La fiesta consiste en la propagación de grandes hogueras por las que los jinetes 'bartolos' y otros jinetes llegados de pueblos de alrededor, atraviesen con sus burros o caballos las hogueras con el fin de purificar sus bestias y que el santo les de salud y les prive de enfermedades durante todo el año.
No hay constancia escrita de sus inicios, pero se dice que es una tradición que lleva con nosotros desde el siglo XVIII, su origen se situaría en una epidemia de peste que menguó la población de caballos de la zona. Precisamente para proteger a los supervivientes, se creó este ritual purificador basado en el fuego, ya que estos animales constituían una herramienta de trabajo fundamental. Hoy son entre 150 y 200 los jinetes que cada año se suman a esta tradición.
Durante los días de duración de esta fiesta, la cual ha ido evolucionando desde los tiempos de la 'gran plaga', se purifican animales, hombres, mujeres y niños mediante fuego y humo. Todos los animales son tratados con cuidado y respeto y ningún caballo es herido durante la festividad.
Terranostrum
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