Añejo refugio de pescadores y contrabandistas —y excepcional zona para el chapoteo en aguas transparentes —, Estreta se asoma al final de un sendero embellecido con pinares, envuelta con todos los atributos de que la dotó el espacio de interés natural Castell—Cap Roig. En puridad, consta de tres pequefios recodos en los que imperan los fondos arenosos sobre la roca. Uno de ellos está resguardado por un tómbolo donde el agua se
remansa y cuya ausencia de rocas y erizos lo hacen indicado para las familias. También conserva la barraca de pescadores. Enfrentadas a la cala, las islas Formigues son punto de encuentro de las sirenas en la noche de San Juan. Y perfecto para el descanso es el hotel La Malcontenta, donde alquilan bicicletas.
Acceso: a partir de junio se impide el trafico rodado a la Estreta y es preciso aparcar en la playa de Castell. En el asentamiento ibérico se toma el Camí de Ronda por espacio de 1,5 kilómetros hasta la Estreta.
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