Construido entre 1914 y 1917, sus cuatro grandes portadas monumentales en arco dejan claro que es uno de los edificios con más solera de la capital murciana. Además de ofrecer rica variedad de verduras y hortalizas de la huerta murciana, cuenta con tres cantinas que cocinan aquello que se ha adquirido dentro. Un servicio muy popular que reúne a gran cantidad de gente los sábados a la hora del aperitivo. Sin un horario fijo de apertura por la mañana, los curiosos – y madrugadores- pueden ver a primera hora del día todo el proceso de montaje de los puestos desde la recepción de la mercancía hasta la exposición del género.
(El País)
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