Eran espectáculos guerreros muy difundidos en la Edad Media. Consistía en un combate a caballo en un recinto circular entre varias personas divididas en dos cuadrillas o bandos. En general el torneo terminaba con la muerte de muchos de sus combatientes.
Organizados por príncipes y grandes señores, los torneos se fueron convirtiendo en la resolución sangrienta de odios y rivalidades, lo que indujo a la Iglesia a prohibirlos, excomulgando a los participantes y negando a los muertos la sepultura en tierra consagrada.
El ceremonial de los torneos era muy complicado, con carteles de desafío y pruebas de nobleza. Para la celebración del espectáculo se disponían extensos palenques, adornados con numerosos gallardetes y escudos y en ciertos lugares se construían lujosas tribunas para quienes presidían el torneo y para las damas.
En el transcurso de los siglos XII y XIII los torneos se transformaron, ya que tuvieron como objeto probar, más que la fuerza la habilidad y destreza en el uso de las armas.
A las armas se aplicaron elementos protectores para asegurar la integridad física de los adversarios.
A partir del siglo XV el elemento fastuoso y decorativo prevaleció sobre el guerrero y los torneos se convirtieron en exhibiciones de caballeros armados, organizados en cuadrillas, que entrando en un recinto destinado a este fin, realizaban ligeras escaramuzas dando vueltas alrededor a imitación de una verdadera batalla.
(Castillos de León)
De todo un poco. Leyendas, tradiciones e historias curiosas de todas las regiones de España. Unas son verdad y otras no tanto.
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