A la cima del Tibidabo se llega en el Tramvia Blau, el único tranvía que queda en Barcelona, y en el teleférico. El nombre, inspirado por las vistas de la ciudad que se disfrutan desde lo alto, viene del latín (tibí dabo, yo te daré), en referencia a la tentación de Cristo, cuando el demonio lo llevó a una montaña y le ofreció cuanto había a sus pies si le servía.
El popular Parc d'Atraccions se inauguró en 1908, y las atracciones se renovaron por completo en los años ochenta. Si las antiguas conservan su encanto, la tecnología de las modernas brinda experiencias vertiginosas, y los 517 m de altura añaden emoción a la visita. El Museu d'Automates expone juguetes mecánicos, gramolas y numerosas máquinas de juegos.
Corona el Tibidabo el Temple Expiatori del Sagrat Cor, construido con celo religioso pero escaso gusto por Enric Sagnier entre 1902 y 1911; un ascensor sube hasta los pies de una enorme figura de Cristo.
De todo un poco. Leyendas, tradiciones e historias curiosas de todas las regiones de España. Unas son verdad y otras no tanto.
Selección
viernes, 15 de julio de 2016
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