la ocasión con miles de plumas de gallina, también se disfraza en este día para hacer referencia a algún hecho de actualidad: bombero, voluntario, torero, etc. fueron algunos de los disfraces de Ravachol.
El loro Ravachol es ya un símbolo de Pontevedra que consigue reunir tanto a defensores como a detractores de las celebraciones carnavalescas. Tienen una cita con la ironía y el buen humor a las seis de la tarde en los soportales de la Casa de la Luz, en la plaza de la Verdura.
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