La consolidación de este espacio abierto al muelle, la PLAZA PORTICADA, se inicia en 1945 con el edificio de la Delegación de Hacienda y no terminó hasta 1954 con la construcción de la Caja de Ahorros sobre el solar destinado a Casa Consistorial.
Su regular trazado, su asoportalada arquitectura y esos falsos frentes de chapado de piedra configuran un «espacio oficial» que rompe la continuidad comercial de sus calles principales y que, por razones coyunturales, se convierte durante la época estival en ámbito de espectáculo, aunque sus balcones corridos y volados no juegan papel alguno en él si exceptuamos el de servir como soporte de los toldos y paneles con que se cubre y delimita.
La concepción general está en relación con las más castizas soluciones de los Austrias y las implantaciones ochocentistas, y su arquitectura responde a las apetencias oficiales de los años 40, de falso monumentalismo. Por todo ello resulta una falsa plaza mayor en el sentido tradicional; el uso exclusivamente institucional de sus edificios le ha privado de las otras funciones que fueron primordiales en la potente vitalidad de los antiguos recintos. Por otra parte, el espacio recoge la antigua solución de embocadura de calles bajo pasadizos en todas sus fachadas abriéndose, en cambio, hacia el paseo de Pereda con lo que se pierde el carácter de intimidad de las soluciones precedentes. Mantiene, por el contrario, la solución de arcadas, aunque el soportal sólo recoge una planta y los huecos del semisótano; sobre él se levantan tres pisos y abuhardillados con frentes donde aparecen los característicos balcones corridos e independientes.
Por último, el edificio de la Caja de Ahorros, por ocupar el lugar reservado al Ayuntamiento, adquiere un protagonismo que no le corresponde.
(La plaza en la ciudad)
De todo un poco. Leyendas, tradiciones e historias curiosas de todas las regiones de España. Unas son verdad y otras no tanto.
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