Salvador Dalí y Gala solicitaron del Pontífice permiso para casarse por la Iglesia, algo muy difícil en esos tiempos, pues Paul Eluard, el primer marido de Gala, estaba todavía vivo y no había causa viable de nulidad.
Sin embargo, de alguna manera, el pintor y su musa conseguirían su propósito: el 8 de agosto de 1958 contrajeron matrimonio canónico en el santuario gerundense de la Mare de Déu dels Àngels. Los buenos oficios del régimen franquista y los contactos vaticanos del entonces secretario del pintor, el capitán John Peter Moore, dieron por fin el resultado apetecido.
El amor de Gala y Dalí, caracterizado por una total dependencia, ha dado también lugar a especulaciones sobre la cordura del pintor, pero la rareza de sus vínculos no significa que éstos estuvieran al margen de la razón.
Una anécdota reveladora demuestra que Dalí no perdía la cabeza ni siquiera por Gala. Al recibir en París la visita del científico checo Dennis Gabor, inventor de la técnica holográfica, Dalí le dijo: "Me gustaría hacer un holograma de Gala, romperlo en mil pedazos y comérmelo para sentirme lleno de ella, como en la comunión". "No le aconsejo que lo haga", respondió Gabor, "pues la emulsión que se utiliza para hacer hologramas es altamente tóxica". Dalí cambió de conversación rápidamente.
(según "La Revista")
De todo un poco. Leyendas, tradiciones e historias curiosas de todas las regiones de España. Unas son verdad y otras no tanto.
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