El descubrimiento de una mandíbula del hombre de Cromagnon de hace 15.000 años, sitúa el poblamiento de esta zona en la más remota Prehistoria, de la que han quedado abundantes testimonios en las cercanas Grutas de Cristal.
La atracción turística suscitada por estas cuevas ha sacado definitivamente del letargo a la pintoresca población de Molinos, asentada en un paraje recóndito del Maestrazgo y dividida en dos por el profundo barranco de San Nicolás salvado por puentes que comunican sus dos barrios.
El paseo por el caserío, a través de una pequeña trama de calles irregulares, lleva hasta la plaza Mayor, porticada y la inmediata iglesia de Nuestra Señora de las Nieves, gótica, con curiosas gárgolas, cuyo interior alberga dos pilas de los albores del cristianismo. Alrededor de la iglesia destaca el Ayuntamiento, con una sala dedicada al escultor Blasco Ferrer, así como numerosas casonas, una torre medieval, añejos comercios y tiendas de recuerdos en las que se pueden adquirir fósiles, muy abundantes en el término.
El Hombre de Molinos
El edificio destinado antaño a los lavaderos comunales ha dado paso al museo arqueológico local, donde se exhibe la famosa mandíbula de Molinos, el resto humano más antiguo descubierto en Aragón.
La colección incluye una sala dedicada a los ecosistemas de la comarca, donde se muestran la flora, la fauna y las viejas tradiciones agrícolas y ganaderas del Maestrazgo.
(Pequeños pueblos medievales)
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