Otro de los pueblos bonitos poco conocidos y maravillosos, es Durro, situado en el meridano valle del Boí, en la Alta Ribagorza. Se encuentra maravillosamente conservado y cuenta con varias iglesias románicas que son auténticas joyas arquitectónicas, como la de Santa María de Taúill y la de Sant Climent, ambas declaradas como Patrimonio de la Humanidad.
El pueblo medieval parece detenido en el tiempo, y la tranquilidad y el silencio están presentes en cualquier paseo por sus callejuelas, ya que apenas cuenta con unos 70 habitantes.
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