jueves, 10 de diciembre de 2020

A Diós lo que es de Diós


Viajando Fernando VII por el Principado de Cataluña hubo de apearse en casa de un rico labrador, donde le tenían dispuesto un almuerzo regio.

Fernando celebró mucho los manjares y sobre todo el vino, que calificó del mejor que en su vida hubiese bebido.

—Pues... todavía —dijo el labrador—, todavía tengo vino mejor.

Picóse el rey de aquellas palabras y replicó: —Pues... sin duda lo guardas para alguien que valga más que el rey.

—Ya se ve que sí —dijo con aplomo el labrador; lo guardo para las misas.

Carlos Fisas 

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