La moza abandonó al infeliz, que murió en un chamizo junto a lo que ahora es la estación de Chamartín. Las tierras las había vendido en gran parte a un tal Cabrero, que lo era de apellido y no de oficio.
El trapero falleció en la miseria. Una vieja gitana había predicho así su triste final:
"Morirás con los bolsillos vacíos y el corazón atravesao por la amargura del desamor y del olvío".
Colmenares se despidió de este mundo con el nombre de su amada en los labios, perdonándola y hasta bendiciéndola.
(Leyendas
y anécdotas del viejo Madrid – Francisco Azorín)
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