Bencomo, Mencey de Taoro y uno de los nueve monarcas de Achinet (Tenerife), hizo matar al adivino Guñameñe. Sin embargo, sus profecías no se acallaron y se cumplieron con el tiempo.
Los vaticinios de Guñameñe fueron pronunciados cuando Guetón, heredero al menceyato de Güimar, fue hecho prisionero por Bencomo. Debido a unos robos de ganado, Bencomo invadió el territorio güimarense apresando a Guetón y a Guañameñe.
Bencomo hizo traer ante sí a Guañameñe, le preguntó por el futuro y esto fue lo que presagió:
- “Llegarán aves blancas y grandes alas por el mar, extrañas huellas cubrirán las arenas de las playas y se cuajará la tierra suelta de los montes. Entonces estará todo dispuesto para que se escuche el cruel sonido de la batalla. Arduo y prolongado será el combate. A su término sólo un terrible despojo será la isla, amargo como la derrota”.
Bencomo se enfureció y negó la profecía sobre la derrota, el amor por su patria y la libertad le hacían inconcebible esta idea, por lo que ordenó la ejecución de Guañameñe.
Sin embargo, la realidad se antepuso y la predicción comenzaba a cumplirse: las naves de guerra llegaban a Añaza y durante muchos años la sangre empezó a correr.
(Temas canarios)
De todo un poco. Leyendas, tradiciones e historias curiosas de todas las regiones de España. Unas son verdad y otras no tanto.
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