La estación de esquí de Llessui cerró hace casi 30 años y, lo que fue un lugar de encuentro para miles de esquiadores durante el invierno, ahora se ha convertido en un amasijo de hierros. Situada en la comarca catalana del Pallars Sobirà, tuvo que cerrar debido a problemas económicos.
Llessui es, junto a otras como La Tuca y Filià, una de las estaciones de esquí abandonadas que existen en los Pirineos. Su cierre tuvo que ver con la falta de nieve en años precedentes. Esto le llevó a problemas económicos y de gestión que obligaron a cerrar para siempre.
Actualmente todavía se pueden ver deteriorados remontes, así como los bares o instalaciones de aquella época. A pesar del cierre, hay gente que aprovecha las laderas de nieve virgen para esquiar sin aglomeraciones. De hecho, esquiar aquí es posible gracias a una empresa que sube a los esquiadores hasta la cota más alta de la antigua estación, a 2.430 metros de altura, con el Pisten Bus.
Este autobús tiene capacidad para 12 personas, por lo que cada día la estación se limita a esos esquiadores. Una ventaja sin duda es que puedes esquiar con una tranquilidad que no encontrarás en otro sitio. Si lo tuyo no es el esquí, también puedes coger el bus para realizar excursiones por la zona.
Ahora el peligro esta en toda la chatarra de los antiguos remontes, unas instalaciones que sirven incluso de reclamo turístico para descubrir como eran las estaciones de esquí hace 30 años.
De todo un poco. Leyendas, tradiciones e historias curiosas de todas las regiones de España. Unas son verdad y otras no tanto.
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