La torre de San Paio de Narla, en Friol (Lugo), tiene sus leyendas como muchas otras torres y castillos de Galicia. Una de ellas es la de la "A Cova da Serpe", que da nombre a un monte que alcanza a Ia provincia de A Coruña, cerca de Sobrado dos Monxes.
Uno de los señores de aquella torre o castillo tenía una hija, llamada Berta o Benta, que gustaba de pasearse a caballo por las tierras que rodeaban el castillo sin alejarse mucho de él, para recrearse contemplando el paisaje y, algunas veces, incluso hablar unos momentos con algunas de las hijas de sus vasallos, muchachas de su edad; costumbre frecuente por aquellos tiempos en que no había otros entretenimientos sino muy de tarde en tarde.
Aconteció cierto día que la yegua que montaba la hidalguita se asustó y echó a correr desbocada, sin que la joven pudiera dominarla ni contenerla. Pero un joven campesino saltó al camino desde la cerca de un labradío, agarró fuertemente el freno de la yegua y con un vigoroso esfuerzo, la detuvo.
La heroicidad del muchacho, o quizá más que nada su varonil apostura, hizo que la doncella se enamorase de él. Por su parte, el joven campesino vio en la hidalga como una hada hermosísima que lo dejó cautivado.
Los dos jóvenes volvieron a verse; sentados a la sombra de los robles de una carballeira, se hablaban, enamorados y dichosos, olvidando su desigual condición.
Pero el señor de San Paio, don Lopo das Seixas, se enteró en seguida de aquellos amores de su hija con el mozo labriego, su vasallo y amenazó a su hija con un serio castigo si no ponía fin a aquella desatinada amistad, que para él era un ultraje a la hidalguía de sus torres.
Benta, amante y arriesgada, puso en conocimiento del muchacho las amenazas de su padre, y entre llantos y besos, ambos determinaron huir a través de los montes en busca de un refugio en otras tierras.
El señor das Seixas, al darse cuenta de que su hija había desaparecido, ordenó inmediatamente que salieran algunos escuderos y hombres de armas de la torre para perseguir a los fugitivos, dar muerte al galán y volver al castillo con Benta.
Los amantes, sabiéndose perseguidos al oír el galopar de los caballos, se ocultaron en una cueva que descubrieron en aquel monte. Pero quedaron aterrados al encontrarse con una gran serpiente que levantaba su repugnante cabeza hacia la joven. EI muchacho empuñando un puñal, se interpuso e intentó cortar la cabeza al reptil, que esquivó el ataque y se enrolló ligero y sin temor en torno del joven, privándole el movimiento y la acción.
La lucha fue terrible entre el hombre y la sierpe; la hidalguita miraba aterrorizada la desigual pelea. Por fin, el robusto mozo alcanzó a la serpiente con un certero golpe en la cabeza; pero ya era tarde porque las mordeduras del reptil y la presión del escurridizo cuerpo que comprimía el suyo, le asfixiaron y Ie causaron la muerte.
Guiados por los gritos y sollozos de la joven, acudieron a la cueva las gentes de don Lopo, que recogieron a la despavorida Benta y la condujeron a la torre de Narla.
Por eso le llaman al monte "Monte da cova da serpe", en recuerdo del drama que allí se desarrolló, conservado por la tradición legendaria.
(Galicia Dixital)
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