En el año 1085, la ciudad de Toledo fue reconquistada por Alfonso VI, pasando esta ciudad a ocupar un lugar destacado en el mundo medieval.
A comienzos del siglo XII un grupo de científicos cristianos, árabes y judíos, reunidos por el arzobispo Raimundo, tradujeron al latín gran cantidad de obras escritas en árabe, una lengua ésta a la que ya se había vertido una buena parte del saber griego y oriental, tanto en Córdoba durante el califato, como en las cortes de Arabia.
Estos trabajos de los traductores toledanos, permitieron que se pasaran al latín las obras de muchos personajes relevantes, como Aristóteles, Tolomeo, Galeno, Arquímedes, Averroes, Avicena, Alfarabí, entre muchos otros.
Toledo se convirtió así en un gran centro cultural, a la que acudieron estudiosos de toda Europa, como el alemán Hermann (llamado Herman el Dálmata), el italiano Gerardo de Cremona o el inglés Adelardo de Bath.
Por supuesto, la escuela de traductores de Toledo fue el centro más importante en el siglo XIII para la realización de la obra de Alfonso X el Sabio, ya en lengua castellana; un soberano éste, que con un espíritu puramente científico y sin prejuicio alguno de raza o religión, llevó a su máximo esplendor la obra comenzada un siglo antes por esta Escuela. La norma lingüística toledana se impondría en los reinos de Alfonso X.
(Paseando por la Historia)
De todo un poco. Leyendas, tradiciones e historias curiosas de todas las regiones de España. Unas son verdad y otras no tanto.
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