jueves, 31 de agosto de 2017

Plaza Mayor de Villena

Situada junto a la calle Mayor, esta plaza sigue la tradición de las plazas mayores españolas. Urbanísticamente es el eje principal de comunicaciones entre el casco histórico y la ciudad moderna.
La primera mención que se tiene de esa plaza se remonta al siglo XIV, aunque su formación supone un proceso que se produce con el paso del tiempo, hasta alcanzar su forma actual. Originalmente fue un espacio abierto que servía como lugar de reuniones al Concejo Municipal, hasta que en 1560, éste decide edificar en el ángulo norte de la plaza el "AlmudÌ", o lugar destinado al acopio de trigo del Pósito, trasladándose simultáneamente las sesiones municipales a las llamadas "Casas del Tesoro", en la Plaza de Santiago. En el siglo XVIII el Ayuntamiento adquiere unas casas situadas en el centro de la plaza para su demolición cerrando, poco después, el ángulo sur. 
Del siglo XIX data la fuente y alberca semicircular, así como diversas obras de embellecimiento y ornato. La importancia de la Plaza Mayor en la vida urbana de Villena fue indiscutible, desarrollando distintas funciones administrativas y comerciales a lo largo de su historia, con una clara función de servicios y lugar de relaciones para sus habitantes. En 1997 fue incoado expediente de declaración como Conjunto Histórico Artístico, siendo rehabilitada la mayor parte del conjunto en el año 2011.

(Villena Turismo)

martes, 29 de agosto de 2017

Don Jaime y la calavera

El noble señor don Jaime de Aragón se dirigía a Sicilia a bordo de una embarcación de su flota y rodeado de sus hombres de guerra. De pronto se desencadenó un fuerte temporal. Las gigantescas olas movían el barco como un pequeño cascarón, llegando a averiarlo seriamente. El agua entraba por una brecha abierta en el casco-, los tripulantes, percatándose del peligro, organizaron a toda prisa el salvamento en las lanchas, y el buque, abandonado, fue tragado por las aguas. Don Jaime se encontró en medio de aquella enorme confusión solo y asido a un madero, desde el que invocó a Dios, único que podía salvarle. Dejándose ir a la deriva, las olas le arrojaron en una playa desierta, ya agotados sus ánimos y a punto de perder el sentido. Allí quedó toda la noche, sin fuerzas para moverse, pensando morir a cada momento, hasta que llegó el nuevo día, en que unos pescadores le recogieron y cuidaron. Cuando se repuso un poco enteráronle de que se hallaba en una de las islas Baleares. Echó a andar en busca de refugio, y encontró un palacio señorial aislado en el campo, donde llamó, en demanda de auxilio. Los criados abrieron y le llevaron a la presencia del señor, que con generosa hospitalidad le nombró su huésped de honor, le ofreció un blando lecho en que descansar y le prodigó toda clase de cuidados, y aun le dio lujosos trajes para reemplazar a sus destrozadas ropas.
Al día siguiente, ya repuesto don Jaime, pudo levantarse a la hora de comer y se sentó a la mesa con el señor del palacio. Al poco tiempo, entre una fila de servidores, apareció una negra horriblemente fea, pero con magníficos trajes y cargada de valiosas joyas; se sentó a la derecha del señor, el cual se la presentó a don Jaime como su esposa. Empezó la comida, entrando los criados con bandejas de plata que contenían exquisitos manjares. En seguida se abrió otra puerta y en ella apareció una mendiga con el cuerpo cubierto de harapos, fuertes cadenas en los pies y una calavera en las manos. Esta mujer, que debía ser todavía joven y bella, pero que estaba horriblemente pálida y demacrada, reflejando en su semblante un profundo dolor y en sus grandes ojos una tristeza infinita, se sentó en el suelo, en un rincón de la habitación, sin que los dueños se molestaran en volver la cabeza a mirarla. De vez en cuando le echaban algún mendrugo de pan, o algún hueso para que chupase, que la desdichada cogía con avidez, y luego le servían el agua en aquella calavera, en la que ella bebía, hasta que, terminada su pobre comida, se levantaba, y arrastrando la gruesa cadena, desaparecía por la puerta.
Don Jaime sintió una compasión infinita por aquella desgraciada, y se apoderó de él un vivo deseo de remediar aquella situación humillante y vergonzosa. Así que, una vez hubieron acabado de comer y se encontraron solos los dos hombres, le preguntó al dueño por la suerte de aquella infeliz.
El señor le replicó que merecía aquel castigo por su horrible maldad, y le relató la trágica historia de aquel espectro, que era su esposa. Con ella se había casado diez años antes, colmándola de bienestar, halagos y caricias. Y así pasaron los primeros meses en la más completa armonía, felices y queriéndose entrañablemente. Pero fue a vivir con ellos un primo de su mujer, que seguía la carrera de sacerdote, y en la casa se le recibió como a un hermano. Pasaron unos años sin que nada perturbara la felicidad de aquel hogar dichoso, hasta que un día aciago aquella negra que había visto y que antes servía en la casa, dio cuenta al señor de la infidelidad de su esposa con el forastero. Enajenado por los celos, corrió en su busca. Encontró primero al estudiante y sin vacilar le clavó su puñal en el pecho, cayendo muerto a sus pies. Después le cortó la cabeza y ordenó mondarla y que se la entregasen a su esposa como único vaso en el que bebería ya toda su vida. Fue despojada de sus alhajas y vestidos y encerrada en un oscuro calabozo, cargada de cadenas, de donde no saldría en vida. Únicamente a la hora de la comida se le permitía llegar al comedor del palacio, donde podía contemplar a la negra que la había suplantado.
Confuso quedó don Jaime ante el trágico suceso revelado y comprendía el inmenso dolor del caballero, aunque el castigo fuese excesivo, y así se lo manifestó al anfitrión.
El rey de Aragón tuvo que quedarse allí unos días, esperando que arribara algún barco para poder volver a la Península, y en ese tiempo no volvió a ver a la señora negra, que se había puesto enferma de alguna gravedad. El médico se mostró pesimista desde el primer momento y hubo de aconsejar que se llamara a un sacerdote para prepararla a bien morir. Se buscó un fraile de un convento cercano, que al poco rato se hallaba al lado de la enferma.
Terminada la confesión, salió el fraile, y, llamando a todos los de la casa, les hizo entrar en la habitación de la moribunda, que, a punto de expirar, ante todos confesó que ella había calumniado a dos inocentes, que eran su señora y el sacerdote asesinado. Enamorada de éste y despreciada por él, quiso vengarse con aquella infamia. El caballero no escuchó más. Loco de furor, se lanzó sobre la negra y le hundió su puñal en el pecho. Atropelladamente, corrió hacia el calabozo donde estaba su esposa y, cayendo de rodillas ante ella, la pidió perdón por su ceguera, mientras derramaba abundantes lágrimas. La esposa se lo otorgó generosamente, sin la menor protesta. En el acto fue trasladada a una lujosa habitación, rodeada de cuanto pudiera ser para ella más agradable, atendiéndola con mil cuidados y con delicados manjares. Pero su debilidad era extrema, y, como si renunciara a toda clase de comodidades en esta vida, la infeliz murió a los pocos días.
Su angustiado esposo, no pudiendo acallar los remordimientos de su conciencia, ingresó en un convento, donde vivió en la miseria que él impuso a su esposa, en expiación de sus crímenes, haciendo hasta su muerte continuos sacrificios.
En cuanto a don Jaime, de tal modo se había grabado en su ánimo la tragedia de aquella infeliz mujer, que, impresionado para toda su vida, no pudo apartar su recuerdo y buscó la paz y soledad en un claustro.

(Leyendas de España - Vicente García de Diego)

lunes, 28 de agosto de 2017

Segono - Dios astur

Culebra con cabeza de castrón, cuyo nombre es parecido a la localidad de Següenco en Cangas de Onís, situado en el oriente de Asturias donde habitan múltiples leyendas de serpientes aladas que podrían tener su origen en este dios antiguo. Este ser pudo evolucionar en el actual cuélebre de la mitología asturiana. 
Cerca del mirador de Següencu está el pueblo de Onao, en Cangas de Onís, en el que se contaba una historia sobre un cuélebre que, cuando salía de la cueva donde habitaba, cubría los cuatro picos del valle, ensombreciendo el día.

Plaza del Mercado - Durango

Tal recinto, la Plaza del Mercado, se abre ante los dos soportales de la iglesia, el occidental y el del medio que ocupan, respectivamente, los terrenos del cementerio viejo y nuevo, es decir, el que correspondía a la primera fábrica de la iglesia y aquel que se formó al reedificarse el templo en el siglo XVII. Los dos soportales parecen también obra de este siglo, aunque añadidos posteriormente. El occidental corresponde a la tipología corriente de pórtico simple abierto a los pies de la iglesia, mientras que el segundo constituye una solución excepcional por la espléndida estructura de su cubierta formada por nueve cerchas arqueadas propias de la mejor línea de la arquitectura de madera para armar de los maestros carpinteros barrocos. Las armaduras resuelven espléndidamente la luz de la cubierta de vertientes a un agua, sustituyendo el tirante horizontal por una solución en arco que magnifica el espacio y triangula el extremo más alto para trasladar los mayores empujes al muro de la iglesia y a los pilares adosados a ella. El perímetro exterior lo constituyen trece tramos en arco que enlazan los potentes contrarrestos y apoyos de las cerchas; existen cinco entradas jalonadas por pináculos laterales moldurados estando cerrados los demás tramos por múrete de sillería caliza con bancos corridos al interior que, con los adosados al muro de la iglesia, forman una doble fila de asientos propia de un paseo, función que actualmente desempeña este singularísimo espacio, además del de lugar de encuentro.
El suelo está pavimentado con losas calizas desde 1777, fecha en que probablemente los canónigos de la iglesia accedieron a compartir el paseo cotidiano con el resto de la población, que terminó haciéndolo suyo.
La edificación perimetral es muy discreta y está siendo sustituida por soluciones de mayor altura y escasa adecuación al conjunto.

( La plaza en la ciudad)

Las lágrimas de la Reina

En el pueblo de Beleña. cerca de un castillo del que aún se conservan restos de los antiguos torreones, corre el río Sorbe, en cuyas aguas se reflejan los altos chopos, formados en dos filas como regios guardianes. Junto al río existe un manantial cristalino que en época remota servía de baño a la reina doña Urraca. Perduran también restos de la vieja muralla que cubría los baños de la reina de Zamora, quien a diario, acompañada de su dueña y sus doncellas, venía a sumergirse en las puras y transparentes aguas.
Y se cuenta que una hermosa mañana, al salir del baño la reina, su vieja dueña la contemplaba con mirada sombría. La reina preguntóle la causa de su pena, pero ella callaba, temerosa de disgustar a su señora; ante su insistencia, no tuvo más remedio que explicarle:
-He observado, mientras os bañabais, las ondas que en el agua formabais, y mi ciencia me revelaba que os veríais envuelta en sangrientas guerras fratricidas.
La reina lanzó un grito de dolor, mientras en sus ojos temblaban dos lágrimas, que al caer al agua convirtieron en rubíes las piedras.
-Mirad, señora -continuó la vieja—, bien claro lo están diciendo vuestras lágrimas.
Y la reina lloró amargamente, y el fondo de la fuente quedó para siempre tapizado de piedrecillas de mil colores que recuerdan las lágrimas de la regia dama.
Pronto se cumplió la profecía de la vieja, y Zamora se vio sitiada por los ejércitos de su hermano. Pero doña Urraca estaba ya prevenida desde que le avisaron las piedrecillas de la fuente.

(Leyendas de España - Vicente García de Diego)

Quejigo de Júrtiga - Alhama de Granada

ÁRBOL DESTACADÍSIMO POR TAMAÑO Y LONGEVIDAD. SUS MÁS DE CINCO SIGLOS DE EDAD LE HAN PERMITIDO ELEVARSE UNOS 20 METROS Y PRESENTAR UN PERÍMETRO DE TRONCO EN LA BASE DE 8,50 METROS. 
En un perfecto estado de conservación, este ejemplar posee un tronco robusto que rápidamente se divide en poderosas ramas 
maestras, obteniendo así una copa amplia y homogénea que proyecta una sombra de aproximadamente 842 m².
A pesar de estar determinado como Quercus faginea, existe la duda de si no se trata, en realidad, de un Quercus canariensis.
El quejigo se encuentra en el cortijo Júrtiga, en el límite de la finca que está marcado por un muro de piedra muy cercano al árbol; también encontramos un pozo en las proximidades. Se trata de un entorno agrícola, principalmente cultivos herbáceos, al
que se suman algunas encinas solitarias.
Es un árbol poco conocido por los vecinos del pueblo, quienes ahora no se le ha prestado demasiada atención.
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Nombre científico: Quercus faginea Lam.
Nombre común: quejigo
Denominación popular: Quejigo de Júrtiga
Localidad (Provincia): Alhama de Granada (Granada)
Edad estimada: más de 500 años

(Antonio Rigueiro)

domingo, 27 de agosto de 2017

Vagodonnaego - Asturias

Posiblemente una deidad de carácter infernal o del inframundo, habida cuenta la partícula "donn" en su nombre, que significa "el oscuro" (Donn es un dios de la mitología celta, cuya morada está en un lugar donde van a parar todos los muertos). Dado que la etimología completa de su nombre sería traducida como "yo, el vacío oscuro" (Lat. vago, "vacío"; donn, "el oscuro"), pudiera tratarse del dios de la oscuridad o de los muertos, equivalente al Hades de la mitología griega. Su pronunciación sería algo así como "vagodónego". En una versión alternativa del mito (sin pruebas concluyentes) sería un dios agrícola o de la agricultura, mientras que en otra sería la personificación del río Órbigo, antiguamente parte del reino de Asturias (actualmente perteneciente a Castilla y León).

La pubilla de Can Fábregas

Había en San Quintín de Mediona una masía de gran riqueza, que debía heredar, por no tener más hermanos, una hermosísima joven, hija de los dueños. Eran muchos los muchachos del pueblo, y aun de toda la comarca, que pretendían la mano de la joven; pero a todos los rechazaba ésta, alegando que no había llegado todavía la hora de casarse.
Iba pasando el tiempo, y la pubilla no se decidía por ninguno.
Tres, entre los muchos que la habían querido, fueron más constantes, y continuaron asediándola, a pesar de sus negativas.
Por todas partes donde iba la seguían; intentaban bailar con ella en los saraos; se los encontraba cuando salía a apacentar sus rebaños, cuando iba de paseo, siempre y en todas partes.
Cansada ya de decirles que todo era inútil, fuese a ver a una bruja que habitaba la cueva denominada de Bolet y le pidió que la encantara. De esta manera se libraría de sus tres pretendientes.
Hízolo así la bruja, y allí en la misma cueva quedó la joven, toda vestida de blanco y de pie sobre un alto pilar, rodeado de serpientes que no permitían que nadie se acercara a ella.
Únicamente el que consiguiera atravesar la muralla de víboras y tocar la orla de su manto blanco podría entonces desencantarla y casarse con ella.
Cuenta la leyenda que muchos fueron los que intentaron entrar en la cueva y desencantar a la pubilla de Casa Fábregas. De ellos son los huesos que llenan el suelo de la cueva de Bolet, ya que asegura la leyenda popular que no sólo no consiguió ninguno desencantarla, sino que ni uno solo salió de allí con vida.
Allí permanece la pubilla, según creencia de los viejos del pueblo, y únicamente en la noche del día de san Juan, a las doce en punto, sale a tender su ropa en los zarzales que hay frente a la cueva y que casi obstruyen el paso.

(Leyendas de España - Vicente García de Diego)

Algarrobo de la Ermita de Setefilla

ESTÁ SITUADO EN LA CIMA DEL MONTE CONOCIDO COMO CAMPO DE LA VIRGEN, DONDE SE ENCUENTRA LA ERMITA QUE LE DA NOMBRE: ALLÍ SE CELEBRA LA ROMERÍA DE LA VIRGEN DE  SETEFILLA, DE LORA DEL RÍO, EL DÍA 8 DE SEPTIEMBRE.
Árbol sin fuste, con un diámetro en la base de 18 metros formado por 14 brotes que componen una copa única de 19 metros de diámetro, aproximadamente, y una altura de 13 metros: copa aparasolada, que presenta ramas muy cercanas al suelo.
El algarrobo, que es una especie originaria del mediterráneo oriental, se  encuentra acompañado de falsas acacias (Robina pseudoacacia) y pastizal.
La gente del lugar lo data en 500 años, pero su edad es muy difícil de determinar.
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Nombre científico: Cerantonia siliqua
Nombre común: algarrobo
Denominación popular: Algarrobo de la ermita de Setefilla
Localidad (Provincia): Lora del Río (Sevilla)
Edad estimada: unos 500 años según los lugareños

(Antonio Rigueiro)

viernes, 25 de agosto de 2017

Monte de la Alberca - Sierra de Francia

En la sierra de Francia hay emboscadas por todas partes y es muy fácil encontrar el encanto y la vitalidad que otorga un bosque al paisaje y a sus pueblos. Hay melojares en las zonas altas de las montañas, lejos de las poblaciones y de sus habitantes, que por costumbre y comodidad han preferido trabajar los terrenos próximos a sus moradas dejando el monte para la caza y el ganado. También hay castañares mezclados con los robles, o tal vez sea al contrario, porque algunos castaños son tan enormes, viejos y añosos que se confunden con los grandes robles del bosque y no se sabe quién llegó antes a estas montañas. Un ejemplo muy claro de esta curiosa situación se encuentra en la zona de recreo del Monte del Castaño, cuyo nombre se lo debe a un enorme castaño del que ya sólo quedan los restos que marcan el tremendo perímetro que tenía. De sus cepas carcomidas por el musgo y la humedad han brotado jóvenes retoños en medio de un enorme robledal mucho más joven que el viejo castaño, el gran abuelo del bosque.
El nombre de la sierra, de la Peña y del río de la comarca se debe a los emigrantes españoles que volvieron del país vecino para repoblar la zona a mediados de este siglo, y desde luego volvieron muy inspirados y cariñosos con los bosques y los pueblos, porque han sabido conservar todo el encanto arquitectónico de las viejas alquerías alterando muy poco la estructura externa de casas y calles. Con las masas forestales ha ocurrido algo parecido, y resulta fascinante viajar por el laberinto de carreteritas que recorre la sierra entre los robles y los castañares salvajes de las laderas de las montañas, y los álamos, sauces y chopos de las riberas de los ríos y los barrancos. Para aislarse en el interior del bosque y convivir un rato con sus seres vegetales un buen punto de partida de senderos y veredas es la zona de recreo del Monte del Castaño, con caminos que suben a las lomas cimeras para ver despuntar sobre las copas de los árboles las nevadas cumbres de la sierra de Gredos.
En coche también es muy fácil, aunque no es igual de cautivador, recorrer los bosques de la sierra de Francia. Las carreteras que comunican La Alberca con los pueblos de las montañas, especialmente con Mogarraz, Monforte y Madroñal, son excelentes recorridos para disfrutar cómodamente de sus encantadores parajes.

(Juan José Alonso)

La cerca de don Gonzalo

La cerca llamada de don Gonzalo estaba, hace algún tiempo, en los alrededores del cerro donde se levanta la ermita de San Miguel. Fue construida en tiempo del rey Ibn Ismaíl, decimoctavo monarca granadino. Y cuentan algunas tradiciones que su origen fue el siguiente:
Ibn Ismaíl había subido al trono después de haber vencido a Mohamed Ibnozin el Cojo. Mas había hallado la ciudad casi sin fortificar, porque el dinero de los tesoros se había gastado en la construcción de bellos palacios. Ibn Ismaíl solía lamentarse con frecuencia del peligro en que estaba su ciudad, ya que los cristianos iban extendiendo su dominio cada vez con más pujanza y audacia. Y meditaba en la forma de terminar una cerca que, empezada hacía tiempo, había sido medio abandonada por falta de recursos para seguir su construcción. Un día, Reduan, joven guerrero distinguido en todos los combates, pidió ser recibido por el rey, y, una vez que se halló en su presencia, le dijo: «He sabido que en tu amor por nuestra ciudad te apenas de lo desguarnecida que se halla y de la falta de recursos que sufren tus arcas para poder alzar la cerca comenzada. No has de pedir ayuda a los jefes de las tribus, pues deshonra tamaña para un rey no puedes sufrir. Yo, Reduan, te ofrezco ganar tributos suficientes para esa obra y aun para otras más. Ahí está Jaén, la ciudad cristiana. Yo, en una ocasión, te di palabra de ganar a Jaén en una hora y ha llegado el momento de que cumpla mi promesa. Llama a tus guerreros, ordena la marcha y dentro de un día Jaén será nuestra y tendremos el oro necesario, ya que impondremos fuertes tributos a nuestros prisioneros».
Ibn Ismaíl aceptó con entusiasmo la proposición de Reduan. A la mañana siguiente piafaban ya los caballos de los mejores guerreros granadinos, que se preparaban a marchar contra Jaén.
Avanzaron a la carrera, y ya divisaban la ansiada ciudad, cuando se vieron sorprendidos por la salida de numerosas tropas formadas por caballeros y peones. Reduan se llenó de desesperación al ver que los cristianos habían advertido la llegada de los granadinos y que, por lo tanto, no había ocasión de dar la sorpresa. Trabóse la batalla y fueron derrotados, si bien pudieron llevar algunos prisioneros.
Pasaron unos días tristes para los granadinos y de mortal angustia para Reduan, que veía deshechas sus ilusiones y deshonrada su palabra. Además, había pensado pedir, como gracia, a Ibn Ismaíl la libertad de una esclava a la que amaba desde hacía tiempo, y ahora veía cómo se habían desvanecido todos sus ensueños.
Desdeñado de todos, el desdichado guerrero estaba sumido en los pensamientos más tristes. Ibn Ismaíl se lamentaba de la desgracia que le perseguía; así lo comentaba una tarde, viendo correr las fuentes de un patio en donde solía descansar. Llegó un esclavo y pidió la venia a su señor para recibir a un cristiano que llegaba de Jaén. Era un emisario portador de un mensaje de la ciudad cristiana, en el que se decía que entre los prisioneros hechos por los moros se encontraba nada menos que don Gonzalo, el obispo de Jaén, que, llevado de su natural belicoso, había querido tomar parte en la acción de defensa de la ciudad, siendo hecho prisionero y no reconocido.
Entonces la tristeza de todos trocóse en alegría y esperanza. Ibn Ismaíl mandó llamar a Reduan y, comunicándole la buena nueva, le dijo: «Ahora, con el rescate del obispo de Jaén, tendremos para construir la cerca. Al fin, gracias a tus consejos y también a tu valor, pues luchaste como bueno en aquella desdichada escaramuza, tenemos lo que queríamos». Pero Reduan contestó que convenía no pedir dinero, sino que los cristianos aportaran hombres para construir el trozo de muralla que faltaba. Así se hizo, y Ibn Ismaíl mandó al mensajero con el documento en que constaba su petición.
Levantóse la cerca y Reduan obtuvo como premio la libertad de su amada esclava.

( Leyendas de España - Vicente García de Diego)

Acerolo de Espierlo

ESTE ACEROLO O SERBAL COMÚN PRESENTA UN BUEN ESTADO
FITOSANITARIO, AUNQUE ALGO PUNTISECO. POSEE UNA ALTURA DE DOCE METROS Y UN PERÍMETRO DEL TRONCO EN LA BASE DE CASI TRES.
Espierlo es una localidad oscense  que pertenece al municipio de Boltaña, capital de la comarca de Sobrarbe y preciosa villa del Pirineo
situada en la ribera del río Ara.
En las cercanías del arroyo de la Bañera es donde se ubica este espléndido ejemplar, caracterizado por poseer una copa anchamente piramidal y muy ramificada y un tronco recto. Esta especie se desarrolla
adecuadamente en los claros de quejigales, como sucede en el caso que nos ocupa.
La madera del acerolo o azarollo suele emplearse como materia prima en la elaboración de instrumentos musicales como la dulzaina, que ha sido utilizada durante siglos en las fiestas populares y tradicionales del Maestrazgo y el Bajo Aragón.
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Nombre científico: Sorbus domestica
Nombre común: serbal común, acerolo, acerolar
Denominación popular: Acerolo de Espierlo
Localidad (Provincia): Espierlo (Huesca)
Edad estimada: centenario

(Antonio Rigueiro)

Reue - Dios astur



Dios del cielo vinculado a los ríos y a fenómenos atmosféricos como la lluvia o las ventiscas, relacionado también con las montañas. Al igual que Cosso, Bandua y Navia, es común a los lusitanos y los galaicos.

Puertos de Beceite

Entrar en la Reserva de Caza de los Puertos de Beceite es introducirse en un sugerente laberinto de valles y barrancos, vagar por relieves complicados sin ningún tipo de lógica morfológica. Un paisaje que ha perdido el sentido común y se ha dedicado a desparramar agujas de roca y tallar acantilados calcáreos entre enormes bosques de pinos, en ocasiones tan alocadamente que ha capturado algún pino tímido y solitario con uno de sus minaretes de caliza para colocarlo en la punta del monolito de piedra y crear al azar imágenes bellas y singulares. Y donde hay tanta roca inaccesible y tanto monte plagado de frondosos bosques se abre un terreno de juego ideal para la cabra montes, la especie reina de la zona y el motivo principal de proteger la comarca. En 1966, fecha de la declaración del espacio protegido, esta especie se encontraba en peligro de extinción, y en la actualidad supera los 6.000 ejemplares en todo el territorio de los Puertos de Beceite; por esto es muy normal encontrarse con cabras monteses correteando entre los accidentados relieves de las zonas despejadas de grandes masas forestales.
El silencio también inunda las penumbras de los pinares cuando a mediodía la quietud del bosque detiene las emociones, crea su particular momento de éxtasis y todos los elementos se detienen a meditar, porque el paisaje de los Puertos de Beceite es una catedral de roca con todos los elementos dispuestos de tal manera que es imposible dejar de considerar el medio ambiente como un santuario natural. Chimeneas de piedra calcárea salen disparadas de las copas de los árboles hacia el cielo como los puntiagudos torreones de un templo gótico; las enredaderas se enroscan en los troncos de los pinos en un abrazo sagrado de eterna fraternidad; las pozas esmeraldas de los ríos y barrancos son las reliquias devocionales para los dioses, y entre todos, incluidas las simpáticas matas de boj que comparten los momentos cotidianos con los vagabundos senderistas del bosque, mantienen una encantadora armonía parroquial en el enorme templo vegetal.

(Juan José Alonso)

El Caballero de Gracia - Madrid

Vivía en Madrid, en la que hoy es la calle del Caballero de Gracia, la noble dama doña Leonor Garcés, mujer de singular hermosura y extraordinaria piedad religiosa. Pocas veces abandonaba su casa si no era para oír su diaria misa o el rosario de la tarde, pero las suficientes para que un conquistador afortunado y famoso por entonces, don lacobo Gratis, se prendase de ella. Era extranjero por su apellido, pero conocía a todas las bellezas de la corte mucho mejor que cualquier madrileño; y, no obstante su fama de licencioso, las mujeres se le rendían siempre con poco esfuerzo. Sólo en doña Leonor Garcés encontró una fortaleza y una virtud a que no estaba acostumbrado. Siguióla varios días hasta su casa, la abordó incansable, y ni siquiera una frase de enojo obtuvo de sus labios. Tanto fue el desprecio demostrado por la noble dama, que el caballero Gratis, como azuzado por él, llegó a encenderse más y más en su pasión. Se le ocurrió, después de fracasar en todos los intentos, sobornar a su única criada y, ofreciéndole una gran cantidad de dinero, le entregó un narcótico para que se lo diera a doña Leonor antes de acostarse. Quedaron convenidos en que el caballero quedaría apostado en la puerta de la casa y la criada le daría la señal de subir, una vez hubiera hecho efecto el narcótico.
El plan, perfectamente meditado, salió bien en su primera parte. La criada pudo lograr con facilidad que doña Leonor tomase el bebedizo y a los pocos minutos, viéndola desvanecida, la llevó a su alcoba y la tendió en la cama. Acto seguido hizo señas a don Jacobo, que esperaba en la calle, y cuando ésta subía las escaleras alborozado por el éxito, sintió dentro de su alma una voz sobrenatural que le reprobaba su pecado y, pálido de terror, cayó de rodillas sobre un escalón.
Dicen que allí mismo se arrepintió de sus faltas y que, temeroso del castigo divino, empleó toda su fortuna en la fundación del convento conocido hoy con su propio nombre, llevando en adelante una vida de penitencia y fervorosa piedad.

(Leyendas de España - Vicente García de Diego)

Río Turia o Guadalaviar

El Turia, llamado también en su primer tramo Guadalaviar, es un río situado en el este de la península ibérica. Nace en la Muela de San Juan, término municipal de Guadalaviar, en el entorno de los Montes Universales, Sierra de Albarracín (Teruel) y desemboca en la ciudad de Valencia tras 280 km de recorrido. El nombre de Guadalaviar (wadi al-abyad 'río blanco') lo ha tenido desde el siglo X, y así se conoce actualmente su primer tramo hasta la confluencia con el río Alfambra (al-Ħamrā 'el rojo') en la ciudad de Teruel; a partir de esta ciudad, las aguas del río cambian de color, teñidas por las aguas rojas del Alfambra.
Quizá el nombre sea de origen íbero, quizás fuera conocido en época prerromana como Tirio, tomando el nombre de la urbe íbera Tiris, cercana a su desembocadura, pero no se ha localizado hasta la fecha el accidente geográfico al que alude este topónimo.

(Wikipedia)

jueves, 24 de agosto de 2017

Pozas de A Chavasqueira - Orense


En Orense, la ciudad termal por excelencia, brotan aguas medicinales en distintas zonas que rondan los 40 grados. En el margen del río Miño (y pudiendo acceder en transporte público) encontramos “pozas”, entre ellas esta de A Chavasqueira. Es de acceso gratuito y te irá genial para aliviar problemas de reuma, asma, artritis o de piel.
Son varias pozas exteriores, de piedra, rodeadas de zonas ajardinadas para tomar el sol. Te digo por experiencia que son ideales para las noches de verano, se está muy a gusto y tienen un entorno precioso.

(Ahorradoras)

La Diosa Noctiluca

La diosa Noctiluca o Malac se considera el numén del motor espiritual del Mediterráneo, es la diosa del mar, la protectora deMadrid. El nombre de Malaka dado a la ciudad de Málaga por los fenicios, es un homenaje que los primitivos fundadores rendían a la diosa prehistorica. Rufo Fiesto Avieno dice en su “Ora Marítima”: “[…] bajo el dominio de los tartesios existe allí, frente a la ciudad (Mainake o Málaga) una isla, consagrada antes por los habitantes a Noctiluca”. Festo Avieno identificó tres altares consagrados a Noctiluca en la Antigüedad en el sur de la Península Ibérica: uno en la Cueva del Tesoro, otro que se correspondería con la aldea de El Rocío en Huelva y un tercero en Villaricos, en Almería.
El culto a esta divinidad, bajo estos mismos elementos, fue representado también en las monedas fenicias de Malaka, todo lo cual confirmaría a la llamada Cueva del Tesoro ubicada en el término municipal de Rincón de la Victoria (Málaga) como el antiguo Santuario dedicado a esta divinidad.
Decía Estrabón que a Malaga le asignaron el nombre de Malaka, que quiere decir Reina del Mediterráneo. Las monedas que se conservan de la antigua Malaka, nos hablan de un culto femenino. Y en algunas excavaciones arqueológicas se han encontrado monedas de cobre y bronce que llevan el nombre de Malaka en un lado, y en el otro la figura de Venus-Afrodita y una estrella. Afrodita Anadiómena, ‘ la que sale del mar’ y Malaka se fusionaron.
Los antiguos llevaban en procesión a la diosa Malac desde el santuario del Higuerón hasta lo que hoy son las playas del El Palo, allí introducían a la diosa en el mar para que bendijera las aguas. Esta tradición de la diosa Noctiluca pudo ser origen de nuestra tradicional bendición de la Virgen del Carmen. Cambiamos las divinidades pero no las costumbres.

Mirador de Orellán León

El mirador de Orellán es uno de los puntos de interés más conocido y visitado de Las Médulas. Se ubica en el último frente de explotación del sector central de la mina de oro y, desde donde se puede observar, hacia el Norte, buena parte de dicho sector, además de otras áreas de explotación, hacia el Sur, como El Couso y La Furnia. Asimismo, hacia SE y SW se puede ver también parte de la red hidráulica que conducía el agua desde los montes Aquilianos hasta el frente de explotación.
Existen otros dos puntos de interés en las inmediaciones del mirador: la Galería de Orellán y el depósito de explotación de La Horta.

(Fundación las Médulas  - León)

Río Júcar

El Júcar (en valenciano Xúquer) es un río de la península ibérica, situado en el este de España. Tiene una longitud de 498 km, atraviesa las provincias de Cuenca, Albacete y Valencia, y desemboca en el mar Mediterráneo. Era conocido como Sucro por los romanos.
Nace a 1700 msnm, en la vertiente meridional del cerro de San Felipe (Montes Universales) en el paraje conocido como los Ojos de Valdeminguete y cerca también del nacimiento de los ríos Cuervo (cuenca del Tajo), Guadalaviar-Turia, Cabriel (cuenca del Júcar) y del propio Tajo, en la Cordillera Ibérica. Puede decirse que las principales sierras de la zona limítrofe entre Cuenca y Teruel, en especial, los Montes Universales, constituyen el principal divortium aquarum o la principal divisoria de aguas entre los ríos de la vertiente atlántica y los que drenan hacia el Mediterráneo incluyendo, obviamente, a la cuenca del río Ebro con el nacimiento del río Jiloca en el subsuelo de las parameras de Pozondón (al norte de los Montes Universales).

(Wikipedia)

Omes Granizos - Aragón

“Omes Granizos” es una expresión aragonesa que se utiliza para llamar a los gigantes, hombre grandioso o ser mitológico muy grande.
Estos gigantes vivieron abundantemente en el Alto Aragón; es decir, que todas las grandes montañas de Aragón poseen en sí un gigante. Unos les llaman “Genios de las Nieves” y otros “Espíritus de las montañas”. Muchos de ellos son seres transformados en montes; es decir que son los orígenes de las montañas. Cómo la leyenda que dice que el Ome Granizo se convirtió en piedra como el Aneto.
Muchos aragoneses dicen que los Pirineos tienen un espíritu en su interior; el cuál, a veces, toma forma humana y aparece así como “Ome Granizo”.
Defienden fielmente los bosques y la fauna que habitan en ellos. Así mismo, enseñaron a los humanos a aprovechar los recursos naturales que dan la tierra y los animales.



miércoles, 23 de agosto de 2017

Los tres besos - Cantabria

En una aldea de la montaña habitaba una moza muy bella, hija única de padres muy ricos. Lucía, que éste era el nombre de la moza, estaba ciegamente enamorada de un muchacho de su mismo pueblo, llamado Miguel; éste, que también quería a la joven con toda su alma, era trabajador y honrado, pero como era muy pobre, los padres de ella se oponían terminantemente a aquellas relaciones, prohibiendo a su hija que hablara con el mozo, porque «antes la matarían que dejarla casar con él». Esta oposición paterna sirvió sólo para alentar aquellos trágicos amores, rodeando a las entrevistas de un gran misterio, que les daba un mayor encanto. Pero un día que el padre sorprendió a la muchacha, se encolerizó contra ella por su desobediencia, y, agarrándola de un brazo, se la llevó al monte del Duesu, donde existe una profunda cueva en la que mora una ánjana mala; pensó que la ánjana podría encantarla y tenerla con ella hasta que se le pasase aquel loco amor. Llegados junto a la boca de la cueva, el padre golpeó con su palo una piedra ennegrecida que había a la entrada, y al ruido salió una bruja de rostro amarillento, vestida de negro y rodeada de sapos, que infundía pavor. El padre propuso a la vieja sus deseos de dejar allí encantada a su hija, y la vieja, con una picaya retorcida que llevaba en la mano izquierda, trazó en el suelo una cruz, que luego pisó con saña, y mirando a la moza con ojos diabólicos, pronunció estas palabras: «El que contigo se quiera casar, tres besos te ha de dar: el primero en el pulgar, el segundo en el calcañar y el tercero encima del espaldar».
Y agarrando a la joven, se la entró en la oscura cueva. El novio acudió aquella noche, como de costumbre, a ver a su enamorada, y le causó gran sorpresa el que la moza no saliera a la cita-, pensando que la habrían encerrado en casa, desalentado, quedó rondando la casa de la muchacha, sin valor para alejarse. Ya empezaba a amanecer, cuando se le apareció una ánjana buena, que le dijo: «Tu novia ha sido llevada por su padre a la cueva del Duesu, para que la encante la bruja. Sólo podrá desencantarla el que le dé tres besos: uno en el pulgar, otro en el calcañar y el tercero encima del espaldar». Dicho esto, le entregó una rama de fresno, para que golpeara la piedra de la entrada, después de lo cual debía trazar con la varita cuatro cruces en el suelo, que había de besar.
El mozo emprendió inmediatamente la marcha hacia la cueva, llevando la varita oculta bajo la blusa. A medio camino se encontró a una vieja pobre, que le dijo que se había hundido el puente y no se podía pasar el río; pero el mozo le contestó que él lo pasaría y volvería a repasar con la moza. La vieja insistió que se encontraría a cuatro lobos, que le devorarían; pero él replicó que mataría a los cuatro. La vieja lanzó un bufido y se transformó en un murciélago, que salió volando.
Encontró después una mujer maravillosamente bella, ataviada con lujosos tejidos, que se le acercó, zalamera, para enamorarle; pero él cerró los ojos para no quedar prendado en sus hechizos, y le dijo: «Yo sólo amo a Lucía».
La muchacha se convirtió en murciélago y se perdió de vista.
Llegó el mozo en su camino a un verde prado, donde vio relucir unas monedas de oro; se acercó a recogerlas, y encontró oculto entre las hierbas un gran tesoro, que no le cabía en los bolsillos; se quitó la blusa y la llenó de monedas, con las que se volvió a su casa; allí cogió un saco y corrió al prado; echando en el saco mucho más oro hasta que estuvo lleno, con él se volvió a casa y lo guardó en un arca, que casi dejó llena. Con la ambición del oro se olvidó de Lucía, y volvió al prado por si encontraba más monedas. Pensó invertir todo ello en comprar grandes extensiones de terreno y se puso en tratos con varios labradores; se quedó al fin con los terrenos, y cuando fue a pagarlos, abrió el arca y la encontró llena de cenizas. Desesperado y corrido de vergüenza, huyó del pueblo, sin volverse a saber nada de él.
Mientras, la buena ánjana, compadecida de la doncella encantada, se transformó en un joven y se presentó en la cueva del Duesu, golpeó en la piedra y apareció la muchacha, a la que desencantó, dándole los tres besos, y se la llevó con ella a su espléndida mansión. Allí permaneció algunos años con Lucía, a la que no se volvió a ver en el pueblo, porque fingiendo ser madre e hija, se habían ido a vivir a un pueblo de Andalucía, donde se enamoró de la muchacha un acaudalado caballero, que la hizo su esposa.

martes, 22 de agosto de 2017

La Terraza de Thomas - Las Palmas

El restaurante que ahora dirige José Rojano pertenece a un hotel inicialmente proyectado para los ingleses que, en busca de fortuna, hacían escala en las Islas Canarias de camino a América. Ahora su menú se ha renovado, pudiendo encontrar creaciones tanto isleñas como vascas, debido al origen del cocinero.

La picaresca de las posadas

Un episodio curioso de la picaresca que se ejercía en los alojamientos del camino nos lo cuenta nuestra conocida condesa en los siguientes términos:
"Cuando quise acostarme, una criada me condujo a una galería llena de camas como si fuera un hospital. Yo sólo había pedido cuatro camas y consideré ridículo que me diese treinta, colocadas en lugar tan espacioso y ventilado,donde iba a helarme. Dijeron que aquél era el sitio más decente de la casa, por lo cual me conformé.
"Hice disponer mi cama, y cuando acababa de acostarme llamaron suavemente a la puerta. Mis doncellas abrieron y quedaron desagradablemente sorprendidas al ver entrar al posadero y a la posadera seguidos por una docena de miserables, tan andrajosos que casi iban desnudos. Aparté las colgaduras al oír el ruido para
observar lo que pasaba, y mis ojos descubrieron asombrados tan ilustre compañía.
La posadera se me acercó para decirme que aquellas buenas gentes iban a dormir en las camas sobrantes.
"-¡Cómo! ¿Dormir aquí? -le dije-. Debéis hablar en broma. "- Caro me costara -respondió- si dejase tantas camas vacías. Es indispensable, señora, si no queréis que mis nuevos huéspedes las ocupen, que os comprometáis a pagarlas.
"Podéis imaginar cuál sería mi despecho al verme de tal manera burlada. Estuve a punto de llamar a don Fernando y a los otros caballeros que me acompañaban, y que a una sola indicación mía hubieran echado por la ventana a los traficantes de aquel abuso; pero me apacigüé, para evitar las consecuencias de una situación inesperada"
"Después supe que los nuevos huéspedes eran lugareños acordados con los venteros para así burlar a oos incautos viajantes".

La Bruja de Barbares - Murillo


Voy a escribir un romance
de brujas y encantamientos
Que sucedió aquí en Murillo
en los tiempos de los tiempos.
En el pueblo de Murillo
termino de Barbares
dicen había una bruja
de mala seña y peor fe.
Los miraba sigilosa
cuando iban a trabajar,
los pillaba en su labor
de segar o de labrar.
Y les echaba el hechizo
de que volvieran al pueblo
siempre mirándola a ella
de espaldas y sin concierto.
Pues si volvían la cara
hacia el sitio equivocado
los devolvía al lugar
de donde habían marchado.
Por eso reza el refrán
en este mi pueblo amado
en termino de Barbares
que de Arrubal es lindado
donde habitaba la bruja 
la de los hechizos malos.
“Barbares, Barbares,
que van los hombres derechos 
y los vuelves del reves”

(Carlos Quintana)

Astarté - Diosa celta

La diosa Astarté es el nombre griego de la principal diosa de la costa ibérica de influencia fenicia, la diosa semítica (Ashtart). Diosa del Agua que reina en el mundo celeste, en el terrestre y en el subterráneo, Se constata su culto en las costas levantinas y andaluzas, y el papel que, en estas celebraciones, desempeñaba el agua en relación con los ritos de fertilidad. Los fenicios, principalmente los que provenían de Tiro, extendieron su veneración en la colonia de Gades fundada en torno al 1100 a.C. Su culto se extendió rápidamente entre las poblaciones tartésicas, que la aceptaron sin dificultad, gracias al recuerdo aún fresco de la adoración, en el 2º milenio a. C., a una Diosa Madre de la fecundidad, posiblemente Ana – Ataecina. Según la mitología, la diosa Astarté huyendo de la persecución amorosa de Hércules, fundador mitológico de la ciudad de Sevilla, fue a refugiarse a la orilla occidental del Guadalquivir fundando Triana
La ciudad de Astapa, posiblemente Puente Genil, deriva del nombre de la Diosa Astarté (ast = agua, río, corriente y apa = ciudad de manera similar a Astorga) ciudad de la Diosa del Agua. Estrabón, en su libro III, habla de una serie de santuarios a lo largo de la costa de Cádiz, que pueden identificarse con templos de navegantes que profesaban su culto, por lo que se habla de que en Hispania, Astarté era considerada protectora de los marinos. Desde las costas, las influencias llegarían por el interior hasta las provincias de Extremadura,  Ávila y Segovia.

Epona - Diosa celta

Epona o Épona es la diosa celta de los caballos, de la fertilidad y de la naturaleza, asociada con el agua, la curación y la muerte indistintamente, comparable a Cibeles.
Es original de la mitología gala, y en Irlanda se le conoce como Edain. Su equivalente en la mitología galesa es Rhiannon, esposa de Pwyll, obligada a llevar a las visitas de su marido en forma de yegua hasta el interior del palacio. Asimismo es conocida como Rosette. Su asociación con la muerte se debe a la antigua creencia de que los caballos eran guías de almas, de uno a otro mundo. A veces, también por esta asociación se la representa con una llave, un mapa o un plano, para guiar a los muertos hacia el cielo.
Se la representa sentada a lomos de un caballo, de pie en medio de una manada de caballos o alimentando a los potros, y en la Galia como una ninfa acuática u ondina. Su atuendo es de largos ropajes, cubierta con un manto sobre la cabeza y una diadema, aunque a veces puede ir desnuda. El nombre Epona deriva de la palabra céltica Epos, caballo, y fue identificada con la deidad Iccona. Puede tomar aspecto de yegua. Sus atributos principales son una pátera (un cuenco de poco fondo que se usaba en los sacrificios antiguos), cestas de fruta o cereal y la Cornucopia o cuerno de la abundancia entre las manos, posiblemente un añadido romano a su iconografía.
Su culto se extiende desde Roma hasta el Danubio, particularmente en la Galia, Bulgaria, Rumania, Renania, Bretaña, Yugoslavia y Roma. También en España era venerada la diosa Epona, como lo atestigua una inscripción existente en la portada de la iglesia de Paramio de Zamora en la que puede leerse: "... DVERIA EPPONE RITIS", posiblemente del siglo II de nuestra era, y que podría hacer referencia a las aportaciones que debían hacer las gentes de las tierras del Duero para sufragar los ritos en honor a la diosa. Esta inscripción tiene la particularidad de que presenta el nombre de la diosa con doble P, lo que no sucede con otras inscripciones en la Península Ibérica. También se encuentra documentado como Epona en Lara de los Infantes, Burgos, y en la forma Epane entre el antiguo pueblo cántabro según se atestiguó en el Monte Bernorio de Palencia.
Se convirtió en la deidad preferida de la caballería romana, y de hecho se conocen monedas en las que se muestra a la diosa con cabeza de caballo e imágenes suyas que adornaban las caballerizas y los establos. Además de ser venerada en el ejérctio, era una divinidad doméstica, como diosa de la abundancia o la prosperidad.
Fue la única diosa gala del panteón romano. Existía un festival en su honor el 18 de diciembre, en la propia Roma.

Faro de Punta Sabinal - Almería

Podemos disfrutar de las playas del Poniente, o de la belleza del Parque Natural Punta Entinas-Sabinar, y seguir caminando hasta el faro de Punta Sabinal. Así, llegamos a un terreno completamente deshabitado, en medio de la costa y su maleza, donde la estética del faro solo se rompe por algunas antenas que acampan por la zona. Pero quitando todo eso, nada más importa ante la bonita estampa que se te ofrece al recorrer el camino asfaltado que desemboca en la torre, alzada imponente hacia el cielo desde 1863.

(Termómetro turístico)

Laurisilva canaria - La Gomera

La laurisilva canaria es un tipo de bosque subtropical presente en algunas de las islas Canarias. Está muy emparentado con otras formaciones boscosas comunes en el resto del espacio biogeográfico denominado la Macaronesia. Lo conforman especies arbóreas de la familia de las lauráceas, que junto al Fayal-Brezal compone el denominado monteverde. Presenta suelos profundos y es característico de las medianías (entre 600 y 1.500 m de altitud) a barlovento (orientadas al norte) influidas por las brumas de los alisios, carentes de heladas, con precipitaciones de 500 a 1100 mm y una temperatura media anual de entre 15 y 19 ºC.

Origen
Este bosque se extendía durante el período terciario, hace más de 20 millones de años, por una amplia zona de la cuenca del Mediterráneo. Posteriormente, las glaciaciones que tuvieron lugar a finales de dicho período y durante buena parte del cuaternario fueron desplazando la laurisilva hacia regiones más templadas del sur, donde las condiciones eran más propicias para su supervivencia, asentándose de este modo en el norte de África y en los archipiélagos macaronésicos. Al concluir las glaciaciones, comenzó la extensión de los desiertos en África septentrional, por lo que este tipo de bosque quedó reducido a aquellas áreas, que actúan como bordes entre la zona templada y la intertropical (la Macaronesia). A lo largo de millones de años, este bosque ha sufrido muy pocas transformaciones evolutivas, por lo que es una reliquia viviente de las formaciones vegetales que cubrían gran parte de Europa durante el Terciario.

Gomera
Actualmente las mejores representaciones de los bosques de laurisilva canaria se encuentran en Parque Nacional de Garajonay en La Gomera, declarado Parque Nacional en 1981 y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1986; el Canal y Los Tilos en La Palma, declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 1983; en el Parque rural de Anaga, declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO y en el Monte del Agua dentro del Teno ambos en Tenerife. La isla de Gran Canaria presenta pequeños reductos degradados, como Los Tilos de Moya dentro del Parque Rural de Doramas, debido a que sus antaño grandes bosques fueron talados en el siglo XIX para conseguir madera con que abastecer a los vapores que recalaban en el Puerto de La Luz y de Las Palmas. Igualmente la zona alta de El Golfo en El Hierro también cuenta con zonas de laurisilva degradada.
Otras formaciones boscosas muy parecidas se encuentran en los archipiélagos portugueses de Azores y Madeira y en el Parque Natural Los Alcornocales, en el extremo meridional de la península ibérica, único lugar de la Europa continental que cuenta con una zona de laurisilva.

lunes, 21 de agosto de 2017

El ramidreju - Cantabria

El ramidreju es una criatura fantástica de la mitología cántabra, descrito como híbrido de la monuca galana (comadreja) y de la rámila (garduña), delgado y largo, con piel rayada de negro y verde, y con cara de jabalí y ojos amarillos.
Fue descrito por el cantabrista Manuel Llano, según un relato en el que dice haber oído a un vecino de Viaña (Cabuérniga) hablar de él. En él se dice que el ramidreju nace cada cien años, excava profundas galerías, y su hiel -que es bebida por las anjanas en el valle de Cieza- posee la capacidad de curar todas las enfermedades y desvelar tesoros ocultos. Llano dice ser Viaña, el único lugar de Cantabria donde ha tenido noticia de esta leyenda folclórica.

La llave de Miquelete

Historia
La llave de Miquelete fue la respuesta a la petición de Carlos V tras la campaña de Argel (1541) en que el viento y la lluvia impidieron disparar sus arcabuces (tanto de rueda como de mecha), haciendo volar la pólvora el primero (al abrir la cazoleta para encender la pólvora) o mojando la misma y apagando las mechas la segunda.
Al menos, en algún momento antes de 1570 (o antes de 1567 si aplicamos el tiempo pasado de la narración), existía ya un modelo operativo de "llave de rastrillo" ("llave de Miquelet"). Su invención tiene una fecha muy bien delimitada por una referencia de su uso muy común en Játiva y Valencia con anterioridad al 1570, dado que los hechos de armas que relata Ginés Pérez de Hita en Guerras civiles de Granada -... su escopeta de rastrillo...tuvieron lugar durante la Rebelión de las Alpujarras sofocada el 1571.
Hubo prototipos desarrollados por varios fabricantes de armas entre ellos la familia Marquart (armeros reales de Madrid), en el estilo de la llave de patilla o llave de rastrillo que hoy se conocen genéricamente a nivel mundial como "llave de Miquelet".
La "llave de Miquelete", con su rastrillo y tapa de cazoleta combinados, era el último nivel de innovación que faltaba para hacer posible el snaphance estándar. Resultó ser así la precursora y compañera de todas las designadas con el nombre genérico de llave de chispa.
Se produjeron dos variantes principales de la "llave de Miquelet" : La llave de patilla , donde el resorte principal empujaba hacia arriba el talón del pie del martillo y los dos fiadores actuaban contra el dedo del pie del martillo. La otra variante fue la italiana, donde todo iba al revés: el resorte empujaba hacia abajo la punta del pie del martillo y los fiadores actuaban contra el talón del pie del martillo.
Características
Los fiadores de acción lateral, a través de la uña de bloqueo, junto con el resorte externo en forma de "V" y el anillo-tornillo de la mordaza superior son las características más importantes asociadas con la "llave de Miquelet" . Los expertos coinciden sin embargo, que los fiadores de acción lateral son la verdadera característica que definen la familia, ya que algunas variaciones de la "llave de Miquelet" no tienen el resorte externo y/o el gran anillo-tornillo superior de la mordaza.
Rastrillo de una llave de Miquelet.
Otra característica aparentemente omnipresente en la "llave de Miquelet" era la cara estriada de la tapa del rastrillo, o dicho de otro modo, las ranuras verticales del rastrillo.
Inicialmente, toda la cara estriada era una placa desmontable con un encaje de cola de milano y, a menudo iba atornillada al rastrillo. Esto permitía la sustitución de las piezas gastadas sin tener que rehacer o cambiar el rastrillo entero.
La cara estriada desmontable pasó de moda en torno a 1660-1675, la sustituyó el ranurado directo en la cara del rastrillo, probablemente propiciado por un tratamiento térmico mejorado en el temple del mismo.
El estriado fue en gran medida eliminado por la influencia francesa en los armeros de Madrid alrededor de 1700. Sin embargo, la práctica de utilizar la cara estriada de tipo tanto desmontable como fijo, continuó entre los armeros de Ripoll, así como en los armeros del norte de África y de los dominios otomanos.

Plaza de toros de Almagro

Existe el proyecto referente a la recuperación, rehabilitación y restauración de la Plaza de Toros situada en el santuario de las Nieves, lugar emblemático para Almagro “siendo un sueño hecho realidad el verla como aparece en algunas referencias gráficas antiguas”.
Para conseguir esta actuación sobre el coso del santuario almagreño, el presidente de la Diputación de Ntra. Sra. de las Nieves de Almagro, ha continuado con los contactos iniciados hace algún tiempo con la Unión de Plazas Históricas, “una organización que se encarga de velar y proteger el patrimonio de las plazas de toros construidas antes del año 1800”.
Según comentó Higinio Soto, la Unión de Plazas Históricas celebrará  una reunión donde se tratará el tema del apoyo a la restauración de la plaza del santuario almagreño, “tomándose una decisión al respecto, siendo los informes muy favorables, aunque será necesario el apoyo del pueblo de Almagro ante una actuación de tal magnitud sobre una arquitectura de estas características”.
Por último, cabe destacar igualmente el entusiasmo y apoyo mostrado por asociaciones taurinas de Almagro tales como la Peña Taurina “Curro Romero” o el Taller de Tauromaquia, además de empresas y particulares, así como organismos oficiales como el propio Ayuntamiento de Almagro.
Excmo. 

(Ayuntamiento de Almagro)

Origen del Río Miño - Concello de Meira

Cuentan las leyendas a cerca del nacimiento del Miño, que en aquellas tierras vivía una vieja maga llamada Irimia que se llevaba mal con los monjes del convento. Un día, mientras vigilaba su ganado fueron los monjes a cobrarle los impuestos que nunca pagaba, y ella para defenderse comenzó a tirarles piedras para echarlos de sus fincas, por lo que los monjes decidieron quedarse con sus tierras ricas en fuentes para mantener a su ganado.
La hechicera les echó una conjuro y cubrió el nacimiento del Miño con piedras muy grandes hasta el fondo de su finca, para que no pudiesen ir al agua. “Nunca podréis probar la primera agua de este río porque es miño”
Es por eso que el Pedregal le de la nombre al nacimiento del Miño, en “O Pedregal de Irimia”.

(Concello de Meira)

domingo, 20 de agosto de 2017

Doña Ana de Córdoba

Los estados de Baena y Cabra pertenecieron en tiempos a doña Francisca de Córdoba, viuda y muy rica, que vivía en el castillo de Cabra con su sobrina Ana. La educó desde su infancia y le sirvió de consuelo en su soledad. Cuando la niña se hizo mujer, su tía decidió casarla. Ana, bondadosa y dócil, siguió los consejos de su tía. Según ésta, su marido debería ser Juan de Guzmán, conde de Teba. El prometido fue presentado a la novia y pronto se arreglaron las bodas.
En el mes de febrero se celebró el matrimonio de doña Ana de Toledo y don Juan de Guzmán. Después de grandes fiestas, doña Francisca, la duquesa, se retiró a Baena, para dejar en libertad a los recién casados, y estuvo ausente de aquel castillo más de un año, pues se dedicó a visitar sus territorios, y éstos eran muy extensos. A su vuelta, la sobrina había tenido una niña, a la que se impuso el nombre de Ana de Córdoba. Doña Francisca, que había fijado su residencia en Baena, se la llevó consigo, y desde pequeña la educó de la misma manera que educara a la madre. La niña reunía excelentes cualidades; pero especialmente se dedicaba a las prácticas religiosas con más entusiasmo que a otras tareas.
Cuando sólo contaba doce años, le advirtió a su tía que deseaba ir al convento de San Martín de Cabra para consagrarse a Dios. Doña Francisca trató de disuadirla; pero como por entonces fuese destinado a Oran el padre de la niña y debieran acompañarle su esposa y su tía, decidieron dejar a la niña en este convento mientras ellos se ausentaban. Allí había de estar bien atendida, y cuando ellos volvieran saldría de nuevo al mundo y la casarían con algún aristócrata digno de su rango y de su linaje.
Ana de Córdoba, que sólo tenía doce años cuando ingresó en el convento, pasó en él los años más felices de su vida. Pronto hizo amistad con una novicia de su misma edad y le hizo saber que, a su tiempo, cuando sus padres volvieran de Oran, ingresaría en la orden como ella. La amistad entre ambas niñas fue creciendo, hasta que se convirtió en cariño fraternal.
Una mañana, después de oír misa, se le acercó su amiga Francisca Cortés y le dijo que tenía carta de sus padres. Ana leyó ávidamente la misiva y se llenó de alegría al saber que le anunciaban su próximo regreso.
Efectivamente, a los pocos días llegaron su tía y su madre. Su padre había tenido que quedar en Oran, pues su cargo le retenía.
Cuando Ana las recibió en el convento venían muy alegres y creyó que era un buen momento para comunicarles su decisión. Pero al conocerla se pusieron furiosas y le aseguraron que le traían la felicidad y que ésta era muy distinta a la que ella deseaba. La madre le dijo: «El hijo del duque de Arcos, hoy marqués de Zahara, es un joven apuesto y digno de ti, y es el que te destinamos por esposo. Venimos locas de alegría a traerte esta noticia». Ana, no bien hubo oído estas palabras, cayó desmayada en brazos de su madre.
Las dos damas, preocupadas por el estado de la niña, la dejaron en el convento algún tiempo más; pero quedó fijada la fecha de su vuelta al palacio de Cabra. Durante este tiempo Ana empezó a enfermar. Sus grandes ojos azules se hundieron y su rostro tomó una palidez mortal. El confesor, como era aún muy niña, le aconsejó que obedeciera a su madre y que se trasladara a su lado, como era su deseo. Y así, en efecto, ocurrió.
Un día se despidió del convento y en especial de su amiga Francisca Cortés. La separación de esta hermana le produjo tal dolor, que desde que dejó de verla no volvió a lucir la alegría en su rostro.
En el castillo de Cabra se la recibió con todo cariño. Su madre y su tía se desvivían por ella. Pero estos cuidados parecían matarla, sobre todo cuando un día recibió la visita de su prometido. Desde aquel día cayó enferma, y el mal la fue devorando lentamente. Todo era tristeza en palacio. Se enviaron cartas urgentes al padre, pues la gravedad de la niña hacía esperar un trágico desenlace.
De nada sirvieron todos los cuidados médicos; Ana de Córdoba murió al poco tiempo, sin que su padre pudiera verla expirar.
Desde entonces en el castillo de Cabra reinó la mayor desolación. El padre, enloquecido al saber la muerte de su hija, se separó de su mujer, por creer a ésta la causante de su muerte, y volvió a África, donde terminó sus días luchando contra los moros.
Doña Francisca y doña Ana de Toledo se retiraron al monasterio de San Martín, y desde entonces este convento fue uno de los más ricos de Cabra, ya que pasaron a él todas las posesiones de esta linajuda familia.

(Leyendas de España - Vicente García de Diego)