Se conservan antecedentes de construcciones particulares desde 1797.
Tradición.—En esta calle tenía su casa a fines del siglo XV, y murió en ella el año 1500, un caballero llamado D. Juan Alvarez Gato, que fué mayordomo de doña Isabel la Católica.
Existe otra tradición que, por lo original, no queremos pasar en silencio.
Dícese que esta calle se denomina del Gato por haber sido un coto redondo este sitio, con abundante caza, y haber cogido en él un enorme gato montes, cuya piel sirvió para hacer unas botas al Gran Capitán, regaladas por el cardenal Cisneros, y enteramente iguales a las que gastaba Carlomagno en sus constantes expediciones. Estas botas tenían el inconveniente de que hacían aguas en ellas todos los gatos que las olían, lo cual llegó á incomodar de tal modo a Gonzalo de Córdoba, que las regaló a su ayuda de cámara, y éste las vendió á un numismático de París. Hay quien acomoda esta tradición á una plazoleta llamada del Gato, que existía en la calle de Amaniel; nosotros encontramos la fábula tan destituida de fundamento en uno como en otro lugar.
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