Para
terminar nuestro trabajo, y tan sólo porque tiene relación con la
Torre de Hércules, vamos á referir una anécdota, no escrita que
sepamos en libro alguno, pero que oímos contar en nuestra niñez.
Parece
ser que algunos contrabandistas, tan traviesos como decididos, á fin
de desembarcar fácilmente sin pagar derechos de aduanas varios
géneros, entre otros tabaco, alimentaron por cuantos medios estaban
á su alcance la antigua creencia de que las brujas celebraban el
sábado en aquellos lugares.
Con
este objeto se disfrazaban de fantasmas,
y
lanzando terribles alaridos saltaban de peña en peña agitando teas
de resina encendidas, consiguiendo de este modo atemorizar á los
sencillos labriegos de aquellos contornos y á los pescadores no
cómplices en los alijos, que durante la noche iban á tender sus
redes en el mar inmediato á la torre. Esto
acontecía á fines del siglo XIX.
Seguros
de no ser vistos por ojo humano, desembarcaban nuestros
contrabandistas sus géneros, celebrando luego con la mayor alegría
y durante las noches apacibles, no pocas cenas entre los peñascos. Nadie,
después del toque de oraciones, se aproximaba á la torre.
Hubo
sin embargo un indigno sacerdote, que explotando la credulidad de
algunos infelices, acudió con ellos á tan medrosos sitios y después
de las doce de la noche, á invocar al diablo, á fin de que indicase
los lugares en que existiesen tesoros.
(ANTONIO
DE SAN MARTIN)
De todo un poco. Leyendas, tradiciones e historias curiosas de todas las regiones de España. Unas son verdad y otras no tanto.
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