De todo un poco. Leyendas, tradiciones e historias curiosas de todas las regiones de España. Unas son verdad y otras no tanto.
Selección
lunes, 26 de julio de 2010
El Negre Lloma - Alicante
Este personaje vivió en la ciudad de Alicante, en el primer tercio del siglo pasado, concretamente desde 1914 hasta 1936. Era un simpático y llamativo vagabundo llamado John Back o John Bull y que era popularmente conocido como el “negre lloma”. Parecer ser que trabajaba en las cocinas de un buque petrolero llamado Tiflis que en 1914 se incendió en el puerto de Alicante y mientras toda la tripulación fue repatriada, él se quedó en la ciudad y se convirtió con el tiempo en un “personaje” de la vida alicantina. No se le conocía trabajo, vestía ropa que le daba la gente y comía de la caridad, se le solía ver por la explanada y cercanías, siempre con los zapatos colgados alrededor de cuello, entregado al doce far niente.
Era tanta su “actividad” que popularmente se solía decir “eres más gandul que el negre lloma” Casi siempre iba borracho y piropeaba a las mujeres, que le eludían dándole alguna hogaza de pan o morcillas. Fernando Gil Sánchez, en su libro “Alicante una ciudad en el recuerdo”, decía lo siguiente: “Le llamábamos el negre lloma sin saber porque, ni cuando le pusieron el grotesco nombre. Apareció por las calles de Alicante como un circo de un solo actor aplaudiéndose a si mismo con sus grandes manos, desgastadas y palmiblancas. Con sus zapatones gigantes, rotos y desgastados. Con su raído costal de pita, al hombro. Con su figura monumental, mas enorme por su negror. Con su sonrisa de lengua roja y dientes blanquísimos. Con su cabeza de anillado cabello, sucio y blanco de tierras. Con sus ademanes y movimientos cadenciosos como pasos de baile, como mágicos ritmos. Con sus pantalones guangos y su chaqueta siempre desabotonada y aleante. Con su botella de gasolina de la que tomaba sorbos, asombrándonos lanzando un violento chorro sobre un algodón en llamas para apagarlo después dentro de su boca”. El mismo autor, aventura que el busto del negre lloma es la silueta que, coronada de laureles aparece en el escudo del equipo de fútbol, el “Hércules”
Pero no acaba aquí la historia de este personaje, hay una segunda parte y que puede ser una de las primeras leyendas urbanas de nuestra ciudad. Apareció muerto de hambre, frió o alcoholismo a las afueras de nuestra ciudad, en una cuneta de Vistahermosa, la madrugada del 20 de Noviembre de 1936, casi al mismo tiempo que era fusilado el fundador de la Falange José Antonio Primo de Rivera en el otro lado de la ciudad. Quiso el azar que los restos de los fusilados aquel día y los de nuestro “negre lloma” se mezclaran en la fosa común.
Acabada la guerra, los mandos falangistas viajaron a Alicante a exhumar los restos de su líder, para darle sepultura digna Y aquí empieza la leyenda, pues aunque las crónicas del momento dicen que los restos de José Antonio fueron perfectamente identificados, por lo bajini (no eran tiempos de hablar ciertas cosas en alta voz) se decía que los restos que cinco mil falangistas llevaron a hombros hasta Madrid, no eran otro que los del pobre cocinero del petrolero Tiflis, así que nuestro negre lloma después de su azarosa y vagabunda vida reposa en el fabuloso del Valle de los Caídos. Leyenda, realidad... Verdad, mentira...
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