Al anochecer se celebraba otro en casa de los novios, en el que el derecho a bailar con la novia se paga en moneda baja y por eso se llamaba el «baile de la calderilla».
Este baile de la manzana es muy antiguo en Toledo, y ya se cita en un libro de Sebastían Horozco de 1555, comentando unas fiestas públicas que hubo «cuando la conversión de Inglaterra».
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