El de Oma es un buen bosque para perderse, el más artístico: una Bienal de Venecia o Art Basel en plena naturaleza. Agustín Ibarrola lo pintó en 1984, a la manera de aquellos ancestrales artistas del Paleolítico que emborronaban las paredes -aquí cientos de pinos-, inaugurando esa corriente creativa que es el land art (la intervención del paisaje).
Te adentrarás en un bosque, pero también en un sugerente juego de perspectivas. No será lo mismo coger un camino que otro, ni mirar en una u otra dirección. Conclusión: nadie recorre el mismo Oma. Lo tienes en las laderas del valle de Oma, en Kortezubi, en las cercanías de la cueva de Santimamiñe, en la Reserva Natural de Urdaibai.
(Tendencias)
De todo un poco. Leyendas, tradiciones e historias curiosas de todas las regiones de España. Unas son verdad y otras no tanto.
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