Hace mucho que Mallorca dejó de ser La isla de la calma, según rezaba el libro del pintor Santiago Rusiñol. Hoy tal remoquete lo heredaría Dragonera, sexta de las islas baleares en extensión. Ahora que hace 40 años de tanta efeméride, es momento de recordar la ocupación de la isla el 7 de julio de 1977 por activistas contrarios a su urbanización. El hoy parque natural, a 2,7 kilómetros de San Telmo, parece desgajado de la sierra de Tramontana, al guardar la unidad de escala. Litoral escarpado que atesora la colonia de halcones de Eleonor más copiosa del Mediterráneo occidental.
No puede faltar la visita del faro de Tramuntana, que alberga una exposición sobre los faros isleños. Si después queremos ir al faro de Llebeig –cita ineludible en septiembre y octubre para ver halcones cazando para sus crías- completaremos unos 12 kilómetros de caminata. La cumbre, Na Pòpia (353 metros), donde se yergue el antiguo faro, es mejor no subirla, por los rigores de la caloreta, en julio y agosto. Llevar agua y sombrero.
El paso en llaüt de 1952 tiene su encanto. Primera salida a las 9.50. A las 17.00 todo el mundo tiene que haber abandonado la isla.
(El País)
De todo un poco. Leyendas, tradiciones e historias curiosas de todas las regiones de España. Unas son verdad y otras no tanto.
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