Entre las calles de Preciados, Carmen y Rompelanzas de Madrid nacía, en 1890, una tienda especializada en sastrería de niños. Por aquella época ni siquiera su cosmopolita nombre hacía presagiar que este pequeño establecimiento se convertiría, con el paso de los años, en la firma comercial sinónimo, en nuestro país, del paso del comercio tradicional al moderno, introductor de los grandes almacenes. A don Ramón Areces Rodríguez, que adquirió aquella modesta tienda en 1934, debe este gran almacén su actual estructura como organización comercial de primer orden en nuestro país.
La Guerra Civil española marca un punto de inflexión en la evolución del comercio. Finalizado el conflicto, en 1939, El Corte Inglés da el primer paso hacia su despegue con la adquisición de una finca en el número 3 de la calle de Preciados, esquina a la de Tetúan. Siete empleados atendían
a la clientela, aún no muy numerosa por la penuria de la posguerra, en las zonas habilitadas para la venta, es decir, las plantas baja y primera y parte de la segunda.
El 24 de junio de 1940, la firma cambia su constitución de sociedad limitada para convertirse en una sociedad anónima. Estos cambios en la organización empresarial, motivados por los crecientes beneficios y la demanda del público preludian las transformaciones decisivas, impulsadas en los
anos 1945 y 1946, que afectarán a la organización del inmueble y del sistema de venta.
La primera reforma del edificio de Preciados incrementó el número de plantas dedicadas a la venta, pasando a ocupar una superficie de dos mil metros cuadrados. La tienda se organiza en departamentos y nace el concepto de gran almacén. Madrid tenía, con décadas de diferencia, unos grandes almacenes al estilo de los de las principales capitales europeas.
De todo un poco. Leyendas, tradiciones e historias curiosas de todas las regiones de España. Unas son verdad y otras no tanto.
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