Otra asignatura pendiente es A Fonsagrada , que alberga en su extenso territorio zonas de montaña en las que las aldeas de piedra parecen haber quedado ancladas en otro siglo, como la Aldea de Fonfría o Veiga de Arroxo, regadas por caudalosos ríos que en su caída hacia los valles forman cascadas tan espectaculares como la Seimeira de Avila goce de los sentidos.
Sólo por esta merece la pena acercarse a A Fonsagrada, acompañando la visita de un buen cocido o un delicioso plato de setas recolectadas en sus bosques, pero la verdad es que hay más riqueza natural en el municipio fonsagradino: el Mirador de Arexo, el Alto do Acevo y las rutas de senderismo que llevan al caminante a orillas del río, por bosques de ribera, molinos centenarios y paisajes que son un auténtico espectáculo.
El Español
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