Bodegas Ricla, una de las más antiguas de la ciudad, 1910, aunque ya en 1867 se encontraba una bodega en este mismo local. Toda una institución. Permanecen imborrables a pesar del tiempo pasado: las tinajas de cerámica, instrumentos de la época, barra de estaño, grifos de latón, basares con antiguas botellas. Un auténtico “look vintage” de los que cada día gusta más a la gente. Su ambiente y la historia que destilan cada uno de los elementos, hoy ya decorativos, son muy ilustrativos. Emilio Lage la regenta con simpatía y se nota en la cordialidad del trato con los habituales.
Especialidades: Todos los productos son muy dignos. Los callos (solo librillo) aceptables, boquerones en vinagre (demasiado ácidos), cecina de León correcta, pincho de pan con tomate y bacalao, quesos, embutidos. También platos del día: judiones, cocido, albóndigas. Cañas bien tiradas, vermú y correcta selección de vinos.
De todo un poco. Leyendas, tradiciones e historias curiosas de todas las regiones de España. Unas son verdad y otras no tanto.
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