Los danzantes realizan su primera danza, la de la Cruz, en las eras, tras la misa. De vuelta en la plaza, interpretan la danza de los Molinos, de paloteo, en que parecen luchar blandiendo sus palos al son de la música. Le sigue la danza del Cordón, en que trenzan ocho cintas de distintos colores, alrededor de un palo que sostiene el botarga. Y así, hasta completar las seis danzas que permanecen de esta antigua tradición, que, según los vecinos, llegó a tener hasta doce variantes.
Fiesta de interés turístico regional.
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