Pese a la locura de amor que padeció por su marido Felipe de Habsburgo el Hermoso y que terminó minando su salud mental, la reina Juana fue muy fecunda. Hasta el punto de que el alumbramiento de uno de sus hijos, el del infante Carlos (quien luego se convertiría en Carlos I de España y V de Alemania), se produjo en la letrina del palacio de Gante, donde la reina disfrutaba de una animada cena con todos los festejos propios de la época. Al final del banquete, la soberana castellana comenzó a sentirse mal, pero pensó que su estado se debía a un empacho, sin saber que era el bebé quien avisaba de que estaba en camino. De ahí que el niño llegara al mundo en tan inapropiado lugar.
(Beatriz Cortaza)
(Beatriz Cortaza)
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