Extensión: 0,019 kilómetros cuadrados
Altura máxima: 87 m
Distancia a la costa marroquí: 0 m.
Aquí el caso es exactamente el contrario que en el de las islas Chafarinas. Si bien éstas eran penínsulas o peñones que se convirtieron en islas por inclemencias del subsuelo marino, este caso es particular, puesto que, tras un terremoto en 1930, lo que era una isla pasó a estar unido a tierra, creándose una nueva frontera entre Marruecos y España. Actualmente, esta frontera la marca una cuerda de color azul un tanto arbitrariamente situada, puesto que, por su reciente aparición, no figura en ningún tratado hispano-marroquí. No hay aduanas, ni control de pasaportes... no hay nada salvo una cuerda en la arena. Su nombre proviene de la vecina región marroquí de Gomara, de la que formaba parte.
Este enclave pertenece a España desde 1508, y se ha mantenido ininterrumpidamente bajo control español desde 1564. Se conquistó y arrebató a los piratas berberiscos que traían de cabeza a los buques españoles que navegaban por la zona y ha sido escenario de varios asedios y ataques, durante los cuales la guarnición militar que lo custodiaba tuvo que escapar por alguna de las cuevas que existen. Ha soportado pestes, incursiones de invasores rífenos, sublevaciones de presos... e incluso ha sobrevivido a una proposición del Congreso de España de 1872 de abandonarlo o de volarlo con dinamita. También sobrevivió a la guerra entre España y Marruecos, aunque en 1922 tuvo que ser abastecido con submarinos debido al asedio al que le sometieron los habitantes del Riff.
Llegó a albergar a más de 400 personas, pero ahora sólo acoge a unos cuantos militares de la sección de Regulares y a algún que otro civil: un panadero, albañiles, etc.
Todo el peñón es un queso de gruyere: su interior ha sido utilizado como presidio y se pueden ver hoy día los calabozos, sellados por verjas. Aparte de esto, algún torreón fortificado, un par de plazas y alguna calle empinada, el cementerio y, sobre todo, un mirador desde el que se contempla, dicen, una preciosa y sobrecogedora vista de la accidentada costa del Riff marroquí, son los atractivos turísticos que las, ejem, innumerables guías de viaje que hablan de este peñón mencionan.
Si alguien quiere ir por allí, tiene dos opciones: o bien coge la carretera de Tetuán hasta el pueblo de Rouades y, una vez allí, ir hacia la playa de Badis, unos 15 km de carretera de tierra... o le pregunta a uno de los cuatro asaltantes que a finales de agosto de 2012 subieron al peñón con la idea de izar la bandera de Marruecos, creando un nuevo conflicto entre los estados español y marroquí en el contexto de las reclamaciones que este país efectúa constantemente a estas plazas de soberanía españolas junto con Ceuta y Melilla.
Como dato curiosísimo, la unión de la isla a través del istmo que vemos en la actualidad creó el área fronteriza entre dos estados más pequeña del mundo. Hay que tener en cuenta que España y Marruecos comparten también frontera en Ceuta y en Melilla, pero como línea de unión entre dos estados, no hay otra más pequeña en todo el planeta: tan solo 85 metros.
En el caso del Peñón de Vélez de la Gomera... hasta Google Maps reconoce la soberanía española.
(Blog de las banderas)
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