La diosa Ataecina era la Gran Diosa ibérica venerada en la región regada por el Guadiana, si bien recibió culto en otras áreas más apartadas. Es el nuevo avatar de la ancestral diosa Ana. Se cree que el nombre de Ataecina proviene del nombre celta ate gena, “nacida de nuevo” o «renacido». La diosa Atecina, (Ataegina, Ategina, Adaecina, Adegina… depende de la zona) fue una deidad ctónica adorada por los antiguos ibéros, lusitanos, carpetanos celtas y celtíberos en la Península Ibérica, una de las deidades ibéricas más importantes , adorada en la época del Bronce, a la que se rindió culto prácticamente en toda la Península Ibérica antes y durante la ocupación romana, al menos en los tres primeros siglos del Principado.
Tiene las mismas o parecidas funciones que la Perséfone griega o la Proserpina latina, y de hecho en varias inscripciones aparece sincretizada con esta como Araeciba-Proserpina como en la aparecida junto al pantano romano de Mérida. Las antiguas poblaciones de la Península Ibérica, se refieren a ella como Domina Dea Sancta, la “Señora Diosa Santa”. Es abundante la presencia de ermitas dedicadas a la Virgen, la cual suele aparecer bajo el nombre de Virgen de la Fuente Santa (o simplemente de la Fuensanta),
Tiene las mismas o parecidas funciones que la Perséfone griega o la Proserpina latina, y de hecho en varias inscripciones aparece sincretizada con esta como Araeciba-Proserpina como en la aparecida junto al pantano romano de Mérida. Las antiguas poblaciones de la Península Ibérica, se refieren a ella como Domina Dea Sancta, la “Señora Diosa Santa”. Es abundante la presencia de ermitas dedicadas a la Virgen, la cual suele aparecer bajo el nombre de Virgen de la Fuente Santa (o simplemente de la Fuensanta),
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