Arcos se puede sentir orgulloso de estar considerado como uno de los pueblos más bonitos de España. Extendiéndose a lo largo de un tajo, la villa se asoma al río Guadalete desde lo más alto de una peña. Asimismo, ejerce de puerta de entrada a los pueblos blancos. Dista 60 km de Cádiz y 651 km de Madrid.
Un paseo por sus blancas y empinadas calles, evocará en numerosos momentos los pueblos del norte de África. Ese aire árabe se ve roto de vez en cuando por las fachadas renacentistas o platerescas que hacen resaltar su presencia entre la blancura de sus calles y los arcos que cruzan de una acera a otra.
Pero su atractivo turístico no reside únicamente en la parte monumental; se encuentra también en el ambiente, en la belleza de sus calles y casas particulares, en el impresionante paisaje que se divisa desde sus puntos más altos y en la riqueza de la vegetación de las huertas que rodean el pueblo.
HISTORIA
Se supone que la población ya estaba presente en el paleolítico y en el neolítico por los restos hallados en la zona. Pero los auténticos orígenes de Arcos se fechan sin duda en época cartaginesa, griega y romana. Precisamente, son estos últimos quienes le otorgan el nombre de Arxacis, que significa fortaleza o abrigo en altura, y del que se deriva su actual nombre. Tras algunos siglos de dominación musulmán Arcos pasa a formar parte de la corona de Castilla en 1264.
El barrio antiguo de la ciudad fue declarado Monumento Histórico Artístico Nacional en 1962.
(Pueblos escogidos)
De todo un poco. Leyendas, tradiciones e historias curiosas de todas las regiones de España. Unas son verdad y otras no tanto.
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