En el corazón de la comarca de Los Oscos, en el extremo del occidente asturiano y envuelta por un paisaje ganadero, se esconde esta tranquila localidad que gira en torno al ruinoso monasterio de Santa María, una fundación cisterciense cuya construcción data del año 1182.
Los restos del cenobio, abandonado por la Desamortización y parcialmente ocupado por viviendas, son la prueba más elocuente de la antigüedad del pueblo, formado por algunas construcciones de piedra de buen porte y buenos ejemplos de arquitectura popular. En la parte trasera del edificio conventual se distinguen los restos del claustro, así como el espacio destinado a huertas, cubierto por la maleza, que trepa sobre los muros.
Cultura castreña
Junto al monasterio se encuentra la iglesia, que conserva un sepulcro del siglo XIV y está siendo restaurada, al igual que algunas salas del edificio principal. En ellas se ha habilitado una exposición permanente sobre los asentamientos celtas repartidos por todo el término, que han dejado una rica muestra de la cultura castreña en la comarca.
(Pequeños pueblos medievales)
No hay comentarios:
Publicar un comentario