Sancho I de León el Craso llegó a pesar 240 kg., lo que le incapacitaba para cualquier actividad física como guerrear o montar a caballo. Ello fue suficiente para que los nobles de León le depusiesen auxiliados por el poderoso Conde Fernán González de Castilla, en teoría su vasallo.
Según las fuentes coetáneas, la enfermedad de Sancho no fue genética ni endocrina si nos atenemos a la tardía aparición del proceso -cuando tenía unos veintidós años- y a su rápida recuperación, sin recaídas. Debió padecer una vulgar hidropesía abdominal que fue curada con los métodos del momento a base de hierbas apropiadas, ejercicio físico, dieta equilibrada y baños de sol y vapor. El encargado de organizar la terapia fue el judío Abu-Jusuf Hasdai, médico culto, diplomático, traductor y buen político, natural de Jaén, experto en tratamientos medicinales, que primero viajó a Pamplona a reconocer al paciente y negociar las cláusulas del acuerdo, y luego bajó a Córdoba en compañía de la reina Toda, abuela del monarca leonés, para desarrollar la curación. Abderramán, que había accedido a la petición hecha desde Pamplona, impuso sus condiciones entre las que estaban que tanto Sancho como el rey navarro, García Sánchez I, bajaran a su corte de Medina Azahara a rendirle pleitesía y vasallaje, exigencia que no fue discutida por Toda a pesar de la humillación que suponía aquella sumisión después de tantas peleas entre árabes, navarros y leoneses. En el contrato de colaboración se disponía, además, la entrega de diez fortalezas cristianas rayanas a cambio del apoyo prestado por los hombres del califa para que Sancho I recuperase el solio leonés una vez curado de la obesidad.
El viaje debió ser duro y extenuante por la enorme distancia entre Pamplona y la capital musulmana. Seguramente aquel traslado fue el inicio del tratamiento. Sancho permaneció en Córdoba algo más de un año (957-958), tiempo suficiente para que los potingues y brebajes preparados por la ciencia de Hasdai hicieran su efecto. Una vieja ciencia con antecedentes en el mundo griego y romano recogidos en el siglo I por Pedanio Dioscórides, medico militar durante los mandatos de Claudio y Nerón, que recopiló en un tratado todos los conocimientos de plantas medicinales y minerales publicados hasta el momento o bien conocidos oralmente.
(Javier Leralta)
De todo un poco. Leyendas, tradiciones e historias curiosas de todas las regiones de España. Unas son verdad y otras no tanto.
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sábado, 19 de mayo de 2018
Historia de una colaboración entre cristianos, judíos y musulmanes
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Javier Leralta
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