Jueves y Viernes Santo
Las fiestas de ritos penitenciales son las menos numerosas en España. A pesar de que la Iglesia nunca ha sido partidaria de los castigos corporales, sin embargo el número de voluntarios que cada año «tienen el honor» de causarse dolor y sufrimiento en señal de penitencia es todavía relativamente importante, El Papa Clemente VI fue el primero en prohibir en 1349 este curioso método de penitencia mediante una bula que condenaba las prácticas dolorosas a los disciplinantes. No obstante, algunos pueblos españoles, fíeles a sus convicciones, siguen conservando estos rituales.
Actualmente, tan sólo quedan en España tres lugares fíeles a la flagelación penitencial con distintos métodos. Bercianos de Aliste es uno de esos lugares en donde los más devotos siguen pagando, con el dolor y el sufrimiento de su cuerpo, sus pecados mundanos. Los paisanos del pueblo confian en redimir sus culpas a base de ascender descalzos, arrastrando unas cadenas enganchadas en ambos pies, el monte Calvario. Estos mártires ataviados cada uno con su propio sudario que les cubre de pies a la cabeza, parecen auténticos fantasmas en procesión creando su propio vía crucis.
(Fiestas de España)
Las fiestas de ritos penitenciales son las menos numerosas en España. A pesar de que la Iglesia nunca ha sido partidaria de los castigos corporales, sin embargo el número de voluntarios que cada año «tienen el honor» de causarse dolor y sufrimiento en señal de penitencia es todavía relativamente importante, El Papa Clemente VI fue el primero en prohibir en 1349 este curioso método de penitencia mediante una bula que condenaba las prácticas dolorosas a los disciplinantes. No obstante, algunos pueblos españoles, fíeles a sus convicciones, siguen conservando estos rituales.
Actualmente, tan sólo quedan en España tres lugares fíeles a la flagelación penitencial con distintos métodos. Bercianos de Aliste es uno de esos lugares en donde los más devotos siguen pagando, con el dolor y el sufrimiento de su cuerpo, sus pecados mundanos. Los paisanos del pueblo confian en redimir sus culpas a base de ascender descalzos, arrastrando unas cadenas enganchadas en ambos pies, el monte Calvario. Estos mártires ataviados cada uno con su propio sudario que les cubre de pies a la cabeza, parecen auténticos fantasmas en procesión creando su propio vía crucis.
(Fiestas de España)
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