lunes, 28 de abril de 2014

Los fantasmas de la Torre de Hércules

Para terminar nuestro trabajo, y tan sólo porque tiene relación con la Torre de Hércules, vamos á referir una anécdota, no escrita que sepamos en libro alguno, pero que oímos contar en nuestra niñez.
Parece ser que algunos contrabandistas, tan traviesos como decididos, á fin de desembarcar fácilmente sin pagar derechos de aduanas varios géneros, entre otros tabaco, alimentaron por cuantos medios estaban á su alcance la antigua creencia de que las brujas celebraban el sábado en aquellos lugares.
Con este objeto se disfrazaban de fantasmas, y lanzando terribles alaridos saltaban de peña en peña agitando teas de resina encendidas, consiguiendo de este modo atemorizar á los sencillos labriegos de aquellos contornos y á los pescadores no cómplices en los alijos, que durante la noche iban á tender sus redes en el mar inmediato á la torre. Esto acontecía á fines del siglo XIX.
Seguros de no ser vistos por ojo humano, desembarcaban nuestros contrabandistas sus géneros, celebrando luego con la mayor alegría y durante las noches apacibles, no pocas cenas entre los peñascos. Nadie, después del toque de oraciones, se aproximaba á la torre.
Hubo sin embargo un indigno sacerdote, que explotando la credulidad de algunos infelices, acudió con ellos á tan medrosos sitios y después de las doce de la noche, á invocar al diablo, á fin de que indicase los lugares en que existiesen tesoros.

(ANTONIO DE SAN MARTIN)

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