Un paseo por su casco histórico y el placer de sus platos típicos serán suficiente para conquistar al visitante que, además, se sentirá como en casa gracias a la estupenda acogida de las gentes de Coria.
Hay documentos que hablan de una Coria prerromana, conocida Caura hasta que en el siglo I a. C. los romanos la convirtieron en Caurium. En época visigoda, Coria se constituye en sede episcopal. Los árabes dominan la ciudad desde el 711 hasta que Alfonso VII la reconquista en 1142 y vuelve a convertirse en sede episcopal. En los siglos sucesivos Coria destaca por aportar a la exploración de América un gran número de hombres o por ser el lugar donde se realizó el primer incunable de Extremadura, en 1489. En el XIX Coria se convierte en municipio constitucional y no fue hasta 1959 cuando la sede episcopal se traslada a Cáceres, aunque se mantiene la cátedra diocesana.
El mejor punto para iniciar el paseo y adentrarse en las calles de Coria es a través de la muralla entrando por la puerta de San Pedro, conservada como en tiempos romanos, al igual que la puerta de la Guía. Cerca encontramos el Convento de la Madre Dios, con un bonito claustro renacentista y un interior que merece ser visitado, y la Iglesia de Santiago de estilo barroco (s. XVI-XVII), ya muy cerca de la Plaza de España. Seguimos caminando hasta dar con uno de los monumentos más señalados de la localidad, la Catedral de Santa María de la Asunción en la que nos detendremos para admirar su fachada, con elementos platerescos, o su torre y sus dos portadas, obra de Churriguera. Ya en su interior destacan el retablo mayor del XVIII, el coro o las rejas de la capilla mayor. También merece ser visitado su Museo Catedralicio. Desde aquí podemos acercarnos al Castillo de Coria (s XV), construido sobre la muralla. También merece verse el puente de piedra que, con su cauce seco, fue el causante de la expresión popular "bobo de coria", aplicada en un primer momento al que decidió construir un puente sin río. En realidad sí hubo río, el Algón, que pasaba por debajo hasta que en 1590 una fuerte riada aguas arriba desvió su cauce y lo alejó del puente. Más tarde alguien decidió personificar al ilustre "bobo" en el bufón Juan de Calabazas, natural de Coria, pintado por Velazquez cuando éste ofrecía sus servicios en la Corte de Felipe IV. Así el cuadro terminó por titularse "El bobo de Coria".
Este patrimonio, el más destacado de la localidad, se completa con otros importantes monumentos como el barroco Palacio Episcopal, la Ermita de Nuestra Señora de Argeme, el Palacio Ducal o el Museo de la Cárcel Real. No podemos dejar de mencionar otra de sus señas de identidad y parte de su patrimonio como son los Sanjuanes, fiesta declarada de Interés Turístico de Extremadura y la celebración más importante de la ciudad. Sin duda un buen momento para disfrutar de las tradiciones, la hospitalidad y el buen comer que ofrece Coria. Si se prefiere épocas más tranquilas pero igualmente señaladas y tradicionales recomendamos vivir la Semana Santa de esta localidad extremeña.
(Turismo Extremadura)
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