Era la nueva reina gordita. mofletuda, cara de pálido color y ojos saltones, gran nariz y pequeña y torcida boca. Por otra parte llegaba a Madrid sin dote alguna y sin el ajuar principesco de costumbre en estos casos, por lo que el pueblo de Madrid quedó asombrado y no faltó quien, anónimamente por supuesto, colocase a la puerta del palacio real un papel en el que se leía:
“Fea. Pobre y portuguesa
¡Chúpate esa!”
A los dos meses de casada, la reina
sintió los primeros síntomas de embarazo lo cual alegró al rey.
que veía así asegurada la sucesión.
(según Carlos Fisas)
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